MIAMI– Nacido en Almansa, en el seno de una familia modesta, el pedagogo y escritor español Herminio Almendros cursó sus primeros estudios de magisterio en Albacete y Alicante, para concluir su formación en la Escuela de Estudios Superiores de Magisterio de Madrid, donde terminó como el estudiante más sobresaliente de su promoción. Tras haber ejercido como profesor en las ciudades de León, Lérida y Huesca, se estableció en Barcelona, donde colaboró con la recién creada sección de pedagogía de la Universidad de Barcelona y divulgó el método Freinet. Allí publicó La imprenta en la escuela (1932), primera obra sobre dichas técnicas que se imprimió en lengua no francesa.
Nombrado inspector-jefe en 1936, Almendros participó en el proyecto de Consejo de la Escuela Nueva Unificada, que estructuró todos los niveles educativos desde preescolar hasta la universidad.
En 1939 el auge del fascismo en España lo obligó a exiliarse en Francia, donde fue acogido por la familia Freinet por un breve tiempo, hasta que el estallido de la Segunda Guerra Mundial lo obligó a marcharse, esta vez poniendo proa hacia América. En el año 1952 se doctoró por la Universidad de Oriente en Venezuela, y desde entonces trabajó como asesor del Ministerio de Educación de Cuba.
Destituido de su cargo por Fulgencio Batista y contratado por la UNESCO, Almendros brindó sus servicios en la Escuela Internacional de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Venezuela. Regresó a Cuba poco antes del triunfo de Fidel Castro y fue nombrado por el nuevo ministro de Cultura, Armando Hart, como asesor principal en la Dirección General de Educación Rural.
Posteriormente, fue director de la Editora Juvenil. Desde esta última realizó un loable trabajo al impulsar la publicación de libros destinados a la infancia, donde supo conjugar el atractivo de la historia con la calidad literaria y el propósito educativo. Entre sus obras más entrañables figuran Había una vez, Lecturas Ejemplares y, especialmente, Oros Viejos, considerado una de las obras cimeras de la literatura para niños en Cuba.
El 12 de octubre de 1974, en La Habana, Herminio Almendros cerró los ojos para siempre, uno de los más entusiastas defensores de la pedagogía del francés Célestin Freinet, que abogaba por la autogestión, cooperación y solidaridad entre el alumnado.