El general iraní Qassem Soleimani, jefe de la brigada de Jerusalén (Quds) de la Guardia Revolucionaria, considerado la segunda figura más influyente en Irán, después del líder religioso, el ayatolá Alí jamenei, murió en Bagdad, blanco de un atentado con drones ordenado por la Casa Blanca como respuesta al ataque del pasado 31 de diciembre contra la embajada estadounidense en la capital iraquí. Un acto visto por algunos especialistas como un gran golpe al régimen iraní.
La operación que dio muerte al Soleimani sucedió el viernes 3 de enero en el Aeropuerto Internacional de Bagdad y según el Pentágono el objetivo es “disuadir futuros planes de ataque iraníes”, sin embargo abre un período de incertidumbre del que pocos analistas se atreven a anticipar su alcance.
Fue en 1980, tras culminar la guerra irano-iraquí, cuando Soleimani tomó el control de las Fuerzas Quds de la Guardia Revolucionaria y llevó a varios países la lucha de la República Islámica. Dirigió la maquinaria de seguridad iraní y ayudó a la creación de un eje de influencia Chiita por todo Oriente Próximo. Estados Unidos responsabilizó a Soleimani de dar soporte a los combatientes sirios que apoyaban al presidente Bashar Al Assad y de estar detrás de las muertes de soldados estadounidenses en Irak.
En un comunicado publicado tras el ataque, el Pentágono sostuvo que Soleimani estaba desarrollando planes para atacar a los diplomáticos y miembros del servicio estadounidense en Irak y en toda la región”.
Con el propósito de entender cuál puede ser el alcance de este ataque DIARIO LAS AMÉRICAS conversó con Joe Gehr, experto en seguridad y terrorismo y exoficial de las Fuerzas de Defensas de Israel (IDF, por sus siglas en inglés).
Según Gehr, es importante para “entender este suceso, establecer que el régimen de Irán tiene una visión muy parecida a los terroristas del Estado Islámico ISIS. Ambos pretenden crear un califato mundial y establecer la ley islámica en todo el mundo. La diferencia es que los ayatolas quieren implementar la versión chiita mientras ISIS, la sunita. Pero ambos quieren convertir al mundo a su versión radical del Islam”.
“El régimen iraní plantea la dominación a largo plazo, como una cuestión estratégica, mientras nosotros en Occidente hablamos en minutos, e incluso en segundos. El contexto del tiempo para el régimen iraní tiene otra connotación, ellos hablan de milenios. No le importa cumplir su objetivo estratégico dentro de 2000 años, pero saben que poco a poco deben ir acercándose a esa meta”, sostuvo Gehr.
“Para cumplir con ese sueño el primer paso es dominar el Medio Oriente, convertirse en el país hegemónico de la región. Esa era la misión de Soleimani. Y su mejor crédito fue crear y fortalecer la infraestructura de terrorismo que tiene Hezbolá en Siria, Líbano, Europa, Sudamérica y según algunos reportes, en EEUU. Además de contar con los huties de Yemen. Todos esos activos los utilizan para debilitar al enemigo, o sea Occidente. El encargado de desarrollar ese gran esquema era precisamente Soleimani”.
Más buscado
Soleimani era uno de los hombres más buscados del mundo. Eran un gran evasor y tomaba medidas muy sofisticadas para ocultarse. “Este general era quien aprobaba y planeaba muchos de los ataques que hemos visto, sobre todo en la última década. Dicen quienes le conocieron que podía bajar junto con los combatientes al terreno y ayudarles tácticamente a realizar sus terribles acciones”, explicó el analista.
“En los últimos ocho años, cuando el pasado presidente (Barack Obama) decide salir del Medio Oriente, se crea un vacío aprovechado por supuesto por Irán, entre otros jugadores. Así vimos el ataque a Abiqaiq, la mayor planta de procesamiento de petróleo de Arabia Saudita el pasado septiembre. Una acción que quedó sin respuesta. Y esa inacción le dio a los ayatolas más apetito”, sostuvo Gehr.
“Pero el ataque a la embajada de los EEUU en Bagdad coincidió con un cambio de tono en la Casa Blanca. Con tan mala fortuna para los ayatolas que la inteligencia estadounidense descubrió a Soleimani en Bagdad y tuvieron una oportunidad de oro, de esas que se deciden en unos pocos minutos. Y el presidente Donald Trump aprobó lanzar el ataque contra el terrorista”.
Mensaje claro
Según el analista, este ataque constituye una muy buena jugada de EEUU. Le envía un claro mensaje a Teherán de lo que pasará de ahora en adelante.
Desde el punto de vista estratégico, a largo plazo, es un suceso positivo en la lucha contra el régimen de los ayatolás. Porque el señor Soleimani tenía un rol muy importante y será muy difícil de reemplazarlo. Su puesto ya lo ocupa otra persona, pero las características de él, su historia y sus conexiones en todo el mundo son difíciles de reemplazar en un corto plazo.
Claro está, el régimen de los ayatolas no se quedará de brazos cruzados. “Tomarán alguna acción de respuesta. Pero, creo que tendrán mucho cuidado de que no se les vaya de control. Buscarán evitar a toda costa un ataque aéreo masivo de los EEUU en Irán. Para responder a la muerte de general iraní, utilizarán a Hezbolá y sus redes en occidente y sus objetivos, lo más probable, sean intereses de EEUU en Europa o inclusive dentro de los EEUU”, vaticinó Gehr.
El analista descarta la posibilidad de una confrontación armada, “no habrá una guerra como las del siglo pasado. No se enfrentarán los tanques estadounidenses contra los tanques iraníes. Este conflicto existe hace años, estamos en un contexto diferente. Por un lado, existen los grupos terroristas como Hezbolá y Hamás y por el otro, cada cierto tiempo, un científico nuclear iraní sufrirá un accidente fatal o enfermará, así se desarrollará este conflicto.
Sobre el despliegue de 3.500 soldados de EEUU en la región Gehr explicó que “el único lenguaje que entienden los ayatolás es el de la fuerza. En relaciones internacionales este despliegue se llama disuasión. Pero no creo que vaya a suceder una confrontación bélica entre las dos naciones”, concluyó.
