WASHINGTON — La revancha entre Joe Biden y Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos es casi segura, pero... ¿qué ocurriría si, por la razón que fuera, uno de los dos no participa en los comicios?
Todo indica que ocasionaría una inmensa confusión política. El mayor problema lo tendrían los demócratas, no tienen a nadie destacable para sustituir a Biden
WASHINGTON — La revancha entre Joe Biden y Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos es casi segura, pero... ¿qué ocurriría si, por la razón que fuera, uno de los dos no participa en los comicios?
Todo indica que podría ocasionar una inmensa confusión política. El mayor problema lo tendrían los demócratas, no tienen a nadie destacable para sustituir a Biden que en noviembre cumplirá 82 años, y de ganar las elecciones dejaría el cargo a los 86.
¿Y una jubilación voluntaria? "Es una elucubración increíblemente ridícula", asegura Rachel Bitecofer, estratega demócrata.
Joe Biden suele repetir que es el candidato mejor cualificado, a pesar de que las encuestas muestran que a los votantes les echa para atrás su edad, y sus episodios de desorientación en eventos públicos es otro tema de preocupación.
"¿Qué se supone que tienes que decir? 'Oh, está bien. Va a hacer un triatlón mañana... En fin. Tiene 81 años", declara Adam Smith, un influyente congresista demócrata. "Nadie destacable se ha presentado contra él", reconoce el legislador. "Así que aquí estamos", prosigue.
En el caso del expresidente Donald Trump se enfrenta a decenas de años de cárcel en varios casos penales por los juicios que impulsan los demócratas en un intento de frenar su campaña política. Pero el republicano no parece dispuesto a dar un paso atrás, sigue dando la batalla pese a la amenaza de una posible condena antes de las elecciones, algo que se proponen los demócratas.
Si Joe Biden o Donald Trump abandonaran la carrera antes del final de las primarias, la última palabra la tendrían los delegados de las dos convenciones, es decir, "8.567 personas de las que nunca has oído hablar", con perfiles muy distintos, explica Elaine Kamarck, investigadora del Brookings Institute, en una nota reciente.
Los demócratas vivieron un situación más o menos comparable el 31 de marzo de 1968, cuando el presidente Lyndon B. Johnson anunció públicamente que no se presentaría a un segundo mandato, en plena guerra de Vietnam.
En cualquier caso el resultado de las convenciones (la republicana tendrá lugar del 15 al 18 de julio y la demócrata del 19 al 22 de agosto) se conoce de antemano debido a que cada estado ha celebrado primarias.
Si Joe Biden o Donald Trump se retiraran antes del verano boreal, "sería el tipo de convención en la que todos los golpes están permitidos", predice Elaine Kamarck.
¿Y si le ocurre algo al candidato nominado entre la convención y las elecciones? En ese caso el "comité nacional" de cada partido celebraría una sesión extraordinaria para designar al candidato.
Entre los republicanos, el partido está en proceso de remodelación y Donald Trump ha sugerido colocar a su nuera Lara en su equipo directivo, lo que daría al bando de Trump un enorme peso en la elección de un posible sustituto.
Esta es la pregunta más abierta.
Ninguna norma establece que el compañero de fórmula reemplace automáticamente al candidato en ejercicio.
Joe Biden ya ha designado a la vicepresidenta Kamala Harris (con bajos índices de popularidad) para hacer campaña con él, pero Donald Trump aún no ha hecho oficial su elección.
Entre los demócratas, Kamala Harris, la primera mujer y afroestadounidense en el cargo, podría tener que enfrentarse a otras personalidades como los gobernadores Gretchen Whitmer, Josh Shapiro y Gavin Newsom, este último con la sombra de su pésima gestión en California.
Del lado republicano, "el panel es más pequeño", explica Hans Noel, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Georgetown, porque las primarias, dominadas por Donald Trump, han dejado huella, según su juicio.
Menciona los fuertes ataques del expresidente contra el gobernador de Florida Ron DeSantis, que ya se retiró de la contienda, o contra la exembajadora ante la ONU Nikki Haley, odiada por muchos trumpistas, que todavía resiste.
"Nikki Haley podría haber estado bien posicionada antes, pero ahora a cualquiera a quien le guste Trump no le gustará ella", dijo.
DeSantis, reconocido por la buena gestión de su administración en Florida, respalda la candidatura de Trump. Los ataques entre Haley y Trump, han aumentado. Ella tiene como punto de ataque la edad del expresidente.
Finalmente, queda un último escenario: la aparición de un candidato independiente.
Pero hasta ahora ningún candidato independiente, ni siquiera uno relativamente popular, ha representado realmente un peligro para el sistema bipartidista.
En 1992, el empresario texano Ross Perot, candidato independiente, había obtenido, por ejemplo, el 19% del voto popular, pero no pudo conseguir ninguno de los votos que realmente cuentan: los de los 538 electores que, estado por estado, determinan el resultado de la votación.
FUENTE: Con información de AFP