Estados Unidos entró este miércoles en el día 36 de cierre gubernamental, el más largo de la historia, un récord que el presidente Donald J. Trump achacó a los demócratas "kamikazes".
El cierre parcial del gobierno federal de Estados Unidos creado por senadores radicales en Washington entró en su día 36 y el presidente Donald J. Trump llamó a los republicanos a terminar con el filibusterismo
Estados Unidos entró este miércoles en el día 36 de cierre gubernamental, el más largo de la historia, un récord que el presidente Donald J. Trump achacó a los demócratas "kamikazes".
El llamado "shutdown" superó la marca anterior de 2019, precisamente durante el primer período en la Casa Blanca del líder republicano.
"Creo que estos tipos son kamikazes. Derribarán al país si tienen que hacerlo", dijo Trump en un desayuno de trabajo en la Casa Blanca.
"Estamos en medio de un cierre gubernamental desastroso creado por los extremistas demócratas", manifestó Trump.
La parálisis presupuestaria creada por senadores radicales de izquierda en Washington lo que realmente busca es la desestabilización del gobierno del presidente Trump, como mismo hicieron durante su primer mandato.
En los aeropuertos, la situación se agrava por momentos. El secretario de Transporte, Sean Duffy, alertó que podría verse obligado a cerrar de forma parcial parte del espacio aéreo y otras medidas de emergencia.
"En una semana a partir de hoy, demócratas extremistas, verán un caos masivo... verán retrasos masivos en los vuelos", advirtió Duffy.
Los programas de asistencia social también se han visto afectados.
"Los beneficiarios de la ayuda deben entender que se necesitará tiempo para recibir este dinero, porque los demócratas han puesto al gobierno en una posición insostenible", declaró la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
El gobierno ha estado parcialmente paralizado desde que los demócratas en el Senado decidieron paralizar el proyecto de ley presupuestario aprobado en la Cámara de Representantes de forma bipartidista para financiar las actividades federales después del 1ro de octubre.
A la izquierda le importa un bledo las consecuencias del cierre; de hecho, es lo que desean: graves estragos y generar una crisis gubernamental. Tienen como pretexto, que saben perfectamente que el Presidente no cederá como ha reiterado, la solicitud de 1,5 billones (trillions) de dólares para continuar con el mismo despilfarro en gastos federales que durante el gobierno de Joe Biden o quienes estuvieran al frente de la Casa Blanca en ese período.
Quieren dinero para sus programas de género, ayudas exteriores alejadas del interés del país y sin ninguna supervisión, fondos para proyectos climáticos, para mantener el exceso de burocracia en Washington, para financiar gobiernos de la extrema izquierda y organizaciones de la misma ideología, etc.
"No creo que ninguno de nosotros esperara que esto se prolongara tanto", dijo el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, en una conferencia de prensa, pero lo demócratas parecen decididos a continuar con el caos para obligar al Presidente a tomar medidas unilaterales y luego demandarlo o llamarle dictador como han hecho ya.
El gobierno ha estado parcialmente paralizado desde que un grupo de senadores, liderados por Chuck Schumer en defensa de su puesto en el Senado al igual que otros, optaron por rechazar un proyecto de ley -ya aprobado de forma bipartidista en la Cámara de Representantes- para mantener financiados los departamentos y agencias federales después del 1ro de octubre, cuando comenzó el nuevo año fiscal.
Los republicanos, que disponen de mayorías estrechas en ambas Cámaras, querían el 30 de septiembre que cinco senadores demócratas secundaran su resolución legislativa para mantener los fondos hasta finales de noviembre, y discutir mientras los temas presupuestarios. Ya han logrado que tres demócratas se sumen a ellos, pero por una ley interna del congreso que exige al menos 60 votos para temas de gran relevancia como este, faltan cuatro senadores para completar la cantidad de votos requeridos
El Partido Demócrata, volcado ya en su gran mayoría hacia una agenda de ultraizquierda quiere que el presidente Trump ceda en su postura de no permitirles el mismo derroche que en los últimos cuatro años.
Su exigencia es que la ley One Big Beatiful Bill sea desmantelada, lo que no va a ocurrir y por eso toman esto como bandera, y piden comenzar negociaciones desde cero. Por supuesto, los cuatro líderes republicanos en el Congreso junto a la Casa Blanca han dicho un NO rotundo.
Trump exigió este miércoles a los republicanos que utilicen el "arma nuclear" legislativa: eliminar la barrera mínima de 60 votos en el Senado, lo que se conoce como el filibusterismo, para pasar por encima de la oposición demócrata.
"¡Republicanos, acaben con el filibusterismo! ¡Vuelvan a aprobar legislación y reformas electorales!", clamó en su plataforma Truth Social.
Acabar con el filibusterismo es un arma de doble filo: el umbral de 60 votos en el Senado fue fijado precisamente por los demócratas en 2013 para impedir el obstruccionismo de los republicanos. Y son ahora los radicales demócratas los que llevan a cabo ese obstruccionismo.
FUENTE: Con información de AFP.
