MIAMI.-Introducirse en el mundo creativo de Champzy a partir de su obra Un niño desaparecido habla conlleva un ejercicio de memoria y de conciencia en torno al problema del tráfico sexual que involucra a infantes. Con obras de gran formato que interpelan al espectador, la exposición a la que ha accedido el público en Little Haiti se adentra también en las estadísticas y el espeluznante comportamiento de quienes utilizan a los menores para este tipo de actividad ilícita y moralmente reprobable.
“He trabajado en esta colección para mostrar que en los delincuentes también puede existir un trauma de abuso que no se haya tratado, procesado o perdonado. Eso es un tema muy importante para esta colección”, contó a DIARIO LAS AMÉRICAS el artista de origen cubano-colombiano, cuyo nombre legal es Stefan León pero prefiere ser identificado como Champzy.
La inspiración, dijo, le viene llegando desde hace muchos años. “Primero fue un video que yo vi de la organización que estoy apoyando hace casi tres años, que me impactó mucho. Sentí algo tan fuerte, que empecé a llorar y se me abrió la conciencia sobre el tema, antes no tenía tan presente en mi conciencia que este problema del tráfico de niños, sobre todo por el tema sexual, fuera tan prevalente en el mundo”, destacó y enfatizó “lo difícil que es poder combatirlo efectivamente”, no solo en el entorno global, sino también en el local, si bien en el condado de Miami-Dade existe una campaña impulsada por la fiscal Katherine Fernández-Rundle sobre el tráfico humano, que se activa siempre cuando hay grandes eventos.
En ese sentido, Champzy explicó cómo se integra desde el punto de vista artístico su trabajo al resto de las acciones que se llevan a cabo por parte de la comunidad. “Lo importante es que todos tenemos algún poder de contribuir a combatir este problema y yo como artista quería apoyar y aportar otro punto de vista e ilustrar lo que yo he podido interpretar sobre este tema para ayudar a aumentar la conciencia y traer más gente a la causa, yo creo mucho en el poder del ser humano y cuando la comunidad entera está entregada a querer parar el tráfico sexual, sí es posible lograrlo, el primer paso siempre es hablar de los problemas”, consideró.
“Yo nací acá, mi mamá es colombiana, mi papá es cubano. Me siento muy apoyado por mi comunidad, mis amigos y mi familia. Esta colección ha sido muy emotiva, me ha movido mucha energía y emociones”, detalló. “El año pasado estaba meditando mucho y buscando qué hacer creativamente. En el transcurso de una semana hice la base de esta colección y sentía que con eso ya había encontrado como una raíz de algo que iba a crecer y de ahí me puse a trabajarlo. Tuve que entender estadísticas que son dolorosas, este mundo es bien oscuro y estos números ni siquiera reflejan la realidad, es un subreporte no solo porque no llega la cobertura que merece este tema, sino porque al final no se han reportado todos los casos, los números reales”.
O sea -puntualiza- “si vemos aquí que son 12 millones, quiere decir que hay más víctimas. Casi todos los estudios que hablan de las estadísticas dicen lo mismo, que estos números no reflejan la realidad porque hay muchas personas que tienen miedo denunciar y entonces, claro, eso genera un reporte mínimo de casos, sobre todo los jóvenes varones y los niños. Los hombres tienen más dificultad de expresar que algo les ha pasado porque hay mucha vergüenza y presión social de no hablar de ese tema”.
*La exposición continúa abierta al público, pero ahora de manera virtual durante todo el mes de junio.
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