MIAMI.- Los esfuerzos del Gobierno de Nicolás Maduro para controlar el contrabando de mercancías en la frontera con la vecina Colombia parecen haber fracasado, como otros de sus tantos planes para atacar los principales problemas que hoy hacen cojear a la sociedad venezolana.
El cierre de la frontera ordenado por el "heredero de Chávez" no parecen surtir ningún efecto ante la rampante corrupción entre los efectivos de la Guardia Nacional, quienes permiten el libre trasiego de productos tras el cobro de "coimas" a quienes compran todo tipo de mercancías en suelo venezolano, especialmente gasolina, para revenderla en territorio colombiano.
El combustible es altamente subvencionado por el Estado venezolano. Un litro de gasolina cuesta $0,01 en Venezuela (el precio más barato del mundo) mientras que en Colombia es de $1,15. Esa abismal diferencia ha posibilitado que el contrabando hacia Colombia sea hoy un mejor negocio que incluso el tráfico de cocaína que también parece fluir hacia Venezuela para hallar nuevos puestos de embarque y rutas de distribución de las que, se asegura, también se aprovechan las autoridades.
Igual pasa con la mayoría de los productos de la canasta básica de los venezolanos, que el Gobierno de Maduro subvenciona y distribuye como parte de los controles estatales para combatir el creciente desabastecimiento, que pueden ser vendidos con inmensas ganancias al otro lado de la frontera. En pocas palabras, el contrabando se ha convertido en una opción mucho más rentable para muchos ciudadanos bajo el chavismo que, incluso, tener un trabajo estable.
Va mal Venezuela y los remedios del "heredero" sólo hacen agravar sus males.