La economía cubana apostará por “el sector privado, las cooperativas y otras formas de propiedad y administración”, a las que otorgará un lugar en su “modelo de desarrollo futuro” porque, al decir del ministro de Comercio Exterior, Rodrigo Malmierca, “nos hemos dado cuenta de que tienen un espacio”.
Esa es quizás la más “optimista” de las confirmaciones que ha dejado la Feria Internacional de La Habana, FIHAV 2015, una cita comercial donde convivieron las noticias de la aproximación del empresariado estadounidense al “mundo comercial” de la isla con el retorno de los viejos socios de Moscú, que llegaron firmando acuerdos comerciales y concediendo préstamos.
DIARIO LAS AMÉRICAS publica en esta edición dos notas sobre el encuentro comercial y las perspectivas que abre a futuro. “Esto es un paso en la búsqueda de cómo construir los vínculos comerciales, eliminar las diferencias que persistan y explorar oportunidades”, afirmó Myron Brilliant, vicepresidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos.
Pero incluimos también la otra mirada, la que analiza a FIHAV 2015 desde el cubano de a pie, a quien le importa poco o nada el evento y tiene más voluntad por sofocar el calor con una cerveza que por recorrer pabellones expositivos; el mismo que sabe que se abren oportunidades comerciales en la isla, pero desconoce adónde llegarán con el permanente papel del intermediario gubernamental.
La Feria de La Habana ha sido una nueva convocatoria de alto contraste: de un lado los optimistas que apuestan más por lo que vendrá que por lo inmediato, y del otro, los cautelosos, esos para los que una feria que no genere beneficios en la mesa del cubano no es otra cosa que otra sesión de maquillaje para una economía que, a todas luces, requiere de una renovación profunda y completa.