MIAMI.- La vida en pareja es mucho más complicada de lo que parece. Para bien o para mal, el cine se ha encargado de idealizar la convivencia como si fuese un Paraíso donde hasta la actividad más pequeña aparece retratada con luz cálida, cámara lenta, música romántica y risas… una dinámica que contrasta con la cruda convivencia diaria generando un choque abrumador entre expectativas y realidad. El amor, como cualquier otro sentimiento, es un camino de dos vías: una ligazón fortísima que nos hace profundamente susceptibles. Sin darnos cuenta, la mina de oro se transforma en un campo minado donde los miedos y deseos se proyectan en la pareja, arrastrándonos a una espacio donde parece imposible conseguir un punto medio entre la autonomía y la dependencia. ¿Qué sucede cuando las cosas no funcionan, pero algo termina uniendo a dos personas hasta el punto de desdibujarse uno en el otro? Esta es la premisa que explora Together.
La historia nos presenta a Millie (Alison Brie) y a Tim (Dave Franco), una pareja diametralmente opuesta que tiene varios años juntos. Él lleva rato atravesando un cuadro psicológico sumamente complejo desatado por una tragedia familiar. Ella está en su mejor momento y tiene una relación sana con sus padres. Él es introvertido, ella es extrovertida. Él es un freelance que lucha por retomar el rumbo de su vida con un proyecto musical que demanda que tenga disciplina. Ella acaba de ser seleccionada como maestra en un pueblito con un trabajo estable y beneficios. Él duda de sí mismo. Ella desea comprometerse. En fin, ambos habitan antípodas que, por momentos, los hacen chocar y, a veces, los complementan. Las cosas se complican cuando al llegar a su nuevo hogar, Tim y Millie entran en contacto con una extraña fuerza que los incita a fusionarse tanto psíquica como físicamente, obligándolos a cuestionarse la realidad que viven y el tipo de relación que llevan.
Opera prima de Michael Shanks, Together toma de inspiración el mito de Platón en el Banquete sobre las almas gemelas y lo transforma en una premisa High concept. Sin embargo, su director y guionista no cae en la trampa de aferrarse a ella y la usa como excusa para explorar las complejidades que abundan en la vida de cualquier pareja (elevándolas a la máxima potencia). Shanks se destaca cuando da espacio a la intimidad diaria entre Tim y Millie (como discusiones, miradas de complicidad o gestos de preocupación) fusionándolo con el elemento sobrenatural que, progresivamente, va invadiendo toda la historia.
Un mood enrarecido que la película sostiene hasta el último momento, haciendo que espacios completamente inocuos (como una casa, un bosque, una escuela) tengan una vibra ominosa. Al mismo tiempo, Together brilla cuando explora el body horror con la kinestesia (como las ratas juntas con el cuento del olor, las texturas viscosas, las heridas) sin caer en el gore que a veces suele caracterizar este subgénero. Lastimosamente, la película se vende como terror y, precisamente, falla cada vez que intenta asustarnos con jumpscares que nos terminan sacando por completo de la historia.
Tim se nos presenta como un protagonista que sufre de una depresión profunda, crisis de ansiedad, alucinaciones y cierto comportamiento infantil y regresivo (azuzado por la trágica muerte de su padre y la locura de su madre). A su lado, Millie es todo lo contrario: una mujer proactiva, empática, cuidadora, deseosa de comprometerse, con una familia “perfecta” y con todo bajo control. Diferencias que terminan construyendo entre ellos una dinámica urobórica que confronta al espectador con decenas de preguntas que emergen al verlos en cada interacción (¿hasta que punto es sano que Millie tenga que “sostener” a Tim?, ¿Tim hundirá a Millie en su locura?, ¿Millie está proyectando en Tim cosas que nunca podrá obtener de él?, ¿Tim es un egoísta inmaduro o genuinamente podrá “cambiar”?, ¿cómo diferenciar el amor de la patología?). Es allí, entre la tragedia y el romance, que late el corazón de Together.
Siguiendo con los extremos, Shanks se vale del elemento sobrenatural para llevar la pulsión Eros-Thanatos al límite, haciendo que la relación tensa de Tim y Millie se torne muchísimo más compleja. Una suerte de “hechizo” los obliga a estar juntos a nivel inconsciente y “pega” sus cuerpos cuando se tocan. Un plot device que, más allá de acercarlos, los confronta con la caótica realidad que viven en el día a día.
