El funcionario iraní Mansour Emami ofreció una recompensa por el asesinato del presidente de EEUU, Donald Trump, ampliando así la ola de amenazas en contra del mandatario norteamericano.
Además, el movimiento iraní "Pacto de Sangre" dice tener más de $40 millones recaudados para ofrecer a quien se atreva a cometer el magnicidio
El funcionario iraní Mansour Emami ofreció una recompensa por el asesinato del presidente de EEUU, Donald Trump, ampliando así la ola de amenazas en contra del mandatario norteamericano.
La petición es específica: La recompensa es para quien "traiga la cabeza de Trump", detalla un video difundido por medios de comunicación.
A la par, el movimiento iraní llamado "Pacto de Sangre" afirma tener más de 40 millones de dólares recaudados para ofrecer en recompensa a quien se atreva a cometer el magnicidio, reseña el portal web Fox News.
Un sitio web del movimiento contenía un cartel de Trump en el punto de mira con un llamamiento a hacer donativos "para 'ayudar a establecer una paz estable'", informó la organización sin ánimo de lucro. Añadió que el cartel cita un versículo del Corán que dice: "Esforzaos con vuestra riqueza y vuestras vidas por la causa de Alá".
"Se trata de una llamada a la yihad, invitando a los creyentes a donar su dinero y sacrificar sus vidas", afirmó MEMRI. "El cartel otorga legitimidad religiosa al asesinato de Trump".
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, insistió en que los bombardeos de su país contra las instalaciones nucleares iraníes las "destruyeron por completo", tras un informe que indicó que algunas seguían en pie.
En su plataforma Truth Social, Trump reiteró su frecuente afirmación de que "las tres instalaciones nucleares en Irán fueron completamente destruidas y/o arrasadas".
El mandatario también afirmó que "llevaría años volver a ponerlas en funcionamiento y, si Irán quisiera hacerlo, sería mucho mejor empezar de nuevo, en tres lugares diferentes".
Los ataques estadounidenses con bombas y misiles impactaron el controvertido programa nuclear iraní el 22 de junio, afectando la instalación de enriquecimiento de uranio en Fordo, al sur de Teherán, así como los sitios nucleares de Isfahan y Natanz.
Los bombardeos, llevados a cabo al mismo tiempo que una campaña israelí contra la infraestructura nuclear y militar iraní, fueron presentados por Washington como un golpe de gracia a un esfuerzo encubierto de años para construir armas nucleares.
Irán insiste en que no busca una bomba atómica pero defiende su programa de energía nuclear civil.
FUENTE: Redacción / AFP