CANNES.- El cine puede ayudar a cambiar el mundo a través de cómo afecta a las personas que ven las películas, pero actuar no es algo real, "no es una terapia", igual que los espectadores no van al cine a curarse, sino para tener una experiencia.
CANNES.- El cine puede ayudar a cambiar el mundo a través de cómo afecta a las personas que ven las películas, pero actuar no es algo real, "no es una terapia", igual que los espectadores no van al cine a curarse, sino para tener una experiencia.
Así de rotunda se mostró hoy Julianne Moore en una conversación con los realizadores Werner Herzog y Xavier Dolan en un acto organizado en el marco del Festival de Cannes y cuyo objetivo era debatir cómo "Ver el mundo a través de un lente diferente".
La protagonista de filmes como "Still Alice" (2004) -por el que ganó su único Oscar-, "Far From Heaven" (2002) o "The Hours" (2002), hizo hincapié en que al actuar "estás contando una historia" y los intérpretes tienen que estar "intelectualmente" preparados para llegar a casa y desconectarse de un rodaje.
"La grandeza del cine es que vamos a ver películas para tener experiencias (...) Tú, como actriz, proyectas parte de tu personalidad y te asocian al personaje, pero no eres tú, es ella", explicó.
Por ello, lo importante es compartir la visión del director para, de esa forma, comunicar mejor al espectador y lograr "esa maravillosa comunicación" que ella experimentó por primera vez cuando vio "3 Women", de Robert Altman (1977).
Fue ahí cuando descubrió lo que podía suponer una buena interpretación y cuando supo lo que quería hacer en cine. Estaba en la universidad y eran comienzos de los ochenta.
Porque Moore no llegó al cine como una vocación desde la infancia. Cuando era pequeña lo que más le gustaba era leer y estaba convencida de que sería médico, pero luego todo cambió.
Algo parecido le ocurrió a Werner Herzog, que no vio su primera película hasta que tuvo once años.
Pero pronto se apasionó e hizo su primera película a los 19. Como nadie quería realizar un filme con sus ideas, empezó a trabajar por la noche en una fábrica de acero y así ahorró suficiente para rodar su primer largo, en 35 milímetros.
Por eso, "aún tengo ese sentimiento de que estoy inventando lo que es el cine", además de un gran sentido del ahorro ya que cuando empezó un segundo de película costaba 5 dólares, así que no es de los que ruedan 300 horas.
Para su última película, "Family Romance, LLC", que se presenta fuera de competición en Cannes, rodó tan solo 300 minutos que tras el montaje se quedaron en 90.
Una experiencia diferente la de Dolan, actor cuando era niño y que siempre pensó que no le tomarían en serio como director, sobre todo porque su primer guion fue el de "I Killed My Mother" (2009), que realizó cuando tenía 20 años.
"Pensé que si yo la dirigía nadie podría decirme que no la hiciera. Así empecé a ser director y una cosa llevó a la otra. Todo se produjo de forma natural. No había hecho un corto antes ni había visto grandes filmes".
Una educación tardía, basada más en sagas como "X-Men" que en los clásicos del cine, reconoció el realizador canadiense.
"Lo que hice cuando tenía veinte años, en lugar de ver filmes, fue hacer los míos. Solo se aprende cometiendo errores. (...) Y además no quería volver a la escuela tras hacer mi primera película, solo quería hacer otra", recordó.
Entre anécdotas y recuerdos, Moore, Dolan y Herzog llegaron a uno de los temas más puntillosos en el cine de hoy, las plataformas audiovisuales en las que se estrenan películas que no llegan a pasar por las salas.
Para Moore, lo mejor de las nuevas tecnologías es que eliminan las barreras y facilitan el acceso, mientras que Herzog comentó divertido que como Hollywood no quiere producir sus películas, con los nuevos sistemas las puede hacer directamente y sin depender de nadie.
Más serio se puso Dolan al defender que el cine en grandes salas es más humano y emocional, una experiencia que no se puede comparar a ninguna otra, aunque reconoció que esa no es la única forma de ver películas.
"La gran noticias es que mucha más gente puede ver cine, pero para mí lo importante es que coexistan todas las formas porque creo que no hay nada mejor que estar viendo una película en una sala, en la oscuridad..".
En lo que sí se mostraron de acuerdo los tres es que con cada nuevo proyecto aprenden cosas nuevas y es uno de los grandes alicientes del cine.
Cine hecho por hombres o mujeres, da igual, aunque Moore reconoció la importancia de la lucha por la igualdad. "Soy hija de una mujer a la que no le dieron la oportunidad de ir a la universidad. Vamos a tener que hacer grandes cambios para llegar a la paridad".
FUENTE: EFE