sábado 16  de  marzo 2024
ARTES VISUALES

Fredy Villamil "pinta" de color la ciudad de Hialeah

El artista cubano recuerda su llegada a la ciudad que le abrió las puertas a su arte, que ahora se ha expandido por varios rincones en forma de flamenco
Diario las Américas | WILMA HERNÁNDEZ
Por WILMA HERNÁNDEZ

MIAMI.- Tras pasar por la Pequeña Habana y el distrito del arte de Bird Road, Fredy Villamil quiso instalar su estudio en Hialeah, porque encontró en esaciudad el calor humano que había dejado atrás en su pueblo natal de San Antonio de los Baños, en Cuba.

Por eso, el pintor no vaciló ante la propuesta del alcalde, Carlos Hernández, para impregnar la ciudad que progresa con su arte, que se caracteriza, más allá del estilo y la técnica que se pueden apreciar a simple vista, por contener un sentido de nostalgia y pertenencia.

Hace seis años Villamil se mudó a Hialeah. A su llegada se dedicó a dar color a la biblioteca pública John F. Kennedy. Y en los últimos dos años ha estado enfrascado en la creación de una pelicular ruta que distingue a la ciudad del resto y que es conocida como la ruta de los flamingos (flamencos).

“Hace unos cuatro años y medio Carlos Hernández llegó a mi estudio, que estaba en Bird Road y me hizo la propuesta de venir a ser parte de la familia de la ciudad de Hialeah. A mí, de cierta forma, me interesaba porque aquí no había un distrito de arte, no existía arte para la comunidad, y veía a esta comunidad latina bastante virgen en ese aspecto”, contó Fredy Villamil a DIARIO LAS AMÉRICAS.

“A los tres días, le di la respuesta de que sí me interesaba venir para la ciudad que progresa. Empecé haciendo unos murales en el Jardín del Arte, que antiguamente era un basurero, y donde en estos momentos hay obras de muchos artistas que radican acá y en otros lugares. Hay cinco obras mías: dos murales y tres esculturas, que son tres piedras pintadas [Meteoritos color]. Y eso fue lo que hizo empezar esta sed de poner colores por toda la ciudad”, agregó.

Su primer mural en el Jardín del Arte, ubicado en 1850 W 76 St., se inauguró en octubre de 2015, luego de ganarse la aceptación del público, y también a pedido de la ciudad, incorporó el segundo.

Y luego puso manos a la obra para cambiarle la cara a la biblioteca pública ubicada en la calle 49 del oeste, una de las arterias principales de Hialeah.

“Meses después me puse a estudiar este tipo de trabajo que han hecho los grandes y me doy cuenta de que teníamos una biblioteca sin nada de arte. Y en casi todas las bibliotecas importantes del mundo hay murales de Miró, por ejemplo, de Picasso o de Chagall, proyectos muy lindos. Y yo quería también hacer algo que marcara y dejara una huella. Entones, le propuse al alcalde hacerle un cambio a la biblioteca John F. Kennedy; hacer los murales adentro. Hice todos los paneles, el elevador, y por afuera”, recordó.

La ruta de los flamencos

Pero los flamingos de 7 pies de altura en fiberglass (fibra de vidrio) que dispersó por Hialeah serían la cereza del cake en su esfuerzo por expandir su arte por la ciudad. Para ello se valió del talento de otros artistas que sumaron su sello a la ruta marcada por el flamenco, ave que también simboliza al Estado del Sol.

“Ya el entorno estaba cogiendo más colores y me propuse realizar un estudio, como los gallos pertenecen a la Pequeña Habana y los pavos reales a Coconut Grove, el ave de Hialeah es el flamingo. Además, los primeros flamingos que entraron al sur de la florida los trajeron de Cuba, también emigraron, que es una característica bastante peculiar y que me identifica. Y le propuse al alcalde crear una ruta con flamingos pintados por diferentes artistas”, expuso.

Se trata de unos 30 flamencos, de los cuales Villamil pintó 20, y encomendó el resto a manos de otros artistas.

“También me apoyé en mi amigo Ramón Pedraza, un escultor de Hialeah, a quien le propuse venir a la ciudad. Antes de Bird Road nos conocimos en la Pequeña Habana en el año 2009. Y entonces para este proyecto cultural que íbamos armando le propuse que me hiciera un molde. Él aceptó y lo hicimos entre los dos. La idea fue mía, pero el molde lo hizo él. Y así es cómo nacen los flamingos. Él me ayudó a realizar ese sueño”, dijo.

“En la actualidad tengo alrededor de 30 flamingos, en los que represento lo que es la emigración, la nostalgia, el pueblo que dejamos atrás, un simbolismo bastante barroco como lo trato de representar”, agregó.

Participaron también en la realización de la ruta Osmar Reyes, Omar Corrales, Julio Pacheco, entre otros. El primero fue colocado frente al Ayuntamiento de Hialeah, en Palm Avenue y la 5 calle, por donde también está ubicado su estudio.

“Les dije tengo este proyecto y quiero, si me lo permiten, donar esta obra y a partir de aquí expandirnos multicultural y llevar colores por toda la ciudad. Hialeah es la sexta ciudad más grande que tiene la Florida, es bien difícil poner muchos flamingos juntos, tendrían que ser miles. Pero los hemos colocado, y a cada rato manejando por algunas de esas calles, aparece ahí nuestra idiosincrasia con esos colores y con el mismo mensaje de amor para la sociedad”, expresó.

Uno de los flamingos se encuentra en la intersección de la 49 calle con la 8 avenida del oeste; otro está en la 331 W 78 Road, y otro en la 231 W 79 Place.

Hialeah en el corazón

Para Villamil, pertenecer al colectivo artístico de Hialeah es un gran orgullo y una manera de recordar siempre sus raíces.

“Es algo maravilloso. La ciudad de Hialeah es una de las más calurosas, y no hablo del calor del Sol, sino del calor humano que he experimentado en todo el sur de la Florida. Creo que eso es lo que más llena el alma del artista. Y en mi caso ha sido fenomenal. He tenido la posibilidad de exponer en muchísimos lugares, y este espacio ha sido increíble. Es muy placentero trabajar para una comunidad latina cuyo primer idioma es el mismo mío. Es algo bien bello lo que me ha sucedido de poder tocar muchos corazones con lo que realizo. Yo me alimento de todo ese movimiento y de esa ruta que hemos logrado”, manifestó.

“Somos una población trabajadora que vinimos con una maleta cargada de sueños para la misma ciudad. Y darle un poquito más de color al entorno donde vivimos, es lo más placentero que yo puedo experimentar en la vida. Me llega una cantidad de fotos constantemente de personas que ven los flamingos, se hacen una foto y me etiquetan en las redes sociales, o me la envían por teléfono”.

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