“No soy mejor ni peor actor por haber interpretado a Juan, pero si le debo mucho y de hecho hay muchos productores y directores que me han visto con diferentes ojos después de este trabajo, y me han llegado guiones que no me llegaban”, expresó Gutiérrez a DIARIO LAS AMÉRICAS.
Dirigido por Alberto Rodríguez, el filme narra la historia de dos adolescentes que desaparecen de un “pueblo de mala muerte” en la Andalucía profunda a finales de los años 80. Juan, un oficial de la antigua policía de la dictadura franquista, está a cargo de la investigación, mientras su colega, Pedro, interpretado por Raúl Arévalo, le secunda.
Javier Gutiérrez y Raúl Arévalo protagonizan La isla mínima. (CORTESÍA).
Gutiérrez supo que quería interpretar a Juan desde que leyó el guión, pues afirmó que un personaje e historia de tal dimensión no llegan a menudo a las manos de un actor.
“No es fácil que a uno le lleguen guiones tan bien armados, tan bien construidos, con personajes tan interesantes y dirigidos por directores de primer nivel”, expresó.
Luego añadió: “Entonces, la primera impresión fue que quería trabajar en esa película como fuese. Quería hacer ese personaje y contar esa historia. Ya olía que podía ser muy potente en manos del director, Alberto Rodriguez”, agregó.
El gran desafío
Fue precisamente estar a la altura del argumento su mayor reto, además de trabajar con “el director del momento”.
“Fue muy difícil llenar ese personaje de alma con una mirada particular, cuando tienes un director enfrente que es, quizás ahora mismo, para mí y para mucha gente, el director más en forma del cine español”, aseguró.
Era esencial tener su propia visión de la historia, más allá de la del director, pues aseguró que los actores también son creadores que tienen que proponer a la hora de interpretar.
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Escena de la cinta española La isla mínima. (CORTESÍA).
Para encarnar a Juan, Gutiérrez recurrió al intercambio de ideas con el director, además de cumplir con los ensayos. También contó con la ayuda de policías jubilados que le ensañaron a empuñar un arma y a conocer más a fondo el proceso policial.
“Había que dotar de credibilidad el empuñar un arma o dar una patada a la puerta para realizar un registro. Para eso, contamos con la ayuda de policías de verdad. No sólo para hacer más creíbles esos momentos, sino para contaminarnos de como son los policías, que no son superhéroes, son personas de carne y hueso que también pasan momentos muy angustiosos a la hora de trabajar”, subrayó.
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Otro reto
El intérprete también recordó el rodaje de una de las escenas finales de la cinta, en la que tuvo que permanecer en el agua durante 11 horas mientras tenía casi 40 grados de fiebre. Aunque fue la escena más difícil de grabar, logró aportarle mucha alma al personaje.
Escena de La isla mínima. (CORTESÍA).
“No fue muy agradable la verdad. Ese estado febril, con los ojos muy rojos, me daba una imagen que le vino muy bien al personaje en ese momento”, recordó.
Además, durante las siete semanas de grabación enfrentó temperaturas extremas y picaduras de mosquitos.
“No picaban, mordían los mosquitos. No es la primera vez que me muerden. Eran enormes con los que era casi imposible trabajar”, relató.
A pesar de las condiciones, aseguró que rodar una película “de esta envergadura” en muchas localidades en tan pocas semanas fue todo un récord de producción del equipo, que acompaña al director de la cinta desde los inicios de su carrera.
Su perspectiva
Aunque La isla mínima le valió a Gutiérrez el Goya a la Mejor Interpretación Masculina y el premio Concha de Plata al mejor actor en el Festival de San Sebastián, el actor afirmó que los premios no le han cambiado la vida. De hecho, considera que ahora tiene más guiones que leer porque su trabajo, y no los galardones, ha llamado más la atención.
“Creo que si yo no hubiera ganado tantos premios, el trabajo estuviera ahí de cualquier manera. Estoy seguro que lo que me ha llegado hasta ahora, o el reconocimiento con o sin premio, sería el mismo, porque el trabajo es lo que cuenta”, expresó.
“Los premios, premios son y este año me ha tocado a mí, y he ganado muchos, pero hay compañeros que se los merecían igual o más que yo”, agregó.
El actor español Javier Gutiérrez posa con el Goya a la Mejor Interpretación Masculina. (EFE).
Esto no significa que le reste importancia a ser premiado, sino que considera que su profesión suele a recordar sólo el último logro del actor.
“Este oficio es muy bello, pero también es muy cruel. Muchas veces eres sólo lo último que haces. Estoy seguro que seré lo último que se vea de mí en la pantalla. Y a lo mejor si no es tan bueno, dirán este actor no es tan bueno. Y si es tan bueno como La isla mínima, dirán oye que bueno que era”, señaló.
Cuando pequeño soñaba con ser detective privado, misionero o futbolista. Aunque de una forma inconsciente quería actuar, pues le gustaba imitar a sus vecinos y familiares. La actuación también ha sido terapéutica.
“De alguna forma hacía que yo que era un tímido enfermizo dejara a un lado la timidez y fuese más sociable”.
También le apasiona la lectura, la cocina, el fútbol y disfrutar los pequeños placeres cuando tiene tiempo libre.
“Me contento con pequeñas cosas. No soy un tipo que necesite grandes cosas para ser feliz”, resaltó.
Próximamente, Gutiérrez volverá a la pantalla chica para encarnar al gobernante español Franco.
“Me apetece mucho meterme en la piel de un personaje como este para entender que pasaba por su cabeza”.
Presentaciones
El público podrá conocer al actor español Javier Gutiérrez después del estreno de la cinta La isla mínima (Marshland) en el siguiente horario:
Jueves 20 de agosto, 7 p.m. durante la mesa redonda: El cine y la transición hacia la democracia con Javier Gutiérrez, seguido de una recepción a las 8:30 p.m. en el Centro Cultural Español de Miami, 1490 Biscayne Boulevard.
Viernes 21 de agosto, 7 p.m. seguido de una recepción a las 9pm en el Tower Theater de Miami Dade College, 1508 SW 8th St, Miami.
Sábado 22 de agosto, 2 p.m. en O Cinema Miami Shores, 9806 NE 2nd Ave, Miami Shores.
Sábado 22 de agosto, 5 p.m. en el Bill Cosford Cinema de la Universidad de Miami, 5030 Brunson Dr, Coral Gables.
