Cualquier ciudad ansía atender todas las necesidades de sus residentes, sin tener que imponerles un alto costo, sea a través del alza de la tasa de impuestos a la propiedad o la reducción de servicios necesarios
Un vehículo policial transitando por una céntrica calle es evidencia de que la Policía existe. Pero cuando los residentes del municipio reclaman una presencia policial mayor y el sindicato que la representa alerta de la escasez de agentes uniformados, algo anda mal.
De hecho, la seguridad ciudadana que actualmente se brinda a los residentes de Hialeah vuelve a ser tema de debate, a partir de ciertos hechos delictivos, que son recogidos por la prensa, y las reclamaciones que exigen redoblar esfuerzos en ese sentido.
Según el presidente del sindicato de la Policía de Miami-Dade, John Rivera, “en Hialeah es muy difícil trabajar como policía” y esto provoca la fuga de oficiales.
Sin embargo, el alcalde Carlos Hernández desestimó el planteamiento del presidente del gremio policial y señaló que “las estadísticas hablan por sí solas, anualmente las cifras [actos delictivos] han descendido”.
No obstante, la preocupación y la queja persisten. Hialeah no es la única municipalidad que crece. Sus residentes tampoco son los únicos que reclaman una presencia policial mayor. Es una necesidad que se repite prácticamente en todas las ciudades del sur de la Florida y las administraciones no saben cómo afrontar.
Cualquier ciudad ansía atender todas las necesidades de sus residentes, sin tener que imponerles un alto costo, sea a través del alza de la tasa de impuestos a la propiedad o la reducción de servicios necesarios.
Es por eso que los residentes de Hialeah, fieles contribuyentes al fondo público que sufraga los gastos de la municipalidad, esperan, cuando menos, que los oficiales electos y los representantes gremiales dejen a un lado las diferencias en aras de la convivencia y el bien de la comunidad que representan.
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