BAKÚ. AFP. Tras exiliarse de su país, Cuba, hace 13 años, el esgrimista Iván Trevejo encontró refugio en Francia, país con el que el miércoles en los Juegos Europeos logró su primera medalla de oro, cuando cuenta con 43 años y está en búsqueda de trabajo.
Orgulloso y emocionado, escuchó el himno de su país de acogida, en el que obtuvo la nacionalidad en 2010. Fue su primer título individual en una larga carrera en la esgrima.
Pero a sus espaldas ya tenía un sólido palmarés. Con la selección cubana fue subcampeón olímpico en Atlanta 1996 y un año más tarde ganó el título mundial por equipos.
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En Sidney 2000 logró su segunda medalla olímpica al terminar tercero con el equipo cubano. Pero sentía la necesidad de emigrar de su país.
"Todo era difícil. Vivir, trabajar... Era una situación muy crítica a todos los niveles, hacía falta absolutamente que me fuera", explicó en francés.
Decidió dar el paso durante el Mundial que se disputó en Lisboa en 2002. "Nadie estaba al corriente, quería guardar el secreto para evitar que me impidieran escapar", relata.
"Lo había planificado todo. Me había encontrado con españoles gracias al deporte y ellos me ayudaron, me llevaron en coche de Lisboa a Valladolid", recuerda el deportista, que se fugó sin pasaporte, en manos del equipo técnico cubano durante el Mundial.
Dos años después de su escapada, en 2004, decidió instalarse en Francia. Nunca perdió su pasión por la esgrima, pero tuvo que esperar hasta 2010 para obtener la nacionalidad francesa.
Un trabajo
Trevejo se casó con una francesa, una antigua nadadora con la que tuvo una niña. Vive cerca de Montpellier.
Su amor por la esgrima le llevó al equipo nacional francés, pero le costó perder su trabajo.
"Tuve que romper el contrato con mi empresa, por lo que de repente me quedé sin trabajo", señala este antiguo comercial, precisando que la Federación Francesa y el Ministerio de Deportes "están buscando cómo pueden ayudarle a encontrar un empleo".
"Mi familia ha sufrido mucho, pero afortunadamente me ha apoyado. Ha sido difícil", explica Trevejo, que tiene claras sus prioridades: "la clasificación para los Juegos Olímpicos 2016 y encontrar un empleo".
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El entrenador del equipo de Francia de espada conoce bien al cubano, al que se enfrentó hace 15 años.
"Es un viejo tirador. Lo hemos recuperado y él tenía ganas. Hacían falta los resultados y ha disfrutado, a sus 43 años", señala Hugues Obry.
"Es muy bonito entrenar a un chico como él, que viene todos los días al Insep [centro de alto rendimiento] porque no tiene medios para entrenarse en su club. Es muy generoso y hace progresar al grupo. Ahora ha vuelto para competir durante 10 años", añade, bromista, Obry.
El técnico espera que la medalla de oro en Bakú ayude al deportista, que no ha podido regresar a su país desde que se exiliara.