OBAN (ESCOCIA).-Un acantilado de 40 metros de altura. El mar hace olas en una cueva y encima una pequeña plataforma. En las primeras películas de James Bond, la isla podría haber sido un refugio perfecto para un adversario del agente 007: aislada en el mar y aun así fácilmente accesible en barco o helicóptero. Sin embargo, no son agentes secretos quienes vienen aquí sino turistas en busca de naturaleza virgen. Bienvenido a Staffa.
Entre las islas que frente a la costa oeste de Escocia forman las Hébridas Interiores, Staffa es probablemente la más singular. Está compuesta sobre todo por innumerables columnas basálticas: magma consolidado que hace millones de años salió disparado desde el interior de la Tierra. Tres operadores llevan a los turistas a la isla. Staffa Tours y Staffa Trips salen del pequeño puerto de Fionnphort, en la isla de Mull. El barco de Turus Mara también sale de Mull pero desde el puerto de Ulva Ferry.
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La localidad de Oban, en Escocia.
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Para la mayoría de los pasajeros, el viaje a Staffa ya es la tercera etapa de una suerte de carrera de relevos en un solo día. Por la mañana partieron de Oban, un punto nodal para las conexiones de ferry con las Hébridas Interiores. El "MV Isle of Mull" viaja de Oban a Craignure, en la isla de Mull. La travesía dura poco menos de una hora. En el puerto esperan autobuses para los pasajeros.
El conductor, Colin Stewart, hace las veces de guía turístico mientras que maneja el autobús por las calles de un solo carril. Vacunos de las Tierras Altas pastan en los alrededores del pueblo de Pennyghael. "Antes había mucha actividad en Pennyghael, pero actualmente todos los habitantes están jubilados", cuenta Colin.
"Nadie se levanta antes de las 10:00 horas y a las 17:00 horas todos vuelven a dormir". Mull tiene en verano unos 3.000 habitantes y en invierno menos de 2.000. La vida en la isla es extremadamente tranquila. No hay supermercados ni servicios de pizza y la peluquería de señoras abrió hace apenas dos años. "Tampoco necesitamos controles de velocidad por radar porque hay ovejas en las calles", dice Colin.
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Cuando Colin asegura que nadie en Mull tiene estrés no incluye a los turistas. En Fionnphort, los pasajeros tienen que hacer cola delante del embarcadero. Varios autobuses han llegado a la misma hora y no hay suficientes plazas en el ferry. "Estamos completos. El próximo barco no tardará en llegar", grita el capitán, Paul Grant, mientras pone rumbo a Staffa, situada 11 kilómetros más hacia el norte. La gente que espera en el muelle pelea para conseguir las mejores posiciones: todo el mundo quiere sentarse en la parte delantera del próximo barco.
Tras el desembarco en Staffa, los turistas caminan en fila india sobre las columnas basálticas, agrupadas como tubos de órgano, y se dirigen a Fingal's Cave, una cueva de unos 85 metros que ya se puede ver desde el mar. Normalmente, los turistas pueden entrar en la cueva pero esta vez no, porque una tormenta de invierno ha dañado los refuerzos por lo que solo está permitido echar una mirada dentro. Dependiendo del tiempo y del ritmo de la reparación, la cueva volverá a ser accesible a finales de julio o, como muy tarde, a principios de agosto, explica Jim Whyteside, portavoz de la asociación National Trust of Scotland, que administra la isla.
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Entre las islas que frente a la costa oeste de Escocia forman las Hébridas Interiores, Staffa es probablemente la más singular.
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En Staffa nos podemos quedar solo una hora. Un par de "selfies" delante de la cueva y un breve paseo sobre la plataforma cubierta de hierba intensamente verde y nuestra estancia en la isla ya ha terminado. En vez de volver a Mull nos dirigimos ahora a la isla de Iona, cargada de historia. Allí podemos quedarnos dos horas y media.
Ya en el año 563, un irlandés llamado Kolumban fundó en Iona un monasterio. A partir de entonces comenzó la cristianización de Escocia. La abadía y las altas cruces celtas colocadas delante de ella, algunas de las cuales datan del año 750 aproximadamente, son las principales atracciones. La iglesia ya no es el edificio original, ya que este se había desmoronado después de la Reforma de 1560. Sin embargo, el duque de Argyll hizo posible la reconstrucción con la condición de que el templo estuviese a disposición de todas las confesiones.
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La isla de Staffa, que forma parte del archipiélago escocés Islas Hébridas Interiores.
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El retorno comienza con el viaje en ferry de Iona a Mull, que dura diez minutos. En Fionnphort, Colin Stewart recoge otra vez a los turistas para llevarlos a Craignure, donde el "MV Isle of Mull" sale puntualmente en dirección a Oban. Poco después de las 20:00 horas, más de diez horas después de que comenzara el tour, llegamos al puerto, donde nos esperan pubs y pizzas.
FUENTE: dpa