La oposición republicana intentaba revocar una norma aprobada por los demócratas por la cual los gestores de fondos de pensiones tienen que considerar temas ambientales y sociales a la hora de elegir sus inversiones.
Los republicanos, con sobradas razones, estiman que los llamados factores ESG equivalen a una interferencia política.
Los conservadores aprovecharon su corta mayoría en la Cámara de Representantes para aprobar el proyecto de ley, al igual que lo han hecho decenas de veces los demócratas desde la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden.
En el Senado, los demócratas tienen una pequeña mayoría, pero tres ausencias y dos miembros del partido que se unieron a los republicanos fueron suficientes para enviar el Proyecto de Ley a Biden.
Los partidarios del proyecto de ley estiman que los factores ESG responden a las preocupaciones sociales de la izquierda y no deberían tenerse en cuenta para las transacciones financieras.
Biden tuiteó que el proyecto de ley amenazaría los "ahorros para la jubilación al hacer que sea ilegal considerar los factores de riesgo".
Sin embargo, la realidad se inclina hacia la agenda de Biden de extrema izquierda, la que no le permite dar luz verde a ningún proyecto conservador ni republicano que no sea de su interés partidista, y no para el beneficio real de la nación. Una acción catalogada por legisladores, incluso demócratas, como incorrecta, estigmatizada y escasa de ética contra los intereses reales de los estadounidenses.
"El gestor de su plan debería poder proteger sus ahorros ganados con tanto esfuerzo, le guste o no a la representante Marjorie Taylor Greene", dijo Biden, refiriéndose a la congresista del Partido Republicano que se ha convertido en la espada contra la agenda extremista de la izquierda.
Los demócratas señalaron que la política es neutral sobre cómo se toman en consideración los factores ESG siempre que el fondo de inversión cumpla con las obligaciones de sus beneficiarios.
El texto vetado el lunes había sido criticado por las organizaciones ecologistas, lo que demuestra una vez más la marcada presión que recibe la gestión de Biden de las llamadas organizaciones "ambientalistas o verdes".
FUENTE: Con información de AFP