CARACAS.- Con pasos firmes, voz imponente y una caracterización que emula a Úrsula Hilaria Celia de la Caridad de la Santísima Trinidad Cruz Alfonso, mejor conocida como Celia Cruz, la artista venezolana Eukaris Figueroa presenta La Guarachera Del Mundo, un musical que relata las dolencias, carencias, vivencias y todo aquello que experimentó una las intérpretes más importantes de la salsa en el siglo XX.
Para materializar esta pieza, a Eukaris Figueroa le tomó ocho años producir y dirigir su propia obra. Obra que ahora muestra unipersonal y con la que el público viaja -a través de los éxitos más sonados de la cubana- entre alegrías, risas, nostalgias y llantos.
Desde su debut, en 2016, La Guarachera Del Mundo se ha presentado en diversos escenarios de Venezuela e incluso llegó a Panamá. DIARIO LAS AMÉRICAS conversó con la artista venezolana, quien también es cantante del género tropical y se conoce como La Nena Sexy de la Salsa.
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La artista venezolana Eukaris Figueroa interpreta a Celia Cruz en el musical La Guarachera Del Mundo.
Cortesía/Durgari Monzón
¿Cómo surge la idea de rendir tributo a Celia Cruz y cuánto tiempo te llevó materializar el musical?
Yo comencé mi carrera como salsera, yo soy una figura de la salsa desde 2008, pero desde el mismo momento que decidí lanzarme como cantante fui al panteón de Celia Cruz, en Nueva York. Allí, le llevé rosas y en ese momento le pedí permiso y la bendición para incursionar en este género tan difícil como lo es el de la salsa.
Aunque ella (Celia Cruz) es mi maestra, mi profeta, mi profunda admiración, para ese momento que fui a su panteón yo no estaba preparada para hacer lo que hago ahora. Sin embargo, inicié mi carrera artística e hice mis producciones de salsa romántica con la mirada puesta en mi sueño: rendirle tributo.
Fue en el año 2016 cuando consideré que ya estaba lista y dije: 'tengo tarima, tengo conocimiento y aquí va a comenzar este sueño'.
Siempre estuve investigando acerca de su vida, les pregunté a las personas que estuvieron cerca de Celia, indagué acerca de sus anécdotas y cualquier cantidad de hechos. En pocas palabras, me dediqué a investigar para conocer a fondo qué era cierto y que no. Allí, comenzó mi trabajo.
Luego, ubiqué a un dramaturgo y le dije: 'mira, yo quiero una obra de teatro musical para Celia Cruz, pero contada desde mi propia perspectiva'. Y le enfaticé que quería escribirla y desarrollarla yo. Tuve la fortuna que inicié con dos grandes actores de Venezuela, que fueron mis maestros, Javier Vidal y Carlos Cruz. Ellos comenzaron en la primera temporada del musical conmigo.
Al comienzo era una producción más ambiciosa con 18 músicos, pero luego preparamos un formato más íntimo y más comercial porque un teatro no da para pagar una orquesta tan grande.
¿Cómo ha sido la receptividad del público hasta ahora?
La receptividad del público ha sido maravillosa. La pieza se ha presentado con la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, en el Teatro Municipal. Además, la llevé al Trasnocho Cultura, al Celarg (Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos) y a varios espacios culturales.
También, estuvimos en Panamá y el público quedó fascinado.
Luego de la pandemia (COVID-19), preparé un formato -digamos- unipersonal para salas más pequeñas como esta (Centro Cultural BOD, en Caracas) con dos músicos (una violinista y un tecladista)... ha sido una labor maravillosa.
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La artista venezolana Eukaris Figueroa interpreta a Celia Cruz en el musical La Guarachera Del Mundo.
Cortesía/Durgari Monzón
¿Qué aprendizaje te han dejado los cambios que ha experimentado el musical?
Como artista me ha enseñado que, a pesar de que Celia Cruz tiene 20 años de muerta, el público la sigue recordando con el mismo cariño; eso, es totalmente gratificante.
Por lo menos a mí me da mucha satisfacción que siempre las mamás o las abuelas que ven el espectáculo salen reviviendo emociones. Me dicen: 'mira, me remonté a mi época'. Mientras que los jóvenes también les encanta la música.
Todo eso me queda en el corazón y me satisface mucho.
Como artista, ¿qué enseñanza rescatas de Celia Cruz?
Su imponente presencia. Siempre fue ella y no tuvo que doblegarse a ser otra persona. Que no era para complacer a nadie. Ella se presentó y se vendió tal cual era y el público la respetó y la aplaudió. Creo que eso es muy loable y así tiene que ser; es decir, yo no tengo que cambiar para gustarle a cierto tipo de segmento de personas.
Yo con todo mi cariño y mi corazón presento lo que yo soy en cualquier tipo de público, el de menos o más target. Que la gente pueda apreciar eso, creo que es un gran aprendizaje.
En la pieza hablas del rechazo que llegó a tener Celia Cruz al comienzo de su carrera, ¿tú has vivido una experiencia similar?
Lo he sentido más por el hecho de ser mujer, pero lo he sabido afrontar con resistencia.
He tenido que ser un hombre más (desde la actitud), pero con esto no quiero decir que me enorgullece comportarme como un hombre más; aunque, es la única manera de tener respeto.
Entonces, cuando trabajas en un medio donde los hombres predominan -y en mi caso que yo soy la vocalista y me toca trabajar con 15 músicos varones-, para que no se vaya alguna situación más allá, impera mi carácter.
(Siempre digo que) aquí tiene que haber respeto, tiene que haber disciplina, compromiso y personalidad. Y así la gente me tiene que ver y considerar: con el respeto que yo les doy. Ha sido una estrategia para que me consideren como una artista mujer.