MIAMI – La propuesta de ley para derogar el Obamacare en la Cámara Baja se encuentra congelada tras el fracaso de las negociaciones del ala conservadora de los republicanos con el presidente Donald J. Trump.
MIAMI – La propuesta de ley para derogar el Obamacare en la Cámara Baja se encuentra congelada tras el fracaso de las negociaciones del ala conservadora de los republicanos con el presidente Donald J. Trump.
“No hemos llegado a un acuerdo”, afirmó escuetamente el congresista Mark Meadows, presidente del House Freedom Caucus, el ultraconservador concilio político republicano que más se opone a la sustitución del sistema de subsidios de salud.
La reunión con el Presidente fue marcada como maniobra de último recurso, después de que los republicanos suspendieron un cónclave del grupo parlamentario, que duró casi toda la madrugada donde tampoco hubo un acuerdo sino muchas discusiones.
La situación es tan delicada que al no llegar a un acuerdo con el mandatario la votación será postergada, ya que alrededor de 25 miembros del concilio han manifestado su oposición a los términos del sustituto del Obamacare que, algunos comentaristas, han comenzado a llamar Trumpcare.
“Mi partido pretende traer un proyecto de ley que sea aceptable para el pueblo estadounidense, se lo debemos”, afirmó el congresista republicano, Pete Sessions, al concluir la maratónica sesión de consultas durante la madrugada.
La divergencia con el House Freedom Caucus estriba en que esos legisladores federales no creen que la propuesta republicana de sustituir al Obamacare sea lo suficientemente distinta sino que mantiene estructuralmente sus aspectos básicos. Según Meadows, el grupo cuenta con los 25 votos en contra del proyecto, más que suficientes de los 22 votos necesarios para frenar el proyecto de ley en los términos actuales.
Es así como la reunión que Trump tuvo el miércoles con los congresistas renuentes, donde les dijo que podría perder las elecciones de 2018 si no apoyaban la derogación inmediata del Obamacare en los términos propuestos, no parece haber logrado el efecto deseado. “Las negociaciones siguen y seguirán”, dijo Sessions, reconociendo la dificultad del momento.
Aun así, un funcionario de la administración se manifestó confiado al The New York Times de que el Presidente logrará llegar a un acuerdo porque es un ‘gran’ negociador. “Ya encontrará una forma de lograrlo”, dijo.
Pero los republicanos de línea dura en la Cámara de Representantes siguen insistiendo en que la situación está trancada porque la administración no ha hecho suficientes concesiones que sean aceptables para ellos, diciendo apenas que se esforzarán para hacer cambios al proyecto cuando sea presentada al Senado. “No ha habido propuestas de cambios sustantivos”, subrayó el congresista republicano por Alabama, Mo Brooks.
Un PAC en contra del Trumpcare
Puede no ser fácil porque, por otro lado, la oposición conservadora a Trump ha crecido en las últimas horas y dos hermanos empresarios han anunciado la creación de un Comité de Acción Política (PAC, por sus siglas en inglés) orientado apenas a sufragar los gastos electorales de 2018 de aquellos legisladores que se opongan ahora a los términos en que el Trumpcare está redactado.
Los hermanos Charles y David Koch, conocidos donantes de las campañas políticas republicanas y con enorme influencia entre los recaudadores más conservadores, develaron el miércoles por la noche que colocarán todos sus grupos de cabildeo y presión política en función de un programa de apoyo apenas a los legisladores federales que se opongan a la reforma de salud propugnada por el presidente. Y para ello, han dedicado de inmediato entre 300 y 400 millones de dólares a un Súper PAC dedicado al ciclo electoral del 2018.
Esto constituye una advertencia muy seria a congresistas y senadores por parte de poderosos donantes que pudieran condicionar el futuro de las contribuciones políticas en Estados Unidos, ya que es una muestra clara de la influencia del dinero en las decisiones políticas. “Nosotros queremos que los legisladores entiendan las consecuencias políticas de votar por un proyecto que mantiene intacto al Obamacare”, ha dicho Tim Phillips, el presidente de Americans for Prosperity, la más importante organización de cabildeo de los hermanos Koch.
“Nosotros tenemos un historial de seguimiento y exigencia de responsabilidades a los políticos, pero también creemos que debemos apoyar y agradecer a los campeones que se mantienen firmes y cumplen lo que promete”, ha agregado, al confirmar que jamás secundaran financieramente los planes de reelección de quienes se le opongan.
Los hermanos nunca vieron a Trump con simpatía. De hecho durante la campaña presidencial criticaron lo que consideran algunas ‘tendencias liberales’ del presidente. Pero vieron en un postulación una plataforma para promover los valores ultraconservadores y en estos primemos meses de la presidencia han dado a entender, varias veces, que mantienen su perfil crítico. Por ejemplo, han criticado las órdenes ejecutivas que condicionaron los vuelos hacia Estados Unidos, las restricciones de pasajeros y el proteccionismo económico. En contrapartida, según un estudio financiero de la cadena CNN, han subvencionado campañas para promover al juez Neil Gorsuch al Tribunal Supremo y apoyaron las medidas de desregulación del Gobierno federal.
Qué podría quedar o desaparecer del Obamacare
En los términos en que está redactado el proyecto de ley republicano para sustituir al Obamacare, algunos aspectos de éste mantienen pero otros desaparecen, aunque no lo suficiente para aplacar las reticencias de la línea dura republicana.
Se acaba la obligatoriedad de tener un seguro de salud y pagar una multa por no tenerlo. En su defecto, el proyecto presiona a las aseguradoras a aplicar una penalidad de 30% a aquellos consumidores que quieran un nuevo seguro tras estar dos años sin ninguno.
En relación al Medicaid, el proyecto recorta la ayuda federal para su ampliación y establece topes para los futuros subsidios del programa. Esto provocará una reducción de 1 billón de dólares en los gastos del Medicare en general, lo cual dejará fuera del sistema de subsidios a millones de pacientes.
Actualmente, los pacientes de bajos recursos reciben créditos en los impuestos para poder asumir el costo de las pólizas, lo cual beneficia a 8 millones de personas. Eso se acaba con el proyecto en discusión que borra de un plumazo todo subsidio para pagar las pólizas y disminuye otras formas de buscar un seguro asequible. O sea, se acaban los ‘mercados’ y el paciente tiene que acudir directamente a la aseguradora.
Otro detalle: la gente de bajos recursos que, aun así, gana lo suficiente para no calificar para el Medicaid y otros pacientes que vivan en áreas del país con costos de seguro muy elevados tampoco recibirán un subsidio suplementar a ayuda para pagarlos.
A su vez, por el momento, se mantiene inalterable la obligatoriedad de conceder un seguro de salud sin que importe una enfermedad crónica o reciente. O sea, las aseguradores no pueden negar una póliza a los pacientes con condiciones clínicas preexistentes.
En relación al Medicare, se ha ampliado la cobertura de medicinas y se mantiene todos los beneficios a la tercera edad ya definidos en el Obamacare. También se mantiene inalterable la posibilidad de que los jóvenes adultos de menos de 26 años queden incluidos en los seguros de sus padres.