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lunes 13
de
enero 2025
Edenburg Hospitality ha desarrollado proyectos en más de 23 países incluidos China, Canadá, Francia, España, Holanda, Argentina, Marruecos y Brasil. Diseña interiores para hoteles y muebles ecológicos. Entre sus contratos más significativos en Estados Unidos destaca su participación como interioristas en el hotel de lujo MGM National Harbor, una construcción de 1,700 millones de dólares, en Washington DC.
Ignacio Edenburg, fundador y gerente general de la compañía, conversó en exclusiva con DIARIO LAS AMÉRICAS y reveló detalles sobre cómo un empresario de origen latino logró posicionarse en el mercado más vibrante del mundo. Su compañía tiene un crecimiento anual que sobrepasa el 30% y factura cerca de 40 millones de dólares.
Edenburg se vinculó al mundo de los hoteles desde su primer empleo al terminar la Universidad de Miami. Fue a través de una compañía de cajas fuertes donde ocupó el puesto de jefe de Ventas.
¿Cómo surge Edenburg Hospitality?
Realmente siempre me gustaron el arte y el diseño de interiores. Aquí en la oficina la mayoría de las fotos que adornan las paredes han sido tomadas por mí. Para satisfacer mi vocación busqué el tiempo y estudié diseño de interiores en internet, mientras me desarrollaba como empresario.
Al estar vinculado con la industria de la hospitalidad cuando tenía la empresa de cajas fuertes, me fueron saliendo algunos negocios de muebles y pequeñas instalaciones para hoteles. Así llego a mi primer proyecto de importancia, el hotel San Miguel Plaza, en Bayamón, Puerto Rico. Esta obra marcó el inicio de Edenburg Hospitality como compañía.
¿Por qué se decide por los muebles ecológicos?
Cuando uno habla de productos ecológicos desde la perspectiva del mueble no es un asunto sencillo. Al trabajar con madera, pegamentos y telas, se requiere un gran compromiso. Sin embargo siempre quise que ese fuera el sello de mi empresa. Deseaba que mis hijos tuvieran un futuro más seguro y que estuvieran orgullosos de su padre por abrazar ideas medioambientales.
¿Cuál es la razón de fabricar en España?
Cuando evaluaba la expansión de mí empresa y barajaba la posibilidad de tener una fábrica, la primera ubicación que pensé fue en Centro y Sudamérica. Pero esta idea no funcionó. No por una cuestión de calidad, sino por cómo se llevan a cabo los procesos productivos en la región. Mi prioridad era poder mantener unos estándares ecológicos. Así fue cómo en 2010 encontramos dos fábricas de muebles en España, una en Alicante y otra en Barcelona.
La planta de Barcelona se ubica en un pueblecito llamado Torelló y en ella trabajan 125 empleados vecinos de la localidad. Esta fábrica tiene todos los certificados Green de la Unión Europea. Crea su propia electricidad a partir de los deshechos. Al ser fabricantes de muebles,consumimos mucha madera, pero solamente compramos materia prima a aquellas empresas comprometidas con el entorno. Las que incluyen en su modelo de negocio la siembra forestal. Por otra parte, los pegamentos, los barnices, y las pinturas que utilizamos son “verde”, no afectan al entorno.
¿El concepto medioambientalista es marketing o es un sentimiento puro y genuino?
Al principio fue una cuestión comercial. Es la dirección hacia donde se mueven las empresas de vanguardia. Pero en la medida que íbamos investigando y entendiendo más, el concepto se convirtió en una forma de vida, en un modo de hacer las cosas.
Lo he interiorizado tanto que lo utilizo en mi vida privada. En mi casa todas las luces que utilizo son inteligentes, tengo instalados sistemas ahorradores de agua y de energías.
En mi oficina las luces se apagan de forma automática cuando detectan que no hay nadie en el interior y estamos ubicados en un edificio certificado LEED.
¿Muchos nuevos empresarios creen que las “empresas verdes” son más costosas?
No tienen por qué serlo. Las compañías que comienzan sí pueden crear un programa de sostenibilidad ambiental donde se tengan en cuenta acciones diarias para ayudar al entorno e ir progresando en la medida que se afianzan comercialmente.
Por ejemplo, vivimos en un mundo de emails, no hace falta imprimir cada correo que recibimos. Esa puede ser parte de la política para una pequeña empresa que comienza.
Por otra parte, datos recientes demuestran que en nuestra industria los hoteles certificados LEED tienen mayores tasas de arrendamiento, porque son más saludables, y a la vez son menos costosos de operar, y mantener. También ahorran muchísima agua y energía.
¿Cómo logró el contrato en un proyecto como el MGM Nacional Harbor, que tiene un presupuesto total de 1.700 millones de dólares?
Las principales empresas constructoras trabajan con proveedores conocidos. Es una tendencia normal, confían en ellos y establecen una relación a través del tiempo. Entrar en el mercado de EEUU para mí fue uno de mis mayores retos. Las empresas asiáticas, por precio, son las más competitivas del mercado.
Pero a la hora de competir por un proyecto LEED Gold tenemos algunas ventajas: trabajamos con gran calidad, somos Minority Owned Bussines, solo creamos muebles ecológicos, y los equipos que instalamos todos son alemanes, de calidad superior y todos protegen el medio ambiente.
