martes 18  de  febrero 2025
FÚTBOL

La selección de Argentina dejó de importar a sus aficionados

Malos resultados y una fama de eterno segundón están mermando el amor de los aficionados de la Albiceleste y eso se nota con el poco entusiasmo que hay en el ambiente pese a que el jueves recibirán a Brasil en el Clásico de la región

STEFANO PORCILE

ESPECIAL

BUENOS AIRES-. Entre papeles y algunos globos que flotan, un niño sube y baja las escalinatas de la semidesierta tribuna General San Martín del estadio River Plate. Salta de escalón en escalón con las mismas zancadas con las que, a pocos metros de él, Ángel Di María trepa por el sector derecho de la defensa de Ecuador. Su rostro de desesperación se mezcla con la frustración del equipo. Tanto él como los miles de espectadores saben que sus esfuerzos son en vano. Segundos después, el árbitro finalizaría el encuentro y la fiesta se vestiría de amarillo, rojo y azul.

La fatídica noche del 8 de octubre de 2015 es la pálida imagen que la selección argentina transmite a los aficionados. Ya para el final del partido, sólo un puñado de ecuatorianos abrigaban las gradas del sector visitante. Atónitos, los simpatizantes no encontraban palabras para explicar la hazaña de su equipo.

Estadios semivacíos, jugadores que aburren, derrotas inexplicables. La selección argentina no contagia la misma emoción que años anteriores. Las familias dejaron de preocuparse por el equipo. En las calles, ya nadie habla de los dirigidos por Gerardo “El Tata” Martino más que para mofarse de ellos. Y eso se está notando de cara al próximo juego de la albiceleste, el jueves 12 cuando reciba a Brasil.

Precios por las nubes

El estadio Monumental ya no es el centro de reunión para las familias amantes del deporte.  En otras épocas, las personas hacían interminables colas para conseguir los boletos en fecha de eliminatorias.

En lugares como Quito, Medellín, Montevideo o Santiago de Chile, el cemento ruge por el cántico de los seguidores. En Argentina, se llegó a discutir si era necesario trasladar la localía a un complejo más pequeño adaptado a las necesidades básicas del seleccionado.

Hoy en día, ir a ver a la Argentina desde una tribuna con butaca asignada puede costar alrededor de unos 150 dólares. En reventas por internet, el precio llega a elevarse al doble o más. El costo de poder asistir al encuentro provoca un ambiente frío dentro del estadio. El mal funcionamiento del equipo se ve reflejado en la falta de apoyo por parte de los aficionados.

Un clásico devaluado

Hace tiempo que no se vive con tan poco entusiasmo un Argentina vs Brasil. Lo reflejan la ausencia de charlas futboleras en los bares, las pocas publicidades del encuentro y la escasez de noticias sobre el en otros tiempos tan ansiado duelo.

La vuelta de Neymar a la “Canarinha” es de lo mejor que puede brindar este espectáculo. Sin embargo, parece ser que la presencia del delantero del Barcelona no logrará captar la atención de los espectadores locales.

“Esta selección no es la misma que la de 1986 o la de 1978”, reconoce Amadeo, zapatero de profesión del barrio de Núñez. “Les falta la mística de los campeones del mundo, hace rato que no despiertan ilusión en las personas”, refuerza.

Del recambio a la renuncia

Los analistas del fútbol no encuentran una clara solución al problema deportivo. Cartuchos enteros de tinta llenaron páginas desarrollando motivos por los cuales Martino debería dejar su cargo y exigiendo un recambio generacional en la selección argentina.

Los Agüero, Di María e Higuaín hartaron a un público acostumbrado a un once inicial poblado de estrellas que ganan todo en sus equipos. El principal debate radica en la ausencia de triunfos determinantes con la Albiceleste. Estos mismos campeones y goleadores en Europa no logran hacer pie en su país.

Precios exagerados, estadios vacíos, esperanza perdida, falta de contagio y amor por los clubes por su seleccionado son algunos de los motivos por los que este equipo argentino no logra terminar de pegar el salto de calidad.

Es momento de parar la pelota, analizar las variables y comprender que lo esencial es que las familias puedan retornar a los estadios para ver a la Argentina. Desde allí, el núcleo duro y el amor por la Albiceleste volverán a resurgir en un público cansado de esperar a la novia que siempre se escapa en el altar.

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