MIAMI.- Ronald Acuña Jr., quizás, lanzó una caña de pescar o una red en La Sanaba, localidad del estado Vargas (Venezuela) de la que es oriundo. Al jardinero de los Bravos de Atlanta eso de pescar, como que se le da bien. Ahora suelta su bate y los Marlins se lamentan.
Es que Acuña no puede ver a los peces de la Florida. Ante ellos, contra quienes estará jugando hasta el domingo, ha conectado siete de sus 21 cuadrangulares esta temporada.
El último pes que sufrió un la eficacia que tiene el venezolano con el bate fue su compatrito Eliéser Herández, quien fue castigado ayer con un vuelcerca de Acuña.
El patrullero de los Bravos, que para muchos ya tiene el Novato del Año de la Liga Nacional en el bolsillo, conecta para .333, con 18 remolcadas e igual número de anotadas en 16 compromisos contra los Marlins.
Y luego de la segunda mitad, Acuña como que sacó su pericia de pescador. En los últimos cinco juegos contra los peces liga para .529 (nueve inatrapbles en 17 turnos).
En ese período, el venezolano además ha recibido dos pelotazos de los lanzadores de los Marlins. Con el primero, que le carreó una sanción a José Ureña de seis juegos, no se molestó. Sin embargo, el bolazo que recibió ayer si lo enfureció.
Acuña tiene tres días para tomar venganza y seguramente lo hará de la manera que ha demostrado. Haciendo swing sólido y llevando la pelota del otro lado de la barda, mientras que los lanzadores de Miami tienen como misión evitar que les pesque un pitcheo más.