MGM estaba haciendo el proyecto más grande fuera de Las Vegas. Tuvimos la oportunidad de reunirnos con ellos para ofrecerle nuestro producto. Me senté yo solo en una mesa con varios especialistas de esa compañía. Era una oportunidad única y no la podía desperdiciar. Tenía que hacer algo verdaderamente rompedor. Les mostré mi presupuesto, les hablé las calidades de nuestra compañía, de nuestra experiencia en diferentes mercados y le dije: “Confío tanto en mi producto que les ofrezco construir una habitación modelo en nuestra planta de Barcelona. Así podrán ver dos cosas, cómo funciona nuestra fábrica ecológica y el resultado de nuestro trabajo”. Ellos aceptaron.
Construimos la habitación modelo con las medidas arquitectónicas exactas e incluimos hasta el más mínimo detalle requerido. Nos llevamos a España a la jefa de Diseño de MGM con todo su equipo. Cuando esa señora entró en la habitación modelo, la revisó, se sentó a la cama y con lágrimas en los ojos nos dijo que por primera vez veía un producto tan perfecto. Así obtuvimos el proyecto MGM National Harbor con certificación LEED Gold.
Soy una persona infatigable. Como me gusta lo que hago eso me facilita la insistencia y rebasar todos los obstáculos del camino. Poco a poco hemos podido mostrar la calidad de nuestro trabajo a las empresas más importantes del sector. Y este año hemos logrado participar en otro proyecto de 1.900 millones de dólares.
¿Cuál es el mayor logro de Edenburg Hospitality?
Es haber creado el equipo de personas con las que trabajamos. Son ellas las que hacen que todos los días tenga ganas de venir a trabajar. Sin duda alguna ese es el mejor logro para un empresario.
¿Cómo logra mantenerse atractivo en un mercado tan competitivo?
Gracias a la expansión. Esa fue la visión con la que creamos nuestra compañía. No dependemos de ningún mercado en específico, ni del europeo, asiático o americano. Dependemos del trabajo de todas nuestras oficinas ubicadas en diferentes países. Eso nos permite crecer aún cuando alguno de los mercados en los que participamos la situación no sea positiva.
Cuando en 2008 y 2009 se paró absolutamente todo, lo que hicimos fue ajustarnos para no echar a nadie a la calle. Incluso durante ese tiempo nos pusimos a vender muebles a minoristas para poder mantener a nuestros empleados. Fue una época dura, pero juntos sobrepasamos la tormenta.
¿Están bien pagados sus empleados?
Pagamos salarios más altos que cualquier gran empresa promedio de EEUU. Además, repartimos bonos de fin de año y comisiones. Creo que están todos muy contentos. El indicador más ilustrativo es la baja rotación de trabajadores.
Cuando en una empresa existe una rotación sustancial es porque algo en su sistema no está funcionando bien. Y el problema generalmente comienza del líder hacia abajo.
Es usted argentino, fabrica en España, vive en EEUU y comercializa en medio mundo. ¿Es usted la imagen de la globalización?
Me considero argentino a muerte. Creo que soy una persona afortunada por haber tenido la oportunidad de vivir en tantos rincones del mundo y por tener la dicha de disfrutar de la gente bonita de Colombia, México, España -lugar donde viví gran parte de mi infancia-, Puerto Rico, Brasil, Argentina y del Caribe en general. Me considero un verdadero afortunado de poder beneficiarme de las oportunidades de este gran país y creo que sería autosuficiente e ignorante creerme lo contrario.
Y por otra parte, he tenido la suerte necesaria en la vida para crear una gran empresa y para ser un buen empresario. Tuve la oportunidad, la supe aprovechar, hacerla crecer y sobre todo la he sabido cuidar.
Su empresa opera en muchos rincones del mundo, ¿existe el libre comercio?
Es una pregunta complicada. Sí y no. Depende de muchas cosas, de la etapa política que viva el país determinado, de su desarrollo económico, de la voluntad política. Hay países en los que libertad y comercio son eufemismos. Otros donde el comercio vive atrapado por la política.
Como empresario uno debe sentarse todo los días a estudiar para entender el mercado y sus opciones. Por ejemplo, ahora con el hierro se nos complican las cosas. Entonces tratamos de evitar ese material y buscamos alternativas para mantener los presupuestos. Está claro existe una correspondencia directa entre la política comercial de nuestros países y la forma en que las empresas hacemos negocio.
¿Cuál es la situación actual de Edenburg Hospitality y hacia dónde va?
En los últimos cuatro años la empresa ha tenido un crecimiento de 35% al 45% anual. Hemos pasado de 7 millones de dólares de facturación a unos 40 millones. La diferencia la ha marcado la entrada al mercado estadounidense. Aquí hemos sido capaces de vender la idea de que comprar un producto español y un diseño latino es muy bueno para el mercado estadounidense.
Nuestra objetivo es seguir creciendo en California y abrir una oficina en Nueva York. En Miami estamos también trabajando el Tryp Fort Lauderdale.
¿Cuál es el sentido de la vida una vez alcanzado el éxito?
Hace años le hice esa misma pregunta a mi padre me contestó. “El sentido es ayudar a aquellos que no lo consiguieron”.
Cuando alguien alcanza cierta posición relevante, ya sea económica o social, adquiere un compromiso con la comunidad. Es importante implicarse en ayudar a aquellos menos afortunados. Por ello todos los días trato de darle el sentido a mi vida que me inculcó mi padre.