MIAMI - Al menos seis viviendas frente al mar colapsaron en la comunidad de Buxton, en la isla Hatteras (Outer Banks, Carolina del Norte), y fueron arrastradas por fuertes olas impulsadas por los huracanes Humberto e Imelda, que circulan en el Atlántico.
Las viviendas estaban elevadas sobre pilotes altos, pero finalmente cedieron, informó el Servicio de Parques Nacionales, quien también reseñó que no se reportaron heridos, ya que las casas estaban desocupadas.
Medidas y advertencias
El Cape Hatteras National Seashore emitió varios comunicados en los que exhortó a los visitantes a mantenerse alejados de los sitios de derrumbe y evitar la zona sur de Buxton, debido a escombros peligrosos y riesgo de nuevos colapsos.
Asimismo, las autoridades del estado cerraron un tramo de la carretera NC-12 en la isla Ocracoke y suspendieron el servicio de ferry entre Ocracoke y Hatteras.
Vulnerabilidad histórica
La costa de Carolina del Norte, especialmente en las islas barrera como los Outer Banks, está compuesta por franjas estrechas y bajas que son altamente susceptibles a la erosión y al aumento del nivel del mar. Según datos del Servicio de Parques, desde 2020 nada menos que 17 viviendas privadas ya se habían desplomado en playas del parque nacional, principalmente en Rodanthe y otras zonas cercanas.
En cuanto a los fenómenos meteorológicos, aunque Humberto e Imelda se mantienen al mar, sus efectos (oleaje elevado, corrientes peligrosas) alcanzan las costas del este de EEUU, intensificando la erosión y el riesgo de colapso de estructuras costeras.
Un reporte local advierte que el pico de inundaciones costeras y oleaje peligroso podría presentarse durante la tarde del miércoles.
Desafíos
Este episodio vuelve a exponer que muchas viviendas costeras están condenadas frente a tormentas recurrentes y el avance del mar. Algunos hogares afectados ya fueron declarados “no aptos para ocupación” por las autoridades estatales de planificación, debido a daños estructurales y erosión del terreno.
Expertos locales han planteado que la llamada “retirada planificada” —es decir, trasladar viviendas hacia zonas más seguras o redefinir límites de construcción costera— podría convertirse en una opción inevitable.
También se discuten intervenciones como la reposición de arena en playas o barreras artificiales, aunque su costo y efecto a largo plazo son muy limitados ante la fuerza de tormentas intensas.
Para residentes y autoridades, el colapso de estas viviendas es un grave aviso: el cambio climático, el aumento del nivel del mar y la proliferación de fenómenos meteorológicos extremos recalcan que las costas deben replantearse urgentemente en materia de planificación urbana y protección ambiental.
FUENTE: Servicio Nacional de Parques/ WBTV/Cape Hatteras/News Observer/Island Free Press/CBS News