Es así como Tim y Millie terminan atrapados en una red paradójica entre querer separarse conscientemente, pero necesitarse como complementos a nivel inconsciente. Una reflexión que, lejos de ocurrir en un setting terapéutico, se da mientras ambos luchan contra fuerzas invisibles que los hacen moverse entre la vida y la muerte cada vez que se acercan el uno al otro. Esto hace que las resistencias entre ambos se vayan cayendo y puedan darse cuenta de la toxicidad de su vínculo, las expectativas rotas de cada uno, obligándolos a compartir sus miedos libremente y poner sobre la mesa la pregunta que todos alguna vez se han hecho en relación a su pareja: ¿realmente quiero estar el resto de mi vida con esta persona?
Como ya lo vimos venir desde el trailer, la punta de lanza de Together recae en la química entre Dave Franco y Alison Brie que —casi como un ejercicio de metaficción—, juegan con el morbo del espectador al verlos juntos dentro y fuera de la pantalla. Es precisamente la complicidad entre ambos lo que hace que Millie y Tim funcionen como una pareja (a pesar de sus bemoles y actitudes cuestionables) y que podamos sentir ese amor profundo que subyace como pilar que sostiene toda la historia.
Su conexión en pantalla no solo resalta en los momentos románticos, sino en las pequeñas interacciones (miradas, roces, el delivery de ciertos diálogos) que nos permiten sentir que su vínculo es genuino. A pesar de esto, el que más brilla de los dos es Dave Franco quien interpreta a un personaje bastante diferente del “tipo cool y guapo” al que solemos asociarlo. El elemento de thriller psicológico de la historia recae sobre sus espaldas y gran parte del guión se cuenta desde su punto de vista. Alison Brie, en la otra antípoda, esconde detrás de su belleza natural y sonrisa encantadora a un personaje neurótico, profundamente cansado y frustrado, que funciona como una olla de presión a punto de estallar obstinada de tener que maternizar a su pareja. Ambos son dinamita pura y, sin lugar a dudas, la mejor elección como pareja protagónica.
Together dista mucho de ser perfecta o “la película de terror del año”, pero funciona como ópera prima (con las fortalezas y debilidades que suelen esperarse de este tipo de largometrajes). Michael Shanks toma una premisa llamativa y un setting que se mueve entre lo psicológico y lo sobrenatural usándolo como telón de fondo para explorar el complejo mundo de las dinámicas interpersonales. Eso la eleva al tipo de películas que, más allá de lo que intentan transmitir literalmente en la pantalla, ganan puntos cuando juegan a la ambigüedad y a evocar ciertas ideas en el espectador para ser discutidas después.
Sin ser explícita en su planteamiento ni valiéndose de diálogos moralistas, el largometraje se pasea por tópicos escabrosos como las dinámicas simbióticas, las adicciones, la depresión, los traumas familiares que nos persiguen y cómo todo esto afecta nuestra capacidad de vincularnos. Punto sensibles de los que normalmente no estamos conscientes o que no deseamos explorar y que Together nos invita a ver antes de “fusionarnos” con la persona que amamos.
Lo mejor: la química entre Dave Franco y Alison Brie, el mood de la historia que se mueve entre thriller psicológico y sobrenatural. Lo kinestésicas que son las escenas de body horror. Las múltiples lecturas que se desprenden de la historia.
Lo malo: el tercer acto peca de ser sobre expositivo y la forma en la que revela la información es demasiado directa. La mayoría de los jumpscares no funcionan ni están bien construidos. La controversia alrededor del guion.
Sobre el autor
Luis Bond es director, guionista, editor y profesor especializado en cátedras de guión, construcción de personajes, dirección, mitología, arquetipos y lenguaje simbólicos. Desde 2010 se dedica a la crítica de cine en web, radio y publicaciones impresas. Es Tomatometer-approved critic en Rotten Tomatoes (https://www.rottentomatoes.com/critics/luis-bond/movies ) y miembro de LEJA. Su formación en cine se ha complementado con estudios en Psicología Analítica profunda y Simbología.
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