MIAMI.-PAULO LAZO
[email protected]
@Paulo_JLazo
El alto índice de accidentes de tránsito y muertes, que son ocasionadas por choferes que conducen sus vehículos bajo la influencia del alcohol o las drogas, preocupa a todos por igual.
MIAMI.-PAULO LAZO
[email protected]
@Paulo_JLazo
Los conductores que operan sus vehículos bajo la influencia del alcohol o las drogas continúan siendo un grave problema en Miami-Dade.
Según la cifras publicadas por Florida Department of Law Enforcement, Miami-Dade reportó 3.902 arrestos el año pasado, lo cual representa el 9,13 por ciento de las 42.745 detenciones que ocurrieron en el estado.
Asimismo, conforme a las estadísticas de Florida Department of Highway and Motor Vehicle en Miami-Dade hubo 1.437 accidentes relacionados con el alcohol, así como 917 muertes relacionadas con esos incidentes.
Pero hay más, aún cuando Miami-Dade ocupa el décimo tercer puesto con mayor cantidad de accidentes relacionados con el alcohol o las drogas, según The Robert Wood Johnson Foundation, los datos suministrados por FHP reportan que la ciudad de Miami marcha al frente del condado en este apartado.
Historias desgarradoras
Tras la muerte de un ser humano, producto de la negligencia de un conductor ebrio, viene el dolor indescriptible de la familia. Es una pena que no logran aplacar, porque perdura por siempre.
De esas penas tan grandes, es la historia de Walter Reyes, quien despertó alrededor de las 4 de la mañana, el pasado 21 de enero, como era su costumbre. El padre de familia, de origen cubano, entrenaba junto a su amigo Henry Hernández para el Desafío Dolphin contra el Cáncer, una actividad anual que reúne cientos de ciclistas en Miami. Su familia siempre lo esperaba a las 6 de la mañana de vuelta en su hogar, cuando se duchaba, vestía y salía al trabajo.
Sin embargo, ese día, el 21 de enero, Reyes no regresó a casa. Un joven de 22 años, Alejandro Álvarez, había salido de un bar en estado de ebriedad. Conducía su automóvil en Key Biscayne, se distrajo para mirar su teléfono celular, cuando se desvió hacia el carril de bicicletas y atropelló a Reyes y Hernández. En vez de bajarse para ayudar a los accidentados, el joven huyó y se dirigió a su hogar, donde golpeó su carro con unos palos de golf con la intención de fingir un robo.
No obstante, el muchacho desistió y finalmente se entregó a la Policía, quienes lograron definir que Álvarez había bebido y consumido marihuana.
Aunque Hernández sólo resultó herido, Reyes falleció a causa del accidente.
Por esta razón, Jennifer Reyes, hija de Walter, dio un giro emocional irreversible. Tuvo que posponer sus estudios en Florida International University y afrontar la vida sin la presencia de su padre.
“Cuando sucedió, no podía creerlo”, relató a DIARIO LAS AMÉRICAS.
Luego añadió: “Le pregunté a mi madre varias veces para ver si estaba 100% segura. Me enteré cuando estaba cepillándome los dientes y alistándome para ir a mis clases. Apenas supe lo que sucedió, corrí hacia un cuarto en nuestra casa donde tenemos fotos sujetas a la pared. Las apreté y comencé a gritar. Mi madre estuvo en el lugar del accidente, pero felizmente no tuvo que identificarlo, porque una amiga familiar que es oficial de policía lo hizo por nosotros”.
La joven trabajó con la organización Madres Contra los Conductores Ebrios (MADD por sus siglas en inglés) para llevar a la justicia a Álvarez, quien finalmente fue condenado a 2 años de cárcel, 2 de servicio comunitario y 10 de probatoria el pasado 10 de diciembre. La familia Reyes, que necesitaba tiempo para estar de luto, evitó las llamadas del culpable por meses, hasta que finalmente accedieron a sentarse con él y conversar sobre lo ocurrido.
Padres, esposos e hijos
Milagros Huerta llevaba 33 años de matrimonio con Candelario, a quien conocía desde joven, cuando ambos vivían en Cuba. Aunque llegaron a EEUU en 2008 con la esperanza de un futuro mejor, la irresponsabilidad de un muchacho embriagado terminó con sus ilusiones.
