MIAMI.- Cristiano Ronaldo, de brillante temporada, buscará este año conseguir su tercer Balón de Oro para acercarse a los cuatro de Messi (archivo)
ESPECIAL
A partir de las 12:00 del mediodía del sábado, se disputará una nueva edición del superclásico español entre el Real Madrid y el Barcelona. Este nuevo encuentro tiene varios condimentos en particular que merecen la pena ser mencionados.
Un poco de sal: La FIFA confirmó ayer que Luis Suárez podrá jugar contra la Casa Blanca luego de cuatro meses de sanción: "Estará habilitado para jugar en partidos oficiales con el Barcelona desde el 25 de octubre de 2014", aseguró a la agencia de noticias dpa un portavoz del ente rector del fútbol mundial. La prohibición comenzó luego de que el delantero uruguayo mordiera al defensor italiano, Giorgio Chiellini, durante la última Copa del Mundo de Brasil 2014.
Orégano: El delantero del Madrid, Cristiano Ronaldo, sumó el pasado miércoles 71 goles en la Liga de Campeones. Con esta cifra, el portugués igualó al máximo goleador histórico Raúl, luego de una gran exhibición en Anfield ante el Liverpool. Sus números en Copa coinciden con su gran rendimiento en la Liga de España, donde CR7 lleva 15 goles en ocho jornadas disputadas. En frente, Cristiano tendrá al excelente portero Claudio Bravo, quien lleva la marca de imbatibilidad culé de 720 minutos.
Mucho aceite: Entre cifras y records, el partido del sábado puede ayudar a Lionel Messi a superar el registro de Telmo Zarra como máximo goleador de la Liga. Messi, con 250 anotaciones, está a una de igualar al exdelantero español. De batir la marca, la Federación Española de Fútbol aseguró ayer que no tienen pensado hacer un homenaje al argentino durante el partido en pleno Bernabéu.
Una pizca de pimienta: Para agregarle un poco más sabor a este encuentro, el técnico madridista Carlo Ancelotti aseguró luego del partido ante el Liverpool que sustituyó “a Cristiano sin preguntarle nada”. Sus declaraciones generaron polémica porque hicieron alusión al último partido del Barcelona con el Éibar, donde Messi se negó a salir del campo cuando Luis Enrique le indicó el cambio.
Pocos clásicos tendrán tantos condimentos como el que se disputará el sábado en el Santiago Bernabéu. La mezcla de sabores puede generar un excelente espectáculo futbolístico entre dos monstruos del mundo del fútbol.
