MIAMI.- ADRIEL REYES
Especial
Torres llegó de Cuba en 1959 sin un centavo y hoy se siente orgulloso de ser uno de esos inmigrantes que ayuda a transformar la tierra que le dio acogida junto a sus padres, María Caridad Torres y Pedro Antonio Torres
MIAMI.- ADRIEL REYES
Especial
Cuando empezaron a construirse las inmensas edificaciones de Brickell, nadie en La Pequeña Habana sospechó que esa marea de luces y concreto, muy pronto encontraría una barrera en la costa y comenzaría a extenderse ciudad adentro.
Éste es ese momento en que no cabe ni un alfiler en Brickell y los nuevos proyectos tienen bajo su mira una zona llena de historia y tradiciones: La Pequeña Habana. El vecindario fue primero asentamiento de judíos, luego, de cubanos y en la actualidad, de una mezcla de todas las naciones. Aunque hace unos pocos años nadie se fijaba en la zona, fundamentalmente por los niveles de delincuencia, hoy es un gran atractivo para inversionistas.
Algunos como el desarrollador Henry Torres tuvieron una visión y desde el año 2002 comenzó a adquirir propiedades en La Pequeña Habana, lo que le costó que no pocos de sus conocidos lo catalogaran de “loco”.
“El futuro de La Pequeña Habana es el crecimiento”, insiste Torres quien hoy desarrolla Intown, un proyecto de 312 nuevas unidades y ocho townhouses. “Vamos a traer 540 parqueos adicionales para los residentes y los clientes de las tiendas”. Intown combinará las residencias con 12 espacios comerciales.
“La diferencia radica en que la Pequeña Habana será asequible para muchos millenials que en zonas como Brickell están viviendo una falsa” pues no pueden pagar los altos precios.
El primer proyecto de Torres en el área fue Brickell Vista, en la calle 8. La crisis inmobiliaria frenó uno de 450 unidades pero muy pronto se comenzarán en la zona medio centenar de proyectos.
“Logramos traer la farmacia CVS a la zona, lo cual fue un éxito. Se espera que próximamente abran otra -asegura-. De aquí a cinco años creo que van a entrar muchos negocios en el área, lo que va a traer un cambio. Después de ellos, vienen las viviendas, porque se necesitan más personas para trabajar”.
¿Qué sucederá con el valor de las propiedades?
“Mi primera propiedad aquí la compré cuando tenía 20 años y pagué 38.000 dólares por ella. A largo plazo no he visto que ninguna propiedad baje de precio. Creo que en la zona se van a disparar los precios y que estos nuevos proyectos van a generar un efecto contagio. Mientras más progreso haya, más van a valer las propiedades. Si La Pequeña Habana se convierte el día de mañana en un Brickell, los precios pueden duplicarse. Un fenómeno similar ocurrió en La Playa”.
Torres llegó de Cuba en 1959 sin un centavo y hoy se siente orgulloso de ser uno de esos inmigrantes que ayuda a transformar la tierra que le dio acogida junto a sus padres, María Caridad Torres y Pedro Antonio Torres.
Esta posible subida de los precios alarma a quienes como Mayra y Waldo no podrán pagar una cifra superior a lo que hoy dan por su renta. Esta pareja de adultos mayores que viven muy cerca al Parque del Dominó, en la Calle Ocho, le temen al momento en que, “tras ser mejorado el aspecto constructivo de muchos edificios y viviendas, los dueños subirán los precios y ellos se vean obligados a abandonar el lugar donde han vivido por años”.
“Tampoco queremos mudarnos para otra parte de la ciudad, pues nuestra familia también vive en la zona y aquí tenemos los teatros y las galerías a las que podemos ir sin necesidad de transporte”, asegura Hernández, quien además piensa que “la expansión absorberá los mercaditos y farmacias que tiene cerca de su casa, por lo que los planes debieran pensar más en quienes hoy viven en La Pequeña Habana y no en quienes se mudarán”.
El tasador
“Por la cercanía que tiene con el área de Brickell, La Pequeña Habana es definitivamente una zona que hay que observar. Es muy atractiva para los inversionistas pues ya Brickell no puede expandirse”, explica el tasador del Condado de Miami Dade, Pedro J. García.
García desconoce a qué velocidad se transformará La Pequeña Habana porque “los urbanistas van a tener que comprar muchas propiedades, comenzando por aquellos que no quieren vender porque están enamorado de sus casas y van a pedir una cantidad de dinero que quizás no valga”.
“Va a ser como un tipo de subasta, pues los urbanistas necesitan una determinada cantidad de tierra para poder llevar a cabo sus proyectos. No lo veo fácil, pero creo a la vez que el crecimiento no lo puede parar nadie”, concluye Garcia.
La planificación
El director de Planificación y Zonificación de Miami, Francisco Garcia, alega que existen “muchas construcciones en mal estado en la zona, algunas de ellas en peligro de derrumbe. También abundan las ilegalidades y algunos propietarios se aprovechan de la situación desfavorable de muchas personas para rentar esos inmuebles”.
García cree que se debe “reducir la actividad criminal en la zona y lograr que la gente quiera permanecer por mucho tiempo en La Pequeña Habana”. Para ello –considera- se necesita una “reforma integral”.
El director de Planificación de Miami adelantó que la Ciudad está considerando incrementar la densidad de La Pequeña Habana de 36 a 65 unidades por acre. “Queremos convertirla en un centro de mayor densidad poblacional y mayor disposición peatonal”, asegura.
El Fideicomiso Nacional para la Preservación Histórica incluyó a La Pequeña Habana en su lista del 2015 como uno de los 11 lugares históricos más amenazados. Pero García descarta esa posibilidad porque la Ciudad está interesada en proteger su patrimonio: “Hoy estudiamos variantes para crear un Distrito de Conservación que proteja la zona o individualmente a cada una de las propiedades con valor histórico”.
“Desde el punto de vista práctico, aumentarán los valores de las propiedades y dejar la zona como está no parece una solución factible”, opina García.
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