“El 22 de julio de 2012, entrábamos a la casa, y un chico en el condominio salió dirigiendo como a 60 millas por hora, borracho. Nos golpeó, y luego se dio a la fuga. Mi esposo quedó inconsciente, mientras que yo empecé a gritar y comenzaron a salir los vecinos”, relató.
“Mi esposo estuvo en coma casi tres meses, y se quedó cuadripléjico. El accidente le afectó la parte motora del cerebro. El choque le fracturó ambas piernas, y le tuvieron que amputar una. Tuvo un espasmo en las cuerdas vocales. A mí se me partió la clavícula y el hombre, y me tuvieron que operar. Estábamos los dos en terapia intensiva”, agregó.
Candelario Huerta falleció en noviembre de 2014, debido a heridas que sostuvo en el accidente, pues nunca pudo recuperarse por completo.
“Estuve desde niña con él. No tenerlo al lado mío no es fácil. No me fui ningún momento de su lado, porque siempre ha sido el amor de mi vida y siempre va a serlo. Estoy desencantada de la vida por todo lo que ha pasado”, dijo Milagros.
Por otro lado, Rob Castillo, un atleta colombiano, entrenaba alrededor del área de Homestead. Su hijo, Rob Castillo, Jr. recibió una llamada de un amigo de su padre, quien le informó sobre el accidente.
“Pensamos que tal vez había sufrido alguna lesión. Todo el tiempo en el carro estuve hablando con mi madre sobre lo que pudo haberle pasado. Cuando llegamos, y vimos que los policías estaban cerrando las calles con cinta amarilla, tuve una mal presentimiento”, manifestó.
“Pensé que tal vez mi padre le había hecho algo a alguien más. Pero cuando llegué, y vi a su amigo llorando, fue como una escena de una película. Fue difícil. Fue una de esas pesadillas por las que no quieres que pase nadie, nunca”, anotó.
Castillo había sido arrollado por un joven de 23 años que, al salir ebrio de una discoteca, perdió control de su carro.
“Mi madre es la persona más fuerte que conozco. Ella nunca lloró al frente nuestro, porque mantenía su compostura. Pero yo todavía lloro. Estaba preocupado por ella, así que me convertí en el líder de la familia, y sentí que tenía que ser fuerte por ellos”, dijo Castillo, Jr.
“Cuando supe de MADD, hablé con ellos, y les conté de mi situación. A mi madre nunca le había gustado entrar a grupos, pero cuando fuimos, fue algo realmente hermoso, porque uno puede expresar su dolor. Todos hemos perdido a alguien por culpa de una persona irresponsable”, subrayó.
Más dolor
“Se me hace muy difícil hablar sobre Omar”, dijo Hilda Carrión, madre de un joven que falleció cuando una muchacha de 24 años, que conducía ebria y drogada, embistió su carro contra el del joven.
“Él iba a jugar pelota con sus amigos, como hacía todos los sábados. Fue un accidente muy fuerte porque su auto quedó completamente destruido. El choque hizo que el carro diera muchas vueltas y se diera de lleno contra un árbol. Cuando los amigos notaron que él no llegaba al parque, llamaron a su compañero de cuarto, y le preguntaron qué era lo que sucedía. Da la casualidad que había llegado un amigo a la casa de Omar, y dijo que había habido un accidente horrible afuera. Salieron y se dieron cuenta de que era el carro de Omar”, narró.
“Él tiene muchos amigos todavía en Miami. Mucha gente que lo quiere. Tenemos una beca en FIU a nombre de él, que nosotros donamos para la escuela de Estudios Asiáticos. Ahora la universidad le dará un homenaje póstumo por los logros que obtuvo en su corta vida”, contó.
Las familias Reyes, Huerta, Carrión y Castillo son sólo cuatro de las muchas que quedaron destrozadas por la irresponsabilidad de un conductor ebrio. Con los alarmantes números de accidentes, arrestos y fatalidades relacionados con el alcohol, que afrontan el condado Miami-Dade y la Florida, todos deberíamos cerrar filas combatir a este terrible problema. Es importante que todos tomemos conciencia de las vidas que un simple acto de insensatez podría arruinar.
Para obtener más información sobre las consecuencias de manejar bajo la influencia del alcohol, consulte el portal web de MADD en Madd.org, o llame a la oficina regional del sur de la Florida al 305 273 3744.
LEA TAMBIÉN: