Deniss Pérez Sánchez tomó las riendas de la asociación propietarios del condominio en el momento más complicado posible, cinco meses después de que el inmueble fuera desalojado por las autoridades de la ciudad al considerar la estructura insegura, los propietarios estaban muy descontentos por el mal trabajo de la anterior junta y, además, debía trabajar contra reloj para evitar la demolición del inmueble.
“La anterior junta, que se negaba a dejar el cargo, no realizó el traspaso requerido. Tuvimos que comenzar literalmente de cero”, explicó Pérez, quien apenas llevaba viviendo unos meses en el edificio, cuando fue desalojado el 9 de agosto de 2021. Desde entonces, “se desangra” pagando un alquiler en Kendall, la hipoteca y la asociación, como muchos sus vecinos propietarios.
La primera tarea para la nueva junta, elegida el 25 de enero, fue encontrar una compañía de administración de condominio, con experiencia, que asumiera el enorme reto que permitiera regresar a las 135 familias afectadas. Después de realizar varias entrevistas, la junta tomó la decisión de contratar a CADISA.
CADISA
“No conocíamos a nadie del condominio. Sabíamos lo que había sucedido y, sobre todo, entendíamos el reto que significaba, después de la tragedia de Surfside”, dijo Jackie Díaz Sampol, propietaria y presidenta de Cadisa, una compañía de administración de edificios, en el mercado desde 2005 y que actualmente administra once condominios.
“Accedimos al proyecto estrictamente por la junta directiva. Sabíamos que sería un asunto muy complejo y serio. Un condominio no puede llegar a ese estado, de un día para otro. Hace falta un cúmulo de muchas negligencias. Pero me pareció que la junta reunía todo lo necesario para poder hacer lo que parecía imposible”, sostuvo la administradora.
Díaz Sampol, recordó que al edificio le acechaba una orden de demolición. “Ellos tenían que defenderse contra eso. Nosotros entramos en marzo y la audiencia en la junta de estructuras no seguras era en abril. Teníamos un mes para probar que la reparación era posible”.
Un reto complejo
“Teníamos muchos frentes que atacar a la vez. Esa era la complejidad. Desde el desalojo, no se había hecho nada que demostrara que se iba a realizar el trabajo. Solo contábamos con un ingeniero [ en estructura, Juan Fernández Barquín] que había hecho unos planos, que se habían presentado en la Ciudad. No teníamos ni contratistas y las diligencias hechas”.
Además, “como el edificio estaba catalogado de estructura insegura, para trabajar dentro, teníamos que firmar una renuncia de demandar, en caso de que nos sucediera algo. Por lo tanto, debíamos encontrar un equipo que también quisiera trabajar bajo su propio riego”.
“El primer reto fue encontrar el equipo de contratistas que quisieran embarcarse en esta aventura, que entendiera su trabajo como parte de una gran solución para una comunidad de 135 dueños que están en la calle”.
Selección de los contratistas
El método para elegir a los contratistas es colegiado. El ingeniero y la compañía administrativa invitan a diversos candidatos. Todos deben tener licencias, seguro y referencias. Estos deben comprometerse a trabajar por los planos del ingeniero. Cada contratista debe entregar su respectivo presupuesto para que el ingeniero lo revise. Es la junta quien los escoge de acuerdo con la opinión del ingeniero, la experiencia del contratista y su reputación. El abogado de la asociación se encarga de realizar el contrato, explicó el proceso Díaz Sampol.
Según Hiubert Castellón, director de la junta, que actualmente encuentra alquilado en Hialeah, para realizar las obras de las columnas, se presentaron tres presupuestos. “Uno por 1.2 millones, otro de 900.00, el siguiente de 700.000 y el último de 270.000 dólares. “Estuvimos en una larga reunión en esta misma oficina, donde analizamos los pros y contras de cada uno. Al final, consideramos que el presupuesto por 270.000 ofrecía un trabajo más completo. Además, nos estábamos ahorrando bastante dinero”.
La Ciudad
Díaz Sampol dijo que la relación con la Ciudad, “al principio, era tensa”.
