domingo 17  de  marzo 2024
Especial de Salud 2019

La detección temprana del cáncer ayuda a salvar vidas

La historia de Priscilla Ferreyra, una joven de 28 años sobreviviente de un cáncer de seno, es un ejemplo de que tomar medidas a tiempo puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte
Por JUDITH FLORES

@FloresJudith7

MIAMI - A sus 28 años, Priscilla Ferreyra hoy puede decir que es una sobreviviente de cáncer de mama tras haber enfrentado una de los episodios más duros de su existencia, con su salud.

La vida le sonreía a esta joven profesional del periodismo, enamorada de la vida, de su novio y de su familia a la que está muy unida, pero eso panorama perfecto se vio enturbiado hace tres años.

Era una mañana rutinaria, Priscilla se arreglaba para irse al trabajo y cuando se ponía su brasier sintió la presencia de una bolita muy pequeña debajo de su axila izquierda, se sorprendió pero no se preocupó, pensaba que desaparecería con el paso de los días pues apenas tenía 25 años para tener cáncer, ella había escuchado que el riesgo era para las mujeres mayores de 40.

“Como era muy joven la palabra cáncer no pasaba por mi mente, yo decía talvez es algo temporal y en unos días se me quitaba, pero me dijo mi novio que no lo ignorara que fuera al médico para confirmar que todo estaba bien al 100%”.

Priscilla escuchó la sugerencia de su novio, fue a su ginecóloga y le comentó de la presencia de esa bolita en el pecho. Su médico la envió inicialmente a realizarse un ultrasonido, algo que no era para mortificarse solo para estar seguros de que todo estaba bien.

Pero luego le fue ordenado realizarse una biopsia. La joven recuerda que el examen fue un día viernes, y al lunes de la siguiente semana su vida cambió radicalmente tras recibir una llamada para informarle que esa pequeña bolita en su seno era cáncer.

Al escuchar el diagnóstico sintió que el mundo se le venía encima y pensó en la muerte en la plenitud de su juventud.

“Al escuchar la palabra cáncer pensé lo peor, no sabía mucho del tema ni de la situación, ese día me mandaron a hacer más exámenes, estuve cuatro horas en la clínica, pero lo sentí como si hubiese sido 20 minutos, fue al salir que me percaté del tiempo que había estado ahí sin darme cuenta para que me hicieran una serie de exámenes médicos, hablando con doctores y no paraba de llorar de arriba para abajo. Tenía mucho miedo”, relata.

Ella pensaba que la vida le jugaba una mala pasada y que era una injusticia. “Tenía sentimientos encontrados, creí que era injusto que no podía ser verdad lo que me estaba sucediendo, me preguntaba por qué a mí, pero con el transcurso del tiempo comprendí que uno no se debe preguntar por qué a mí, porque todos somos iguales, hay gente que sufre la enfermedad y muere de esto, y que le puede pasar a cualquiera”.

Tratamiento

Antes del tratamiento tuvo que realizarse un examen genético para determinar si tenía un gen activo con el cáncer, afortunadamente salió negativo con ese examen, lo que facilitó que no le fuese practicada una doble mastectomía (extirpación total de las mamas).

A Priscilla le fue practicada una lumpectomía porque era muy pequeño el tumor. La Lumpectomía consiste en la extirpación de un tumor de mama y parte del tejido normal que lo rodea. Es una forma de cirugía de preservación de mama

“Sin embargo, por ser muy joven los médicos determinaron que debía someterme a un tratamiento agresivo para confirmar que no volvería a padecer de la enfermedad y recibí quimioterapia y radiación”.

“Tuve una muy buena respuesta con la quimioterapia, luego fue sometida a cirugía (lumpectomía) pero solo en el área del tumor donde limpiaron, y después de ese proceso recibí radiación”.

Durante los procesos de quimioterapia y radiación Priscilla recuerda que se mantuvo con una actitud muy positiva, aunque había días que no tenía energías en su cuerpo, le dolían mucho los huesos al día siguiente de recibir los tratamientos.

Perdió su hermoso cabello que hoy le ha vuelto a nacer. Hoy solo quedan esas fotos del recuerdo que comparte en sus redes sociales para hacer conciencia de que las mujeres tienen que aprender a escudriñarse y conocer su cuerpo para determinar cuando algo ajeno podría afectar la salud y hasta quitarles la vida.

El apoyo familiar fue determinante en su recuperación y aunque sus familiares no residen en el estado de la Florida, viajaban para acompañarla a cada sesión de quimioterapia.

Hoy Priscilla después de vivir ese episodio cuenta su historia, hace activismo para hacer conciencia sobre los riesgos de la enfermedad.

“Yo aconsejo a las mujeres que se toquen, que conozcan su cuerpo para determinar si hay algo diferente y puedan reaccionar a tiempo y ser proactivo a no ignorar porque entre más pasa el tiempo, más se fortalece el tumor”, recomendó.

Asegura que la detección temprana salva vidas. Es la mejor manera de prevenir la mortalidad a causa del cáncer de mama.

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