MIAMI.- El día despuntaba mostrando un sol tímido detrás de un promontorio de nubes oscuras. Eran las 7:00 am y parecía que la noche se negara a perder su protagonismo en la siempre cálida y rumbera Miami Beach, localidad del sur de la Florida donde la gente poco duerme.
A las 8:30 am una larga caravana de vehículos salía desde el hotel Fontainebleau. Adelante, en una camioneta de color negro, se desplazaba el candidato demócrata a la Vicepresidencia, Tim Kaine. Atrás, a bordo de un bus confortable, un selecto grupo de periodistas soñolientos iniciaba la faena informativa del día. Los domingos la gente “normal” no trabaja.
Primera parada
Una decena de vehículos raudos recorrería más de la mitad del condado Miami-Dade, de este a oeste. El sol adquiría un brillo especial cuando, como guiada por una luz sobrenatural que rompía una muralla de nubes grisáceas, la comitiva llegaba a la iglesia Pneuma, en el sector de Kendall, donde unos 150 creyentes se congregaban para escuchar la palabra de Dios y, por unos minutos, al senador Kaine.
El pastor de la organización religiosa -Christian García- hablaría de vencer el temor con el poder del Espíritu Santo y actuando con amor hacia los demás. Kaine, fórmula de la candidata Hillary Clinton, invitaría a los asistentes al templo a registrarse para participar en las elecciones antes del 18 de octubre. "Todavía hay tiempo, no dejen de hacerlo", dijo.
El ambiente era celestial. Hombres y mujeres de fe escuchaban al senador de Virginia, hablando en perfecto español de su labor como misionero en Honduras y de sus creencias católicas. Los acordes tenues de un piano cristalizaban los ojos de los presentes. La ovación altisonante de los feligreses, al término del corto pero contundente discurso del político, probablemente se escuchó en el cielo.
A las 10:15 am las ruedas de los vehículos de la caravana otra vez desafiaban los límites de la velocidad en la autopista Turnpike. El director de medios hispanos de la campaña de Hillary Clinton en la Florida, Francisco Pelayo, daba pistas en relación a la próxima parada. La brújula marcaba hacia el norte.
Otra parada, una nueva bendición
A las 11:00 am los motores de los vehículos reposaban en la amplia zona de parqueo de otra iglesia de la ciudad de Sunrise, en el condado Broward. Otra gente de fe, otros rostros buscando la presencia de Dios. Kaine tenía una silla preparada en primera fila, buscando ser bendecido por Dios y con el voto de los presentes.
El ambiente en esta congregación era distinto. Primero: había mucha más gente. Segundo: en su gran mayoría eran personas de color. Kaine habló del pasaje bíblico del buen samaritano, de la compasión por el prójimo y dijo sentirse orgulloso de ser el compañero de fórmula de la exsecretaria de estado en su aspiración por la Casa Blanca.
El pastor Henry Jiménez, que lo único de hispano que tiene es el apellido, destacó la trayectoria del senador Kaine. La iglesia The Faith Center también engalanó al "honorable visitante" con un cerrado aplauso en medio de voces que bendecían su candidatura.
Después, una mujer que cantaba como los querubines hacía derramar lágrimas a muchos de los asistentes al servicio dominical de la megacongregación que inició en una cafetería con 11 personas y hoy reúne a más de 10.000 miembros. Cosas de Dios.
"Aleluya, aleluya, aleluya", se escuchaba por todos los rincones de la edificación. Kaine no paraba de aplaudir y se despidió en medio de personas que brincaban y gritaban instigadas por la voz de su guía espiritual.
Con el público
La siguiente parada del senador sería menos espiritual. Unos 50 comensales del restaurante Toojay's, en la ciudad de Plantation, tuvieron la oportunidad de hablar, cara a cara, con el carismático abogado de 58 años, que iba de mesa en mesa.
Era el momento de los abrazos, las bromas, los selfies. Kaine demostraba sus dotes de buen político en campaña, con una sonrisa contagiosa que hizo amena la hora del almuerzo a las personas que se declaraban sorprendidas al verlo en ese lugar.
El senador no esperaba nada gratis. Previamente los miembros de su comitiva habían ordenado el lunch, incluido el de los periodistas invitados a la correría. De un momento a otro, se acercó a la caja, sacó su cartera y canceló la cuenta. Aunque nadie más pensaba hacerlo, él tomó la delantera.
El frugal almuerzo sería en los vehículos. El domingo terminaba para el candidato lleno de bendiciones del cielo y buenos deseos de seres humanos de carne y hueso. Su vuelo saldría a las 2:00 pm rumbo a Washington y se cumplía otro rally en procura del voto hispanoamericano de la Florida, uno de los estados más decisivos en las elecciones presidenciales.