NUEVA YORK.- dpa
NUEVA YORK.- La gran intérprete que renunció a la nacionalidad estadounidense sigue siendo venerada por su pueblo
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Tina Turner ya lucía como nadie el animal print mucho antes de que volviera a ponerse de moda, rara vez se baja de sus vertiginosos tacones y ha lucido las minifaldas de cuero más mini de la historia. La vitalidad, el temperamento y también el erotismo que derrocha sobre los escenarios le valieron el apodo de reina del rock 'n'roll. El miércoles 26 cumple 75 años.
Que tras una rutilante carrera esta estadounidense, entre tanto nacionalizada suiza, disfrute ahora de la calma en su mansión junto al lago de Zúrich es comprensible. Durante años, su vida fue un carrusel de altos vuelos y profundas depresiones. Tuvo que esperar a los 50 para encontrar el amor, la armonía y la tranquilidad al lado del productor musical Erwin Bach.
La cantante, que según la revista Rolling Stone posee "una de las mejores voces de todos los tiempos", nació en 1938 en Nutbush, en el estado sureño de Tennessee. En aquella época aún estaba muy lejos el fin de la segregación racial y para la hija del capataz negro de una plantación y una madre de sangre india, los comienzos fueron de todo menos fáciles.
Como en el caso de tantos otros afroamericanos con talento para la música, la iglesia y el coro de gospel fueron también el primer escenario de la cantante, cuyo nombre de pila es en realidad Anna Mae Bullock. Después, en la metrópolis del blues que es St. Louis, la joven que pronto se dio a conocer como Tina conoció al guitarrista ocho años mayor Ike Turner.
Fool in Love es el nombre del primer single que ambos grabaron juntos, y con el que en 1960 conquistaron las distas de éxitos norteamericanas. Pero aquel "loca de amor" fue un mal presagio de su elección de pareja: en 1962 se casaron y triunfaron como pareja de ensueño del rock con hits como River Deep - Mountain High o Nutbush City Limits. Hasta que Ike cayó en las drogas.
Entonces llegaron las palizas, como contó la cantante en su autobiografía. El divorcio lo firmaron en 1978 y, a fin de dejar atrás la batalla por la separación lo antes posible, Tina Turner renunció a cualquier exigencia económica. Con una montaña de deudas a sus espaldas, la madre de dos hijos -Craig, de una relación con Raymond Hill y Ronnie, de su matrimonio con Ike- comenzó a labrarse su carrera en solitario.
Solista
Turner tenía 45 años cuando en 1984 cosechó cuatro Grammys por su disco Private Dancer. Su hit What's Love Got To Do With It? sonaba como una irónica revisión de su matrimonio con el guitarrista. La cantante llenaba una y otra vez grandes salas de conciertos con su poderosísima voz y en 1988 actuó ante 188.000 personas en Río de Janeiro, lo que le valió una entrada en el libro Guinness de los Récords.
Después vivió durante algún tiempo en la ciudad alemana de Colonia junto a Erwin Bach, con quien en 1994 se mudó a Suiza. Se casaron en 2013 con una gran fiesta en su mansión junto al lago de Zúrich en la que no faltó su amiga Oprah Winfrey. Tras la ceremonia civil, volvieron a darse el "sí" según el rito budista, fe que Turner practica desde hace muchos años.
Y aunque en 2013 renunció a la nacionalidad estadounidense -de lo contrario debía seguir pagando impuestos en Estados Unidos-, aquí no se olvidan de ella: en el Flagg Grove School de Brownsville (Tennessee), donde fue al colegio, se inauguró recientemente un museo en su honor.