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MIAMI.- Días después del esperado encuentro entre Donald Trump y su homólogo ruso, Vladimir Putin, media nación estadounidense continúa cuestionando el tono de la conferencia de prensa que ambos realizaron en Helsinki, mientras la otra mitad piensa que fue una simple equivocación de palabras.
Trump, que dio explicaciones ante la avalancha de críticas que provino de su propio partido, el Republicano, y la oposición, los demócratas, por lo que consideran unas “desacertadas palabras” que negaron la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016, planteó que se trató de un gazapo, una frase “mal confeccionada”.
En realidad, “quise decir que no veo razón por la que Rusia no estuviese detrás” de la injerencia, explicó el Presidente, lo que rápidamente calmó los ánimos de unos pero no de todos.
“Todos esperábamos que el Presidente mencionara algo sobre la injerencia rusa en las elecciones de EEUU, que no creo que haya tenido el impacto que mucha gente piensa, pero trataron de hacerlo y eso es una violación de la soberanía de nuestro país”, declaró a AmericaTeVe el exsubsecretario de Estado para asuntos del Hemisferio Occidental Otto Reich, durante el Gobierno republicano de George W. Bush.
“No tengo duda de que Putin negó, de la manera más fuerte y convincente” que robó datos y documentos para influenciar en las elecciones “pero esos es hacer lo que ha hecho toda su vida, mentir, porque él todavía piensa como un oficial de la Unión Soviética”, recalcó.
Otra reunión
No obstante, el Presidente retomó el asunto de las relaciones con Rusia en Twitter y señaló que “mira hacia adelante” en busca de otra reunión con Putin para “comenzar a implementar” los asuntos que se abordaron durante la reunión en Helsinki.
“La reunión con Rusia fue un gran éxito, excepto para los verdaderos enemigos del pueblo, la prensa de la noticias falsas”, tuiteó.
Y mencionó que, además de la injerencia rusa, abordaría “el terrorismo, la seguridad de Israel, la proliferación nuclear, el comercio, Ucrania, la paz en el medio Oriente, Core del Norte y más”.
“La idea de un nueva reunión no es mala”, opinó Charlie Anderson, analista político y profesor de ciencias políticas de George Washington University.
“No sólo ayudaría a retomar los temas pendientes, sino también contribuiría a calmar los ánimos”, añadió.
Gran jurado
Por otra parte. La Casa Blanca logró apagar otro fuego a tiempo, al anunciar de que el Presidente no está de acuerdo con la propuesta rusa de “entrevistar” a funcionarios estadounidenses para “ayudar” a esclarecer la investigación de la injerencia rusa en las elecciones presidenciales, que realiza el gran jurado federal que está encabezado por el fiscal especial Robert Mueller.
“Es un propuesta que fue hecha con sinceridad por el presidente Putin pero el presidente Trump no está de acuerdo con ella”, aseguró la secretaria de Prensa, Sarah Sander.
El gobernante ruso propuso la inusual idea durante el encuentro en Helsinki, donde el presidente Trump la calificó a primera vista de “magnífica” y más tarde desistió de ella, probablemente motivado por la falta de garantías que un interrogatorio tendría en territorio ruso.
Por otra parte, Sanders expuso que la Casa Blanca “espera que el Putin permita que los 12 rusos imputados por el gran jurado federal vengan a EEUU a probar su inocencia o culpabilidad”.
“Sería un magnífico gesto de Putin para probar su exculpación, pero dudo mucho que acceda a hacerlo y alegará que se trata de una confabulación que atenta contra la soberanía rusa”, expuso el profesor de ciencias políticas de George Washington University.
Puertas cerradas
En otro orden de asuntos, los demócratas en el Congreso no lograron encaminar la orden de comparecencia de la traductora del encuentro en Helsinki, Marina Gross, para “revelar” los temas abordados durante la reunión a puertas cerradas.
“Por el bien de la seguridad del país, el Congreso debe conversar con la traductora del encuentro que sostuvo Trump con Putin”, indicó el miembro del Comité de Inteligencia y congresista demócrata por California Eric Swalwell.
“No sabemos lo que hablaron y necesitamos saber si el Presidente divulgó alguna información o hizo algún pacto secreto”, subrayó.
No obstante, el analista político y profesor Anderson aclaró que “someter a la traductora del Presidente a un interrogatorio sería devastador para el país y la imagen de certidumbre que conocemos de la figura presidencial”.
“Hay otras maneras de averiguar las cosas y trabajar por el bien del país. Hay que tener confianza en el Presidente”, concluyó.