MIAMI.- Alcanzó la fama por su magistral forma de interpretar el saxofón junto al expresidente de Estados Unidos Bill Clinton, además de compartir créditos en importantes producciones musicales junto al maestro Armando Manzanero. Hitos que lo llevaron a la cúspide de la industria musical llegando incluso a codearse con el pianista francés Richard Clayderman, y a tocar en la Cumbre de las Américas.
“Vengo de una familia artística de Medellín, Colombia. Mi abuelo fue maestro y literato, y mi abuela una melómana empedernida, pero a pesar de eso me tocó luchar mucho por mi sueño de ser músico, que es un anhelo que tuve desde niño”, dijo a DIARIO LAS AMÉRICAS Álvaro Rodríguez, quien tuvo que esperar hasta los 33 años para alcanzar la meta de convertirse en artista.
“Debido a la cultura y la idiosincrasia de mi país y de mis padres, la música no era vista como una profesión seria, sino que se asociaba al mundo bohemio y mi madre no me apoyó en esa pasión hasta que terminé una carrera universitaria”, dijo el autor del libro La vida tiene sus bemoles y sostenidos, una historia de coraje, fe y superación.
Sobre su libro
Tras complacer a su madre y graduarse como Comunicador Social y Publicista, y luego desempeñarse como gerente hotelero por varios años, el saxofonista y productor musical colombiano Álvaro Rodríguez se desprendió de todo lo que había construido profesionalmente y comenzó a trabajar por el sueño que mantuvo en el baúl de su carro desde los 18 años, ya que es ahí donde mantenía guardado su saxofón y su guitarra.
“Uno de los objetivos del libro es enviar un mensaje de superación, e impulsar a las personas a cumplir sus sueños con paciencia, fe y mucha disciplina. En mi caso, los deseos de ser músico que fueron reprimidos por tantos años me dieron la fuerza para lograr el éxito en un tiempo récord, ya que a pesar de que no era el músico más virtuoso, era uno de los que mejor comunicaba a través del lenguaje de las notas del saxofón”, dijo el intérprete, quien gracias a su pasión y amor por este instrumento impactó cientos de escenarios.
Narrando su carrera artística colmada de anécdotas, tropiezos y éxitos, Álvaro Rodríguez transmite al lector un mensaje de resiliencia como pocos. De ahí la relevancia de su primera publicación La vida tiene sus bemoles y sostenidos, en la que narra cómo fue capaz de negociar con su madre durante su adolescencia hasta que logró cautivar el mercado musical, enfocándose en el mundo corporativo y empresarial.
Sobre la distonía focal
Pero tras 18 años de triunfo permanente y una carrera en ascenso, la vida le impuso un nuevo obstáculo a Álvaro Rodríguez: una compleja enfermedad debido a la cual su éxito se vio mermado y que es conocida como ‘el cáncer del músico’.
“Así como los deportistas deben tonificar y fortalecer sus músculos, los músicos debemos hacer lo mismo ya que la exigencia de dominar cualquier instrumento precisa de 4 a 6 horas de estudio al día. En mi caso, las múltiples presentaciones, el estrés antes de subir al escenario, y la falta de ejercicios de estiramiento y calentamiento, generaron la aparición de movimientos involuntarios que hicieron que perdiera el control abdominal. Posteriormente la fuerza de la embocadura y las comisuras de los labios se abren y el aire sale interrumpiendo la melodía, todos estos síntomas me llevaron a padecer distonía focal”, dijo.
“Esta es una enfermedad o síndrome neuro motriz que se puede focalizar en los dedos de los pianistas y guitarristas, o en las cuerdas vocales de los cantantes, afectando sin distinción a todo tipo de músico, independiente de su edad y experiencia, y haciéndole perder la capacidad de ejecución de forma parcial o total de su instrumento”.
Sobre su fundación
Sin contratos de trabajo ni posibilidades de subirse a un escenario, la carrera musical de Álvaro Rodríguez comienza a decaer con fuerza durante el año 2011.
“Traté de inventar técnicas para no dejar de tocar, pero la distonía es una discapacidad real que me causó una depresión intensa porque para un músico no poder ejecutar su instrumento es como perder una extremidad del cuerpo.”, dijo el saxofonista, que hoy impulsa la The Sounds of Silence Fundation (Fundación Sonidos del Silencio), que busca ayudar en la rehabilitación de esta enfermedad.
“A parte de sufrir los estragos de un padecimiento como este, los artistas comenzamos a vivir un segundo problema que son los costos de los tratamientos para paliar las secuelas. Y el problema es que cuando uno habla y come de forma normal, la gente y los doctores desestiman la enfermedad y la necesidad de un tratamiento. De hecho, mucha gente no cree en la enfermedad, y los músicos son juzgados incluso en instituciones, por lo que el artista termina en la desgracia absoluta y sin ingresos”, dijo Rodríguez, quien aseguró que llegó a pagar hasta mil euros (unos 1127 dólares) semanales por su rehabilitación en Europa.
Impulsando iniciativas que promuevan la investigación, la prevención y la rehabilitación desde la ciudad de Miami, Álvaro Rodríguez actualmente promociona, además de su libro autobiográfico, su nuevo disco titulado Renacer, en el que ejecuta el aerófono, saxo electrónico gracias a que ha podido recuperar la libertad controlando su boca, su abdomen y el manejo de la respiración.
“En este álbum presento un repertorio internacional y cantaré un par de temas. Es una producción discográfica que complementa mi libro y un trabajo con el que busco dar voz e impulsar a todos los músicos distónicos del mundo”, finalizó.
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