Existe una larga lista de espera para acceder a una vivienda asequible.
ÁLVARO MATAMIAMI. - Si duro es vivir con 30.000 dólares o menos al año en Miami-Dade, espere a conocer cómo viven los retirados: cerca de 90.000 personas de la tercera edad sobrevive con menos de 12.800 dólares, que es el índice de pobreza estipulado por el Gobierno federal.
Acorde con los datos publicados por la organización Miami-Dade Matters, que valora los índices del nivel de vida, la salud y otros pormenores de la población en base al Censo 2020, “los mayores de edad, que viven por debajo del nivel de pobreza, conforman un grupo muy vulnerable, dadas las limitaciones físicas, las necesidades médicas y el aislamiento social de que son objetos”.
En efecto, quienes arriban a la tercera edad viven prácticamente sujetos a las entradas económicas que provienen de la jubilación, los planes especiales de retiro que pudieran tener o la ayuda suplementaria de la seguridad social.
Y si sumamos el incremento del precio de la vivienda y la inflación de precios para alimentos y otros productos, que tras el paso de la pandemia de coronavirus golpea a Estados Unidos y medio mundo, la situación es alarmante para la tercera edad.
Las cerca de 90.000 personas que viven por debajo del índice de pobreza representan el 21% de la población de la tercera edad en Miami-Dade.
De hecho, las agencias que prestan servicios sociales en Miami-Dade informan que más personas mayores buscan asistencia financiera para la vivienda.
"Si vives del Seguro Social, honestamente, no sé cómo puedes permitirte vivir aquí porque los costos de vivienda son altos", comentó a WUSF Public Media la directora del programa Kathleen Sarmiento, de Alliance for Aging, con sede en Miami.
De hecho, el informe Social Security Benefits Continue to Fall Short of Covering Cost of Basic Needs for Older Americans señala que los condados Miami-Dade y Monroe, donde se encuentran los Cayos de Florida, reportan el menor rendimiento del pago de Social Security porque apenas cubre una media del 55% de los gastos mensuales del jubilado.
El resto es subvencionado por ayudas públicas, préstamos o endeudamiento, sobre todo para hacer frente al alquiler de vivienda. Y en caso de no tener ninguna de esas colaboraciones públicas, el jubilado tiene que hacer cuentas y dejar de comer, al menos saludable, para pagar facturas.
Sarmiento informó que la agencia de atención recibe hoy el triple de llamadas que recibía antes.
Por lo general, las personas llamaban en busca de asistencia médica, como consultas sobre servicios de salud en el hogar y asesoramiento sobre seguros.
Pero últimamente, las personas piden ayuda para costear la vivienda.
Esta situación no es única en Florida. Muchos estados de la Unión Americana y países desarrollados sufren la merma del valor de los ingresos que perciben los jubilados.
El National Council on Aging estima que los dos últimos dos años, de crisis por la pandemia de coronavirus y ahora inflación, pone de relieve la fragilidad financiera de las personas mayores.
Por ello, el consejo nacional sobre el envejecimiento provee una herramienta en Internet benefitscheckup.org, con solo introducir la zona postal, que ayuda a conocer los servicios sociales disponibles donde viva, para hacer frente a los costos de medicamentos recetados, facturas de servicios públicos y alimentos.
De cualquier manera, el informe no es capaz de reflejar las penurias económicas que cada uno de los jubilados afronta a diario para pagar alquiler de vivienda, alimentos y servicios.
Gloria trabajó 20 años como secretaria en un consultorio médico y se jubiló tan pronto cumplió los esperados 65 años. “Podría haberme jubilado a los 62 pero preferí trabajar tres años más para recibir los 150 dólares adicionales al mes que la Seguridad Social me prometió”, declaró a DIARIO LAS AMÉRICAS.
Un año después, Gloria enviudó y no pudo continuar pagando la hipoteca del apartamento que compró con su esposo. Hoy forma parte de las estadísticas de pobreza que percibe menos de 12.880 dólares al año.
“Recibiría 1.154 dólares al mes, pero descuentan 170 para costear el seguro de salud Medicare. Por eso recibo 984 dólares. De ahí pago la renta del cuarto donde duermo, que son 750 dólares al mes, y me quedo con 284 para comer y pagar otras cosas. Por suerte, logré que me dieran 130 dólares de ayuda suplementaria con Food Stamps. Ahora, al menos, puedo almorzar y cenar algo ligero”, explicó.
Gloria tiene 74 años, no tiene familia en Miami y necesita prestar atención a su salud.
El médico le indicó comer pescado y verduras para combatir el colesterol y bajar la tensión arterial, pero Gloria, que apenas recibe dinero para sobrevivir, consume arroz, frijoles y la carne que encuentre porque es más económico.
“Cuando oí que después de la pandemia venía inflación, me puse a ahorrar algo. Apenas tengo guardado 300 dólares, pero eso y nada es lo mismo”, reflexionó.
¿Medicamentos? “Si son recetados, la clínica me da medicinas genéricas sin que yo tenga que pagar. Gracias a eso puedo controlar el corazón”, comentó.
Mario tiene su casa pagada, pero tiene que pagar 1.850 dólares por impuestos a la propiedad y 4.100 por el seguro contra huracanes al año, además de electricidad, agua y alimentación.
Con 1.160 dólares de jubilación al mes, no es mucho lo que Mario puede hacer. Tras pagar las facturas mensuales y la comida más económica, a este jubilado, que dejó de tener automóvil para ahorrar, apenas le quedan 600 dólares para guardar y pagar impuestos y seguro.
“El impuesto tengo que pagarlo sí o sí, pero el seguro, que todos los años aumenta, ya me di por vencido. Si viene un ciclón ya veré adónde voy”, apuntaló.
Hace cuatro años, Gloría se apuntó en la lista de espera para obtener una vivienda subvencionada por fondos públicos, pero no tuvo suerte. Volvió a inscribirse y tampoco lo consiguió. La espera es larga y sujeta a la suerte de una computadora que, según plantea el portal del Condado Miami-Dade “coloca las solicitudes en una lista de espera clasificada compilada, que utiliza un sistema de selección aleatorio computarizado”.
En lo que va de año 2022, no se aceptan nuevas inscripciones y el Condado plantea: “Debido a que hay tantas familias que necesitan viviendas de alquiler asequibles, la forma más justa para que las autoridades de vivienda seleccionen familias es a través de una lista de espera. Actualmente, el registro está cerrado”.
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@JesusHdezHquez
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