Con solo 18 años de edad y con el acelerador a fondo, Sebastián Montoya enrumba hacia dos metas: correr en el Grand Prix de Miami y ser campeón mundial de Fórmula 1.
Con solo 18 años, el piloto nacido en Miami, Sebastián Montoya cierra su campaña del 2023 y enfoca su preparación con miras a la nueva temporada
Con solo 18 años de edad y con el acelerador a fondo, Sebastián Montoya enrumba hacia dos metas: correr en el Grand Prix de Miami y ser campeón mundial de Fórmula 1.
Por lo pronto, el joven piloto acaba de terminar su participación en el Campeonato de F3 organizado por la Federación Internacional de Automovilismo. La F3 se encuentra dos escalones antes de la máxima categoría, la F1.
Nacido en Miami, hijo del famoso expiloto colombiano Juan Pablo Montoya, Sebastián dio virtualmente la vuelta al mundo el 2023 en una actividad que profesa desde los ocho años de edad, cuando empezó a competir oficialmente en karting.
“Quedé en el puesto 15 en la temporada”, comentó Sebastián en una teleconferencia desde Barcelona. “Corrí en diferentes lugares, como en Bahrein, Australia, España, Inglaterra, Austria, Italia, Hungría, Bélgica y Mónaco, entre otros lugares”.
Del 16 al 19 de noviembre cerró el año con su debut en el 70 Gran Premio de Macao por la Copa Mundial de la FIA.
“Fue una carrera difícil, muy competitiva, todos los pilotos fueron muy rápidos”, comentó Sebastián. “Tuve un contacto con el muro durante la carrera y no pude mejorar el tiempo. Al final no nos fue tan mal porque pude recuperar cinco posiciones”.
Sebastián siente que ser hijo de una personalidad como Juan Pablo Montoya es una gran ventaja. El colombiano ganó siete carreras en F1, además conquistó tres veces las 24 Horas de Daytona y dos las 500 Millas de Indianápolis.
“Mi padre y yo formamos el Team Montoya”, expresó Sebastián con enorme orgullo. “Él trata de estar conmigo en las carreras la mayor parte de las veces. Y cuando eso ocurre todo es más chévere porque podemos compartir la experiencia”.
Su padre es su mentor, con frecuencia le da consejos y le detalla todo lo que tiene que trabajar para lograr las metas.
”Siempre me dice que disfrute lo más que pueda. Este es un deporte que requiere enorme sacrificio. Hay que trabajar mucho para ser el mejor. A veces es muy frustrante. Pese a ello, el automovilismo brinda una sensación que no la cambiaría por nada del mundo”.
El gran desafío no solo es dominar un bólido que desarrolla una velocidad de 300 kilómetros por hora y los peligros de la competencia contra rivales que también luchan con el mismo fervor por la victoria.
“Obviamente el automovilismo es un deporte bastante físico y mental”, definió Sebastian. “Por eso voy mucho al gimnasio, llevo una buena alimentación para recuperar los músculos y tener suficiente energía. Y hay que mantener un balance con la parte mental. Ahí voy aprendiendo. Hay que mantener la calma y controlar las emociones”.
Así como en las carreras de caballos, donde el peso del jinete es fundamental, ocurre en el automovilismo. Hay tanta paridad entre los equipos que el menor detalle marca la diferencia entre el triunfo y la derrota.
“Siempre trato de subir al coche con un peso de 66 kilos, incluyendo el uniforme y el casco”, reveló Sebastián. “Eso implica que debo mantener una gran disciplina en ese sentido y seleccionar de manera cuidadosa mi alimentación y el tiempo de descanso”.
Sebastián comenzó a los 17 años en la F3, más temprano que su padre, quien compitió por primera vez en esa división a los 21 años.
“Mi meta es ser campeón mundial de la F1, ganar en cualquier carrera y correr en el autódromo del Hard Rock Stadium en Miami sería un sueño”, comentó el joven piloto. “Por ahora estoy enfocado en el presente para poder llegar bien al futuro”.
El 2023 ha sido un año bastante interesante para Sebastián. Además de las carreras, en mayo pasado se graduó en high school y en estos momentos se encuentra en la etapa de la toma de decisiones para escoger una carrera que pueda ir paralela al automovilismo o, mejor, en apoyo de su pasión por las tuercas.
Mientras, Sebastián se abre paso en el mundo empresarial y de las inversiones. En el 2022, junto con su padre, se convirtió en embajador mundial de Unicorn Hunters, una serie de negocios que conecta a emprendedores en busca de capital con inversores en todo el mundo.
También, se unieron a Unicoin, una criptomoneda respaldada por activos lanzada por Unicorn Hunters.
“Me encanta el papel de ser embajador de un proyecto que combina los negocios”, afirmó Sebastián. “Es algo bastante nuevo en donde pueden participar los jóvenes emprendedores y la gente de mayor edad, porque es un enlace para todas las generaciones”.