MIAMI.- ¿Somos víctimas del azar o forjamos nuestro destino?. La visión de un Dios omnipotente que reparte bendiciones o castigos puede llegar a ser tan aterradora como la de vivir a merced de la entropía. Aferrado a un positivismo ciego -que casi roza el fervor religioso- el hombre moderno cree tener la solución a este dilema erigiéndose como artífice absoluto de su vida. Una postura que, más allá de alimentar un hybris espantoso, termina transformándose en desencadenante de un hado pernicioso para sí mismo. Son muchos los filósofos y teólogos que han intentado explorar este tema con la seriedad que amerita, pero es en la ficción donde conseguimos el enfoque más lúdico -y menos ominoso- a estas cuestiones de índole metafísico. Es en este dilema donde podemos ubicar Coup de Chance, la nueva película de Woody Allen que, valiéndose de la ironía y el desparpajo que caracteriza su filmografía, explora estas inquietudes ontológicas en clave comedia.
Ambientada en el jet set de París, la historia nos presenta a Fanny (Lou de Laâge), una mujer -otrora de clase media- casada con Jean (Melvil Poupaud), un multimillonario de dudosa procedencia. A pesar de tener una vida aparentemente perfecta, Fanny no está del todo feliz con su relación: se ha olvidado por completo de sus ambiciones intelectuales, se la pasa compartiendo con gente snob de forma superficial y su marido, aunque amoroso y devoto a ella, la ha transformado en una esposa trofeo. Las cosas cambian por completo para nuestra protagonista cuando se consigue de forma fortuita a Alain (Niels Schneider), un escritor bohemio y antiguo compañero del colegio que siempre estuvo enamorado de ella. Un hecho que hará que ambos comiencen a desarrollar una extraña relación de amistad que terminará desencadenando los celos y el lado más oscuro de Jean.
Escrita y dirigida por Woody Allen, Coup de Chance es una rara avis dentro de su filmografía. Aunque su premisa posee retazos de otras historias (el romance azaroso de Match Point, el humor de Crimes and Misdemeanors, el suspenso de Irracional Man: todas unidas por la noción de azar y destino), el setting nos hace sentir que no estamos frente a la típica película del realizador. En ella convergen elementos nuevos y viejos que, a pesar de ser fácilmente identificables, pasan bajo cuerda. Lo primero que llama poderosamente la atención es que esta es su primera película 100% hablada en otro idioma y donde no utiliza ningún actor norteamericano o británico. No obstante, Coup de Chance logra tener ese tempo y actuaciones entrañables que caracteriza toda la obra de su director y guionista. Algo parecido sucede con París: Allen la retrata como si fuese New York (poniendo el acento en las calles, parques, librerías, bares y creando el contraste entre lugares lujosos y modestos y la gente que hace vida en ellos) haciéndonos sentirla más cercana de lo que pudiésemos creer. Al mismo tiempo, Coup de Chance posee todos los elementos clásicos de la impronta de Allen: la crítica a la alta sociedad, el romanticismo por los escritores y la vida bohemia, personajes aparentemente sencillos que esconden una cara truculenta, diálogos mordaces, una puesta en escena sencilla y orgánica, actuaciones de lujo, mujeres sagaces y hombres ingenuos en una danza que reafirma la complejidad del mundo de las relaciones humanas. El resultado es una historia que nos es familiar, pero con una vibra europea que nos parece nueva.
Como siempre, las actuaciones es uno de los principales atractivos del cine de Allen y Coup de Chance no se queda atrás. Lou de Laâge brilla en su papel protagónico con su candidez y conflictos internos (que la hacen pasar de la felicidad a la culpa) cautivándonos con su carisma e interpretación en cada escena. A su lado, -sin eclipsarla, pero si robándose varios momentos de la historia- está Melvil Poupaud en un papel maravilloso que oscila entre esposo devoto, celoso y controlador a psicópata mortífero (una suerte de Jay Gatsby, pero sumamente peligroso). Niels Schneider encarna al típico personaje que, por muchos años, interpretó el mismo Woody Allen: el escritor naive, enamoradizo y medio torpe que, por momentos, resulta infantil y, a ratos, encantador. El otro personaje que fascina es la mamá de Fanny, interpretada por la maravillosa Valérie Lemercier. Aunque al principio tiene apariciones puntuales y casi inocuas, con el desarrollo de la trama va ganando fuerza hasta reconocer en ella la otra mitad de los rasgos característicos de los personajes que suele encarnar Woody Allen: neurótica, medicada, desconfiada, ávida lectora que suele confundir la vida y la ficción -y cuyas intervenciones suelen ser desestimadas por los demás.
