La historia del entrenador de la NFL Ron Rivera es una de las más recientes entre quienes han tenido que alejarse temporalmente del mundo del deporte tras ser diagnosticados con cáncer.
La historia del entrenador de la NFL Ron Rivera es una de las más recientes entre quienes han tenido que alejarse temporalmente del mundo del deporte tras ser diagnosticados con cáncer.
El experimentado entrenador del Washington, quien padece un carcinoma de células escamosas, un tipo de cáncer en la piel, no quería que su padecimiento interfiriera con las actividades de su equipo y abandonó los entrenamientos a inicios de septiembre último.
Hace solo unos días, la agencia AP lo presentaba cubierto con una mascarilla y dirigiendo a su equipo durante la primera mitad de un partido de fútbol americano.
Para la ocasión, el head coach de ascendencia puertorriqueña y mexicana, llevaba una camiseta con las letras: “Rivera Strong”, una sentencia que resume la vida de muchos de los que han logrado sobreponerse al cáncer y reintegrarse a sus disciplinas.
Andrés "El Gato" Galarraga, el primer venezolano en conectar más de 300 cuadrangulares en las Grandes Ligas, se perdió toda la temporada de 1999 para luchar contra un cáncer en la espalda.
El inicialista del país sudamericano –campeón bate en 1993 al promediar .370 y líder de cuadrangulares en el viejo circuito en 1996 con 47 estacazos– regresó a los diamantes el 3 de abril del 2000 tras superar la enfermedad. Jugó cinco temporadas más y en ese lapso participó en 483 compromisos en los que coleccionó 67 cuadrangulares y fletó 253 carreras.
Carlos Carrasco, pitcher venezolano, no tuvo una buena mitad de temporada en 2019 y tras realizarse varias pruebas, fue diagnosticado con leucemia.
El derecho, sin embargo, solo duró unos meses fuera de acción. Su último juego antes de revelar la enfermedad que padecía fue el 30 de mayo de ese año, y para el 1° de septiembre de 2019 aparecía nuevamente en un montículo de las Grandes Ligas.
Jon Lester, lanzador de Grandes Ligas, superó un cáncer de sangre y posterior a eso logró ganar Series Mundiales con los Medias Rojas de Boston (2007 y 2013) y Cachorros de Chicago (2016).
Lester fue diagnosticado con leucemia en agosto de 2006 y a su retorno a los diamantes declaró: "El cáncer me ayudó a cambiar cómo veía la vida, a amar a mi familia y valorar otras cosas". Entonces reveló que se había casado con una sobreviviente de cáncer a la que conoció durante su convalecencia.
Eric Abidal, francés, tiene una de las historias más conocidas con relación al cáncer en el deporte. El futbolista, que sirvió para el FC Barcelona, fue diagnosticado con cáncer de hígado en 2011 y, mes y medio después de operado, volvió a jugar para el conjunto culé.
Sin embargo, el cáncer regresó y necesitó un trasplante. Aun así, volvió a las canchas en 2013 con el equipo español, antes de marcharse al Mónaco (Francia) y posteriormente a Grecia, donde concluyó su carrera en el fútbol en 2014.
Miguel Layún, futbolista mexicano, actualmente en labores con el Monterrey de la Liga Mx, confesó el año pasado haber sufrido de cáncer.
“Se trataba de un tumor maligno. Al final el diagnóstico es que se pudo remover el tumor por completo”, comentó. “Puedo decir que tuve cáncer, pero ya está curado (…) y lo más importante, estamos aquí”.
Novlene Williams-Mills sintió algo extraño en su pecho justo antes de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. La corredora jamaiquina decidió no obstante ir a la magna cita deportiva y conquistó la medalla de bronce en relevo 4x100.
Una vez con la presea en el cuello, tomó un vuelo a EEUU donde le diagnosticaron cáncer y pasó por el quirófano en dos ocasiones. Ya para 2013 no había rastro de la enfermedad.
Se sometió a una reconstrucción de ambos senos y recuerda que no fue un proceso sencillo: "No podía cocinar ni hacer nada por mí misma. Conté con mucha gente positiva a mi alrededor. Confíe en mis médicos y en lo que ellos querían que yo hiciera", contó entonces a Marca.com.
Pese a una recaída en 2015, y en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, Williams-Mills estaba nuevamente en el tartán.
Lance Armstrong, afamado pero polémico ciclista, tuvo que afrontar un cáncer de testículos con metástasis en pulmones y cerebro con 25 años, en 1996, cuando su carrera comenzaba a dar sus primeros frutos.
Los médicos le dieron un 50% de posibilidades de vida, sin embargo, dos años después apareció nuevamente en competencia para adueñarse –en ese momento– de la historia del ciclismo mundial, un capítulo que luego resultó lamentable cuando le fueron removidos sus siete títulos del Tour de Francia por uso de sustancias prohibidas.
Twitter: @Reyesured