“La Ciudad había perdido la fe en que la junta del condominio era la indicada para salvarlo. Porque era el mes de marzo y desde la evacuación de agosto, no se había hecho nada, no se había puesto ni un solo clavo, insistió la administradora.
“Teníamos que convencerlos de que contábamos con un equipo calificado. Cuando la ciudad nos conoció y vio que teníamos un plan concreto, esa realidad nos permitió ir de no tener nada en marzo, a finalizar el trabajo en noviembre”.
Por su parte, Pérez agregó que la Ciudad se quedó sorprendida cuando terminaron las reparaciones de las columnas y “le presentamos la carta del ingeniero [Barquín] donde certificaba que la estructura era segura y demandamos las llaves de nuestra propiedad”.
Un balde de agua fría
En ese momento, la Ciudad exigió el cumplimiento de una lista con 16 requerimientos. “Eso fue el 21 de noviembre. Nosotros estábamos planificando entrar antes de Acción de Gracia. Sin embargo, nos tiraron un balde de agua fría. Teníamos que cumplir con una serie de requerimientos que incluía plomería, electricidad, paredes, seguridad de incendio. Nadie en la Ciudad nos había dado esa información. De haberlo sabido, hubiéramos realizado los trabajos de manera simultánea. Incluso dos semanas antes de presentar la carta que certificaba la seguridad del edificio, habíamos coordinado dos citas con la Ciudad que fueron canceladas”, lamentó la presidenta de la junta".
No obstante, Pérez reconoció que esa reunión con la Ciudad donde "nos dio la lista con los nuevos requerimientos fue muy tensa” y crucial. Allí se aclararon varios puntos. “A partir de entonces, la Ciudad comenzó a cooperar con nosotros de manera excepcional”.
“Tenemos el privilegio de que el jefe de los jefes, [Asael Marrero, director del Departamento de Construcción de la Ciudad de Miami], se ha involucrado en el arreglo del edificio. La Ciudad comenzó a viabilizar los permisos de los contratistas, y las inspecciones se priorizaron”. Una dinámica que le permitió cumplir los puntos exigidos en tiempo récord.
Transparencias
Después de casi dos años desalojados, muchos propietarios están muy tensos. Exigen resultados inmediatos y desean desesperadamente regresar a sus hogares. En tales circunstancias, es fundamental la transparencia y la comunicación.
Díaz Sampol , preguntada si en algún momento del proceso hubo falta de transparencia, repondio que considera que "el equipo del 5050 ha trabajado de forma transparente dando acceso a toda la información. Es imposible ser más transparente. No podemos decir lo que los propietarios quieren oír, sino informar responsablemente. En este tiempo, solo hubo un mes que no se realizó la reunión a través de la plataforma zoom".
“Desde diciembre, todos los viernes informamos las actualizaciones de las obras. Se explica en inglés y español. Creamos un chat por WhatsApp para mantener a todos los propietarios actualizados. Lamentablemente, tuvimos que cerrarlo porque, dejó de cumplir la función de informar y se convirtió en un lugar donde circulaban solo rumores. Además, los martes nos reunimos con la Ciudad y pueden asistir los propietarios que tengan dudas”, afirmó Castellón.
“Por otra parte, existe una página web, donde los propietarios pueden entrar y ver todos los documentos del edificio. El balance de ingresos está en la oficina [de Cadisa] disponible para todos los propietarios. Algunos han venido aquí a llevarse fotocopias de los documentos y se los hemos dado. Esos documentos son suyos. Sabemos en qué hemos gastado cada centavo y el dinero que queda por gastar, sostuvo la administradora, que recalca la importancia de su labor fiduciaria. “El dinero con el que trabajamos no es nuestro”.
La entrada
El miércoles deben instalar la bomba de extinción de incendio que se encuentra en reparación. “La inspección de esta bomba por parte del Departamento de Bomberos es el último obstáculo que nos queda para comenzar a regresar a nuestra casa”.
La entrada será coordinada. “Ahora nos encontramos trabajando para crear un horario para los vecinos que tengan que cargar muebles. Quienes solo necesiten regresar, podrán hacerlo, cuando recibamos en visto bueno de la Ciudad tras la inspección de los bomberos”.
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