MIAMI.- El Centro Nacional de Huracanes (HNC, siglas en inglés), con sede en Miami-Dade, confirma el surgimiento de dos depresiones tropicales en al océano Atlántico, aunque no espera que afecten el territorio de Florida.
MIAMI.- El Centro Nacional de Huracanes (HNC, siglas en inglés), con sede en Miami-Dade, confirma el surgimiento de dos depresiones tropicales en al océano Atlántico, aunque no espera que afecten el territorio de Florida.
De esta manera, el HNC informa que la depresión tropical número 17, que aún se encuentra a mitad de camino en el Atlántico, a 1.270 millas (2.043 kms) del arco de las Antillas Menores; presenta vientos sostenidos de 35 mph (55 km/h) y pudiera convertirse sen tormenta tropical en las próximas horas.
Por otra parte, la depresión tropical número 18, que apenas transita por las islas de Cabo Verde, frente a costa central de África; también presenta vientos sostenidos de 35 mph (55 km/h) y pudiera convertirse sen tormenta tropical en las próximas horas.
Ambas tormentas, según la proyección computarizada del HNC, deben seguir una trayectoria oeste noroeste, hacia el norte del Atlántico, movidas por la fuerza centrífuga de la alta presión que está situada en el centro del océano.
De cualquier manera, los expertos en meteorología recuerdan que nos encontramos en pleno desarrollo de la temporada ciclónica, cuando la temperatura del mar alcanza su máxima temperatura y se alinea con el patrón atmosférico para generar más tormentas, por lo que recomiendan estar al tanto de los informes periódicos.
La tormenta tropical Paulette se forma en el Atlántico
Los vientos máximos sostenidos de la tormenta eran de 65 kilómetros por hora (40 millas) y se espera un fortalecimiento moderado en los próximos días.
Su vórtice estaba a 1.940 kilómetros (1.205 millas) al oeste de las islas de Cabo Verde y se movía hacia el oeste-noroeste a unos 6 km/h (3 mph).
La tormenta se produce en medio de una temporada de huracanes activa, pero por el momento no representa una amenaza en tierra firme.
Entre tanto, los restos de la tormenta Julio se degradaban en la costa mexicana del Pacífico. Sus vientos máximos sostenidos remitieron a 45 kilómetros (45 millas) por hora. El sistema no supone amenaza en tierra.