Lady Gaga conquistó al mundo en 2008 como cantante y compositora, pero eso no ha impedido que la artista explore con éxito el arte dramático como lo hizo en American Horror Story (2016) y A Star is Born (2018).
Lady Gaga conquistó al mundo en 2008 como cantante y compositora, pero eso no ha impedido que la artista explore con éxito el arte dramático como lo hizo en American Horror Story (2016) y A Star is Born (2018).
Y aunque hace dos años, ganó el Oscar a Mejor Canción por el tema de la película que protagonizó con Bradley Cooper, Stefani Joanne Angelina Germanotta -su nombre de pila- no se conforma, ya que no oculta su deseo de levantar la estatuilla, pero esta vez como actriz.
En esta ocasión, en La casa Gucci, Lady Gaga se transforma magistralmente en Patrizia Reggiani, quien en 1995 mandó a matar a su exesposo Maurizio Gucci, nieto del fundador de la firma italiana de productos de lujo, Guccio Gucci.
Bajo la dirección del también ganador del Premio de la Academia, Ridley Scott, la intérprete presenta su propia versión de una mujer ambiciosa, sedienta de dinero y poder y que, finalmente, pagó 18 años de cárcel por contratar a unos sicarios para quitarle la vida al padre de sus hijas Allegra y Alessandra.
Lady Gaga se adentró en la psicología de Reggiani. "Gucci era una manera de sobrevivir. Una oportunidad para ser importante, de una manera a la que ella nunca había podido aspirar", comentó al respecto.
Para encarnar a esta mujer, la actriz no solo adoptó con maestría el acento de la nativa de Vignola sino que observó el comportamiento del gato, el zorro y la pantera.
"Cuando Patrizia conoce a Maurizio, era un gato doméstico. Luego, pasa a ser una mujer todopoderosa, como un zorro (...) Estudié la forma de cazar de los zorros. Son muy juguetones. Y finalmente, estudié a las panteras (...) mirando muchos videos. Para cazar, las panteras seducen, de alguna manera. Luego saltan".
Una artista que es capaz de plantearse un personaje en la forma como lo hizo Lady Gaga está segura del camino que sigue en aras de lograr su objetivo.
A lo largo de los 157 minutos que dura La casa Gucci, no hay manera de que el público quite la mirada de la artista, sus diálogos y su performance y eso que se planta al frente de los colosos –también oscarizados- Al Pacino, Jeremy Irons, Jared Leto y Adam Driver.
Y aunque el reto es grande, Lady Gaga hace que todo se vea orgánico y natural. Tanto, que hasta tratándose de la representación de una persona interesada y sin escrúpulos, cuando cambia su suerte, quien mira no puede resistirse a ponerse de su lado y hasta a clamar un poco de justicia. ¿Increíble, no?
Una vez abandone la sala de cine, el espectador no tendrá dudas de que la actriz será una dura combatiente en la próxima temporada de premios de la industria cinematográfica. Amanecerá y se verá.