MIAMI— El escritor de origen costarricense Carlos Fonseca ha generado positivas reacciones este año tras la publicación de su novela Austral por la editorial Anagrama.
MIAMI— El escritor de origen costarricense Carlos Fonseca ha generado positivas reacciones este año tras la publicación de su novela Austral por la editorial Anagrama.
“En esta brillante novela”, indica la editorial, se plantea “la necesidad de la memoria y la escritura, los peligros de la globalización y los lugares recónditos de Latinoamérica que sobreviven a ella”.
El lector encontrará “tres pérdidas y tres búsquedas”. Primero, “la escritora inglesa Aliza Abravanel intenta, en batalla con la afasia, terminar su libro”. Por otro lado, “un último hablante indígena se confronta con el desvanecimiento de su cultura y su idioma mientras un antropólogo lucha por evitarlo”. Y mediante “la construcción de un esotérico teatro de la memoria, un superviviente del genocidio guatemalteco busca recuperar los recuerdos perdidos tras los traumas de guerra”.
Agrega la nota que en estas tres historias hay “una muy íntima: la del narrador, Julio, un profesor de letras sin ilusión que, tras ser designado albacea literario de su amiga Aliza, viaja hasta la colonia de artistas donde esta pasó sus últimos días y logra, mediante la lectura de su manuscrito póstumo, ajustar cuentas con su pasado”.
En efecto, la novela “es una historia de duelo pero también la historia de un retorno: la del narrador a sí mismo, la del protagonista a Latinoamérica. Una novela ecológica que traza, contra los paisajes del turismo contemporáneo, la valentía de aquellos últimos guardianes que se niegan a ceder al arrollador y violento paso de la modernidad y sus barbaries. De las tierras arrasadas guatemaltecas hasta la alta Amazonía peruana, pasando por Nueva Germania, la comuna antisemita fundada en Paraguay por la hermana de Nietzsche, Austral propone un largo viaje hacia el sur en su intento por excavar los orígenes de la xenofobia contemporánea”.
“Carlos Fonseca se confirma como una de las más potentes voces de la actual literatura latinoamericana con esta deslumbrante radiografía de las huellas que dejamos, las huellas que borramos y las huellas que buscamos reconstruir”, afirma Anagrama.
Los personajes de Fonseca insisten en la recuperación del pasado. Julio Gamboa es un profesor de letras que se ve abocado a la preservación del manuscrito póstumo de Aliza, que murió tras una afasia a causa de un derrame cerebral. Habían pasado unos 30 años desde que la vio por última vez.
Ese manuscrito se convierte en camino biográfico y un mapa de una tierra salvaje, que tiene su propia voz, donde lo nuevo acecha peligrosamente, y la muerte, “disfrazada de civilización, siempre se esconde a la vuelta de la esquina”.
Es un material lleno de matices y capas de mensajes, dentro de una novela con historias que paren otras historias, siempre concebidas desde el detalle. Sentía que hurgaba en un mundo ajeno pero a la vez cercano. Jugaba a imaginar los pasos de Aliza, su apreciación del paisaje y cómo se fue preparando para la muerte.
Para dejar huella de los nataibo, Juvenal Suárez es la última persona que puede recordar el idioma de este pueblo indígena. La memoria es un bien muy preciado y se borran las pistas. Fonseca va como un arqueólogo detrás de las últimas huellas.
El autor disfruta ese acto misterioso que es amasar el lenguaje, diseccionar los signos, buscar una identidad. Por eso enfatiza en la importancia de escribirlo para que perdure, para que sea heredado, así como llegó pasando por varios cuerpos. Lo hace de manera meticulosa y siempre desde la belleza, sea la de un manuscrito encontrado o la de un paisaje del recuerdo.
De ahí que llegue tan perfecta esa frase de Édouard Levé citada por Fonseca: “Un diccionario se parece más al mundo que una novela, pues el mundo no es una secuencia de acciones, sino una constelación de cosas percibidas”.
Carlos Fonseca (San José, Costa Rica, 1987) es un escritor costarricense-puertorriqueño. Ha sido seleccionado por el Hay Festival como parte del grupo Bogotá 39, por la revista Granta como parte de su lista de los veinticinco mejores jóvenes narradores en habla hispana y por la Enciclopedia Británica como uno de los veinte autores jóvenes más prometedores a nivel global. Anagrama ha publicado sus novelas Coronel Lágrimas: «La ópera prima de Fonseca tiene la forma de un caleidoscopio verbal intrigante e inolvidable» (Ricardo Piglia); «Escrita con la pasión de la inteligencia» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia); «Un debut maravilloso» (Valerie Miles, The New York Times), y Museo animal, elegida novela del año por el suplemento El Cultural: «Un libro importante» (Nadal Suau, El Mundo); «Una de esas novelas ambiciosas que aparecen cada tanto» (Edmundo Paz Soldán, El Boomeran(g)). Su obra está traducida al inglés, alemán, francés, italiano, griego, turco y croata. Es profesor en el Trinity College en la Universidad de Cambridge. Su última novela es Austral.