sábado 23  de  agosto 2025
RESEÑA

Obra "Balada de un verano" explora la pérdida y la separación familiar

Con la obra Balada de un verano, en la sala Artefactus en una producción de Havanafama, se reafirma la fuerza de los textos de Héctor Santiago

Por LUIS DE LA PAZ

MIAMI.- Cuando se vive tanto, como ya me está ocurriendo a mí, se pueden hacer referencias a viejos estrenos teatrales. Fue en 1996, en el pequeño espacio de Creation Art Center de Pedro Pablo Peña, en la esquina de la 27 Avenida y la 9 Calle del SW, que vi Balada de un verano en La Habana, obra escrita por Héctor Santiago en 1992. La puesta en escena estuvo a cargo de Heberto Dumé (1929-2003) y tuvo como protagonistas a Juan Carlos Antón y a Marta Velasco. El día del estreno conocí personalmente a Héctor Santiago, que viajó de Nueva York donde reside para el estreno mundial.

Casi tres décadas después el director Juan Roca toma la obra, elimina La Habana del título y la universaliza aun más, pues se trata de un texto intenso, emotivo, que se adentra en la separación de la familia, la pérdida de seres queridos, de amores y de recuerdos.

Con Balada de un verano, en la sala Artefactus en una producción de Havanafama, se reafirma la fuerza de los textos de Héctor Santiago (La Habana, 1944), como uno de los dramaturgos cubanos más fecundos.

Los textos de Santiago, tanto su teatro como su narrativa, resaltan por la fuerza interior de las historias que presenta y a su vez por la poesía. Sus personajes dejan huellas, porque se adentran en la fibra humana, haciendo notar los golpes de la vida y exponiendo la cotidianidad, sin renunciar a lo eminentemente literario, a lo artístico.

Esa energía que emana de los textos de Héctor Santiago la ha sabido percibir muy bien Juan Roca en esta obra y en otras piezas de Santiago que ha llevado a escena.

En Balada de un verano el personaje de Santiago regresa a su país después de décadas en el exilio. Un viaje al centro de su pasado, al reencuentro con su hermana Teresa y con los fantasmas de la familia Armentero-Ruiz. Estos elementos resultan una fuerte carga explosiva que hacen de esta pieza un texto conmovedor. Al finalizar, varias personas en el público estaban llorando.

El tema del reencuentro ha estado muy presente en la literatura cubana, es recurrente, sobre todo en los primeros 20 años de la llamada Revolución, cuando el castrismo prohibía las visitas familiares, incluso limitaba las llamadas telefónicas y regulaba la correspondencia. Esa situación por fortuna ya quedó atrás, pero su impacto en la vida de los cubanos fue brutal, es permanente, por ello los reencuentros tenían un impacto muy doloroso en las familias, pues cuando se podía viajar, ya estaban viejos los que habían quedado atrás, otros habían muertos y los que eran pequeños se habían hecho hombres y mujeres.

Esta referencia a lo cubano (por ser el autor de la obra un cubano) es válida también para aquellos que vuelven a su lugar de origen mucho después, tras lograr resolver su situación legal en el lugar donde residen.

Estos temas están planteados en Balada de un verano y el director los presenta con excelencia, secundado por dos actores con carácter: Verónica Abruza que está extraordinaria como Teresa. La manera de proyectar el dolor, el rencor, el resentimiento y la frustración que emana de su personaje, elevan su trabajo. Nunca antes la había visto tan brillante.

Por su parte Christian Ocón, se crece al lado de una actriz de la talla de Verónica Abruza. Su Santiago, se proyecta ecuánime, tanteando el pasado lo mismo escudriñando a través de la ventana, como mirando las fotos de los padres a los pies de un altar o indagando por Rafael, un antiguo y frustrado amor al que le dejó unos manuscritos. Ocón resalta muy bien en su personaje.

Juan Roca logra crear un espacio acogedor e íntimo con pocos elementos escenográficos que contribuyen a que el escenario se llene con lo que va aconteciendo y las actuaciones. Un trabajo muy bien pensado que se complementa con el diseño de luces de Eddy Díaz Souza, que mantiene en penumbra el sitio, resaltando únicamente lo esencial para lograr la ambientación.

Las constantes alusiones al calor, no es un acierto del todo, pues no se puede hablar del calor en el teatro cubano sin que evoque inmediatamente a Virgilio Piñera y su Aire frío. Si la referencia era a modo de homenaje a Virgilio no quedó clara, aunque se diga “si lloviera hielo”. Tampoco quedó claro la frecuente tos de Santiago, parecía un indicio de algo trágico. Aparentemente se dilucida cuando en el minuto final Teresa abre la maleta de Santiago y lanza un grito, pero queda difuso el momento

Muy efectivos resultaron los recuerdos de la infancia evocados detrás de unas cortinas transparentes, así como la coreografía con las linternas y el baile del danzón.

La obra está llena de detalles que enriquecen el texto y hacen crecer la obra, que es un fuerte drama. Tal vez la frase “no se puede vivir solo de un recuerdo que ha envejecido” que expresa Santiago, resume Balada de un verano, aunque tampoco, pienso, se puede vivir sin acudir a los viejos recuerdos.

Balada de un verano se presenta el viernes 22 y sábado 23 de agosto, a las 8:30 pm., y el domingo 24, a las 5 pm., en Artefactus cultural Proyect, 12302 SW 133rd Ct., en Miami.

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar