Katherine Bisquet presenta en Madrid su poemario Uranio empobrecido

Durante el conversatorio que se extendió de manera amena por una hora, uno de los momentos más emotivos tuvo lugar cuando, antes de dar lectura al poema Ciudad Nuclear mon amour, la poeta lo dedicó al periodista Ernesto Gómez Figueredo, cuya muerte el jueves 26 de mayo removió a su generación.

El poema en sí podría catalogarse como una belleza que emana del dolor, de la pérdida y de la memoria. ¿Cómo esta muchacha del 92 puede (re)escribir así la memoria?, se preguntarán algunos, los que adviertan en Uranio empobrecido el regalo a una generación que araña al pasado y se escabulle entre el marabú para llegar al futuro.

Del poemario en general, los presentadores agasajaron en primer lugar el título mismo, que remite al subproducto resultante del proceso de enriquecimiento del uranio que requieren los reactores nucleares. En esta lectura resulta vertebral la idea del residuo, de lo inacabado, tanto de lo que fue el Proyecto del Siglo, una Ciudad Nuclear* solo frenada por el referente en que se convirtió Chernóbil.

A propósito la autora dijo sobre la ciudad en la que creció —metáfora de la distopía que es Cuba— y sirve de núcleo al poemario que “es un terreno totalmente extraño incluso para los habitantes de allí, porque además todos éramos extranjeros en esa tierra de la costa árida de Cienfuegos”.

Por su parte, el prologuista del libro resume: “Uranio empobrecido no trata de lo imaginario sino de la realidad real donde poesía y verdad confluyen, de un tipo de imaginación que nunca aspiró al Poder. Katherine Bisquet es la poeta de una posguerra indefinidamente pospuesta. Ella es la última mujer, y su voz es terminante: el poema reducido a un mínimo de imágenes radioactivas. Cuando todo lo material ha perdido el núcleo, queda el desecho empobrecido, la Pompeya del proletariado”.

-No has visto nada en La Ciudad Nuclear.

Nada.

-El desmantelamiento se ha hecho con la mayor seriedad posible.

La historia se ha hecho con la mayor seriedad posible.

La historia es tan bien contada

que los otros apenas saben.

Siempre uno puede gritar.

¿Pero que puede hacer el otro,

si no sabe nada?

(FRAGMENTO DE CIUDAD NUCLEAR, MON AMOUR)

“Se puede trazar un mapa de acciones, de situaciones, de eventos a partir de las personas que integran este libro (...) para mi fue super importante formar parte de esto, lo asumí como una manera de seguir anclado a una realidad que tanto me interesaba”, dijo uno de los presentadores, Lester Álvarez, durante esta charla que coincide con la Feria del libro de Madrid.

Alvarez se refirió también a acciones de Bisquet mientras vivió en Cuba y llevó la poesía a una dimensión de arte protesta. La joven ha tenido una trayectoria de incidencia política mediante la interpelación cultural desde que en 2018 formó parte del grupo de personas detractoras del Decreto Ley 349 y una de las que más pugnaron para la anulación del mismo debido a la las limitaciones que imponía a la libre creación, particularmente la independiente.

En aquellas fechas, durante un recital poético que se enmarcaba en el Encuentro de Jóvenes Escritores de Hispanoamérica, celebrado en paralelo a la Feria Internacional del Libro de La Habana, mientras leía sus poemas mostró al público una camiseta con las palabras “Yo voto NO” (en alusión a la Constitución que se debatía) y “Abajo el 349” (en referencia al Decreto Ley).

Un día después, se le entregaría una de las Menciones del Premio Calendario de Poesía, precisamente por este título, Uranio empobrecido. Sin embargo, la dirección de la Asociación Hermanos Saíz, que entrega ese lauro, tomó medidas para que la joven no alcanzara a recibir el reconocimiento en el escenario.

Sus últimos meses en Cuba, Bisquet los pasó sitiada por la Seguridad del Estado, sin renunciar a hacer arte. Escribió artículos y desarrolló otros proyectos de poesía, así como creó junto al documentalista Jose Luis Aparicio la plataforma Cine cubano en cuarentena, en colaboración con la revista Rialta. A finales de 2021, a cambio de la liberación de su novio, el artista Hamlet Lavastida, partió a Varsovia, Polonia, y meses más tarde se radicó en la capital española.

*La idea de la CEN de Juraguá, en Cienfuegos, Cuba, surgió en 1974, a partir de una visita de Fidel Castro a la CEN (Central Electro-Nuclear) de la ciudad soviética de Novo Vorónezh, a orillas del río Don (y a 564 km al sur de Moscú). Basándose en Chernóbil, donde años más tarde ocurriría el mayor accidente nuclear de la Historia, el plan contemplaba la creación de una planta nuclear y una Ciudad Nuclear.