"No queríamos perdernos esta ocasión ", explicó uno de los espectadores.
La imagen del estadio de Miyagi con público resultaba llamativa, sobre todo después de que el viernes por la noche se realizara la ceremonia de apertura en el estadio Olímpico de Tokio, con capacidad para 68.000 espectadores, con gradas prácticamente vacías, salvo los acreditados especiales.
La decisión de disputar los eventos sin público en la capital japonesa fue tomada por las autoridades niponas para evitar una eventual explosión de contagios en el marco de la pandemia del COVID-19 y dar así garantías a la gente que temía albergar los Juegos con espectadores del mundo entero que pudieran transmitir la enfermedad.
A inicios de julio, el gobierno japonés decidió volver a instalar el estado de urgencia sanitaria en Tokio, así como en tres departamentos vecinos (Chiba, Saitama y Kanagawa) hasta el 22 de agosto, período que abarcaba la totalidad de los Juegos (23 de julio al 8 de agosto).
"Es mi primer partido al que voy a asistir, estoy realmente impaciente. Es verdad que las cifras de la progresión de los contagios de COVID-19 me inquietan, pero de todos modos decidí venir con un amigo para disfrutar un poco ", explicó Koji Abe, un espectador de 70 años, quien se acercó desde una ciudad vecina.
"Hubiera sido mejor postergar los Juegos algunos meses ", estimó.
Para asistir al partido entre neerlandesas y brasileñas, los aficionados debían respetar reglas de comportamiento bien estrictas: "No podemos gritar, sólo aplaudir", reveló otro hincha.
FUENTE: Con información de AFP