WASHINGTON.-Con el aumento de las tensiones en Medio Oriente, las fuerzas estadounidenses en la región enfrentan mayores amenazas. Un buque de guerra de la Armada, por ejemplo, derribó el jueves un misil que presuntamente iba dirigido hacia Israel, y bases estadounidenses en Irak y Siria fueron repetidamente blancos de ataques con drones.
Posteriormente, un funcionario de EEUU dijo que a primeras horas del viernes se había producido un ataque con cohetes contra fuerzas estadounidenses y de la coalición en un centro de apoyo diplomático cerca del Aeropuerto Internacional de Bagdad. De acuerdo con las evaluaciones iniciales, se dispararon dos cohetes, dijo el funcionario, quien destacó que uno de ellos fue interceptado por un sistema defensivo y el otro impactó en un depósito desocupado.
El funcionario, quien habló bajo condición de anonimato para comentar informes que aún no se han hecho públicos, dijo que no se reportaron víctimas.
En el primer caso, el USS Carney, un destructor de la Armada emplazado en el norte del Mar Rojo, interceptó tres misiles de crucero y varios drones que fueron lanzados por las fuerzas hutíes en Yemen. Las acciones del Carney representaron potencialmente los primeros disparos del ejército estadounidense en defensa de Israel en este conflicto.
El general de brigada Pat Ryder, secretario de prensa del Pentágono, dijo a los periodistas que los misiles se dirigían “potencialmente” hacia Israel, pero que Estados Unidos no había terminado de evaluar cuál era su objetivo.
Un funcionario estadounidense dijo que no creen que los misiles —que fueron derribados sobre el agua— estuvieran dirigidos al buque de guerra estadounidense. El funcionario habló bajo condición de anonimato para hablar de operaciones militares que aún no se habían anunciado.
Sin embargo, en los últimos tres días se han producido otros ataques con drones contra bases estadounidenses, incluido uno en el sur de Siria el jueves que causó heridas leves.
El brote de violencia se produce tras una explosión en un hospital de Gaza en la que murieron cientos de personas y que desencadenó protestas en varios países musulmanes.
Sin embargo, en los últimos días, varios grupos milicianos de la región —desde Hezbollah hasta los hutíes— han expresado su apoyo a los palestinos y han amenazado a Israel. Desde el martes, se han lanzado al menos cuatro ataques con drones contra instalaciones militares estadounidenses en Irak y Siria, donde las tropas estadounidenses entrenan a las fuerzas de defensa locales y apoyan la misión de lucha contra el grupo Estado Islámico.
Los ataques alimentan la creciente preocupación en Occidente de que la guerra en Israel pueda convertirse en un conflicto regional más amplio.
“Eso es exactamente lo que estamos tratando de evitar”, aseveró Ryder.
El ataque con drones más reciente se produjo el jueves en la base aérea de Al Asad, en el oeste de Irak. La Resistencia Islámica en Irak publicó un comunicado en el que reivindicaba la autoría del ataque, afirmando que habían disparado misiles contra la base y que “alcanzaron sus objetivos de forma directa y precisa.” Un funcionario estadounidense confirmó el último ataque, pero dijo que era demasiado pronto para evaluar su impacto.
También el jueves, la base de Al Tanf, en el sureste de Siria, fue alcanzada por drones. Las tropas estadounidenses han mantenido una presencia en la base durante varios años para entrenar a los aliados sirios y vigilar la actividad de los milicianos del grupo Estado Islámico.
El Pentágono dijo que un dron fue derribado, pero otro golpeó la base y causó heridas leves.
FUENTE: Con informacion de AP