Cada cierto tiempo vuelve el mismo debate, este año ha sido evidente con Dodgers de nuevo en la Serie Mundial: ¿debería la MLB adoptar un tope salarial como la NBA o la NFL? La pregunta parece sencilla y muchos lo afirman con tono de revelación divina. Como si esa medida fuera a arreglar, de golpe, todos los problemas del béisbol. Pero hay que mirarlo sin maquillaje: un tope salarial puede terminar siendo el mejor amigo de los dueños que no quieren competir.
Sí, hay equipos que gastan lo que sea necesario. Dodgers, Yankees, Mets, Padres y hasta Toronto, el otro finalista de este año. Si ven talento, sacan la chequera. ¿Eso molesta? A algunos, claro. Pero más debería molestar que franquicias como los Athletics, Piratas o Marlins reciban millones en reparto de ingresos y aun así no inviertan en mejorar. Y no es teoría conspirativa, la MLBPA ya ha tenido que llamar a varios sus dueños. Todos han estado en la mira por priorizar los dividendos sobre la competencia. Equipos que se sientan a esperar el cheque, cierran la caja y les dicen a sus fanáticos que “no hay plata”, cuando sí que la hay. Lo que no hay es voluntad de ganar. Ahí está el verdadero desequilibrio: no en el que gasta demasiado, sino en el que prefiere perder sin despeinarse.
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Aaron Judge, de los Yanquis de Nueva York, conecta un grand slam en la tercera entrada contra los Cerveceros de Milwaukee en el Yankee Stadium, el 29 de marzo de 2025 en la ciudad de Nueva York.
AFP / Mike Stobe
Imponer un tope salarial sería decirles a los ambiciosos, “tranquilos, no vayan tan rápido, que los demás se quedan atrás”. Sería premiar la mediocridad gerencial. Y el fanático no paga entradas para ver cómo su equipo cuida la billetera. Paga por la ilusión de competir.
Además, hay otro punto clave: los jugadores. MLB es la liga donde mejor se paga al talento porque se lo ganaron. Recortar su techo económico solo para proteger bolsillos de dueños que ya cobran del sistema sería una burla. El sindicato nunca aceptará que se les limite el crecimiento justo cuando las cifras avalan su valor.
Y aquí un recordatorio. Ya existe un freno (el impuesto de lujo) que penaliza a quien se pasa del límite. ¿Es suficiente? Puede que no. Pero si se busca paridad, también se necesita el otro lado de la ecuación: un piso salarial real y obligatorio. Que quien reciba dinero por revenue sharing lo gaste en jugadores. Que se acaben las excusas envueltas en pobreza fingida.
Entonces, ¿tope salarial sí o no? Depende de lo que se quiera proteger. Si se quiere salvar a los equipos que no se exigen, adelante. Si se quiere un béisbol fuerte en todos los mercados, entonces hay que obligar a competir también a los que se conforman.
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Shohei Ohtani #17 de los Dodgers de Los Ángeles sostiene el trofeo de Jugador Más Valioso (MVP) durante una ceremonia tras el cuarto juego de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, donde los Dodgers derrotaron a los Cerveceros de Milwaukee 5-1 en el Dodger Stadium el 17 de octubre de 2025 en Los Ángeles, California.
Sean M. Haffey/Getty Images/AFP