En el apartado visual, también tenemos una mezcla de elementos típicos y atípicos del cine de su director. Como la gran mayoría de las películas en su filmografía, Coup de Chance se cuenta en pocas locaciones, pocos personajes, una puesta en escena casi teatral y valiéndose de una economía de planos que pocas veces encontramos en el cine moderno. En contraste con esta sencillez en su lenguaje visual, tenemos la insuperable cinematografía del maestro Vittorio Storaro (Apocalypse Now, The Last Tango in Paris, Café Society) que desde 2016 ha trabajado con Woody Allen en varios largometrajes. Su labor con la iluminación y composición es sublime, sobre todo teniendo en cuenta la austeridad de su director. Storaro hace un gran trabajo de contrastes entre el apartamento frío de Jean y la buhardilla cálida de Alain, lo mismo que retratar parques y calles de París con una belleza que emula al New York de otrora de Woody Allen. El montaje de Alisa Lepselter, colaboradora habitual del director (Match Point, Hollywood Ending, Midnight in Paris, Blue Jasmine) también brilla como siempre en el trabajo de mantener el ritmo y la tensión en determinados momentos con muy pocos planos (recordemos que Allen casi nunca repite tomas y su puesta de cámara se limita a apenas 2 o 3 planos de cobertura para contar lo que sea que sucede en escena). Como siempre, la verdadera magia de Lepselter reside en la creación de elipsis: cortes secos que, más allá de pasarnos de una locación a otra, terminan creando puentes entre diálogos o situaciones que se transforman en los mejores chistes de la película.
Es posible que Coup de Chance sea el último largometraje de Woody Allen (o al menos así lo dijo él en Venecia). Al igual que Clint Eastwood -y a pesar de sus detractores-, es un clásico vivo que sigue vigente y hasta su película menos lograda tiene algo que nos fascina. Dejando a un lado la controversia alrededor de sus crímenes y pecados personales, su película número 50 pudiese ser una hermosa despedida a su prolífica filmografía. Posee todos los elementos que lo han caracterizado tanto a nivel estético como narrativo (explora las complejidades de las relaciones humanas, tiene humor, drama y tensión, actuaciones memorables, diálogos ingeniosos) y, al mismo tiempo, logra trasladarlos a otro setting que lo obliga a salir de su zona de confort (algo admirable a sus 88 años). Aunque Coup de Chance explora temas que su realizador ya ha trabajado en varias de sus películas (¿es el azar el que forja la vida de los hombres o el destino que ellos mismos crean?) me gustaría pensar que, en su caso personal, ha encontrado la respuesta. De ser así, esta despedida del séptimo arte sería su canto de cisne.
Lo mejor
Los diálogos mordaces e inteligentes. Su mezcla de registros entre comedia romántica y suspenso. La fotografía de Vittorio Storaro. El desarrollo de sus personajes. Las vueltas de tuerca del guion (sobre todo su resolución).
Lo malo
Las reminiscencias con Irrational Man, Match Point, Crimes and Misdemeanors en la trama del guion. Toda la controversia que suele empañar el estreno de sus películas por las decisiones desafortunadas que ha tomado en su vida personal.
Sobre el autor
Luis Bond es director, guionista, editor y profesor. Desde el 2010 se dedica a la crítica de cine en web, radio y publicaciones impresas. Es Tomatometer-approved critic en Rotten Tomatoes (https://www.rottentomatoes.com/critics/luis-bond/movies).
Su formación en cine se ha complementado con estudios en psicología analítica profunda y simbología. En Twitter (X), Instagram, Threads y TikTok, se ubica como @luisbond009. Su página web es luisbond.com.