La voz de playball no se ha escuchado y el destino de los Miami Marlins parece estar seguro. Otro año de decepción. El conjunto del sur de la Florida no hizo grandes movimientos que puedan impactar, pero como esto es béisbol quizás los dioses le sonrían. Pero si no es por un favor divino, combinado de esfuerzo, ganas y dedicación, los peces terminarán, según las proyecciones, en el sótano de la División Este de la Liga Nacional.
La página especializada en estadísticas PECOTA, da un 0.1% de posibilidades que el conjunto de Miami avance a postemporada. Y de hacerlo, sorprendería pues no tiene según opciones de ir a la Serie Mundial.
Y es que los Marlins enfrentan la temporada 2025 con una preocupante falta de dirección y ambición. En un mercado competitivo como el de MLB, la ausencia de inversión y la política continua de reconstrucción del equipo son señales alarmantes.
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El zurdo Braxton Garrett se perderá toda la temporada 2025 con los Marlins por una lesión.
AFP
Es indignante ver cómo la administración ha dejado escapar a jugadores clave como Jake Burger, Luis Arráez y Jazz Chisholm Jr., sin hacer ningún esfuerzo significativo para atraer talento de calidad que pueda compensar estas pérdidas. La excusa de la reconstrucción ha sido usada hasta el cansancio, pero los resultados no han mejorado; de hecho, el equipo terminó la temporada pasada con un lamentable récord de 62-100.
El enfoque de los Marlins parece una mala imitación del modelo de los Tampa Bay Rays. La falta de inversión en talento no solo afecta el rendimiento en el campo, sino que también desmotiva a los fanáticos. En 2024 la asistencia al LoanDepot Park fue de 1,087,453, es decir 13,425 fanáticos por juego. Solo los Atléticos de Oakland, que se iban de la ciudad después de décadas y que sus fans decidieron a modo de protesta no asistir, obtuvieron menos respaldo del público en el Stadium que los Marlins.
Aunque la adquisición de Connor Norby es un punto positivo, no es suficiente para cambiar la narrativa de un equipo que parece más interesado en ahorrar dinero que en construir un equipo competitivo. La administración debe asumir la responsabilidad de esta situación y reconsiderar su estrategia si esperan alguna vez sacar a los Marlins del sótano de la liga y regresarlos a la grandeza que obtuvieron a inicios de siglo.
Sin una mejora significativa en la gestión y en la inversión en talento, los fanáticos pueden esperar otra temporada de desilusión. A menos que ocurra un milagro inesperado, los Marlins no tienen ninguna oportunidad realista de avanzar a los playoffs esta temporada.