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MIAMI.- Con apenas 34 años a cuestas y la experiencia de trabajar para varios medios internacionales, Antoni Belchi habla sobre objetividad periodística, la era digital y el avance de la noticia falsa.
Procedente de España, Belchi llegó a Miami cuando tenía 22 años, y “medio perdido”, cómo confesó, puso en práctica sus conocimientos para ser un reportero multimedia, con grabadora, cámara fotográfica y otra para vídeos; que lo convirtió en poco tiempo en una de las figuras de la prensa más conocida en el ámbito cultural, social y político de Miami.
- ¿Qué es la objetividad de la noticia y el periodismo?
En mi opinión, la objetividad es tratar de realizar la descripción de unos hechos sin aportar valoraciones personales, ni información sesgada ni tampoco juicios de valor que puedan malinterpretar los hechos por interés del periodista. Siempre había creído en la objetividad periodística hasta que empecé primero de carrera en la Universidad Autónoma de Barcelona. Recuerdo a un profesor, Francesc Burguet, autor del libro Las trampas de los periodistas, que ponía de manifiesto su teoría de que la información emitida por un sujeto, en este caso un periodista, irremediablemente siempre tendría connotaciones subjetivas. De manera que es imposible que la información sea ciento por ciento objetiva. Es importante encontrar el balance en las fuentes. Por lo general, a mí me gusta buscar, por lo menos, cuatro fuentes diferentes siempre que elaboro una noticia.
-Hoy cualquiera que tenga acceso a las redes sociales puede emitir una opinión o compartir información, incluso información que no está comprobada y que crea peligrosos estados de opinión.
La aparición de las redes sociales puede llevar a un cambio de escenario. Cualquiera tiene acceso a las plataformas digitales y cualquiera puede elaborar informaciones falsas para persuadir a lectores. Se ha visto, como a través de las noticias falsas se han creado muchos bulos alrededor de la pandemia, de las vacunas o incluso en plena campaña electoral en Estados Unidos. Sin duda, el poder de penetración que tienen las redes sociales en la población tiene mayor impacto que lo que tenían los medios de comunicación convencionales. Eso llega a plantear un dilema. ¿Deben los gobiernos regular las redes sociales? ¿Hasta dónde llega la libertad de expresión, incluso para divulgar algo que se sabe que es falso? Son debates que, más pronto que temprano, deberán abordarse. En ese momento, los gobiernos deberán plantearse esos debates con la participación de corporaciones, entidades civiles y otros organismos para tratar de encontrar una salida lo más democrática y abierta posible.
-Dicen que el propósito principal del periodismo es proporcionar a los ciudadanos la información más veraz y oportuna que sea posible para tomar sus propias conclusiones y hacer valer sus derechos ante la sociedad.
Llevo más de 15 años dedicándome al periodismo, 10 en Estados Unidos y cinco en España. Desde siempre he pensado que los profesionales de la información tienen un compromiso por la información veraz y han de hacer todo lo posible para encontrar las informaciones de primera mano. Quizás mi experiencia en agencias de prensa, trabajando para importantes medios como EFE o AFP, me ha llevado siempre a tratar de conseguir las fuentes sin tener que citar a otros medios. Eso sí, siempre que se pueda. Nosotros, como periodistas, tenemos la función de ser meseros de la información, de llevar las noticias a la gente y que ellos puedan elaborar sus propios criterios sobre los hechos que nosotros hemos narrado.
-Tiempo de pandemia y discrepancias políticas, se impone la labor periodística.
Es importante que se subraye la importancia que tiene el periodismo, especialmente en momentos de crisis como el que estamos viviendo. Ahora, en plena pandemia y con la distribución de vacunas, es indispensable que el periodismo actúe de la forma más genuina: explicando los hechos y denunciando si hay prácticas irregulares en la gestión de esta crisis sanitaria. Por alguna razón, se dice que el “periodismo es el cuarto poder”. Y tienen mucha razón. El periodista está ahí para hacer las preguntas incómodas, averiguar el porqué de las cosas y trasladar esas informaciones al pueblo que es el que, al final del día, tomará sus propias conclusiones.
-A menudo leemos o escuchamos reportajes periodísticos en prensa, radio o televisión sobre sucesos que contienen opiniones o al menos las portan entre líneas. ¿Es eso objetividad?
Es imposible elaborar un texto sin incluir la propia subjetividad. Pero como he dicho antes, sí se puede producir informaciones cumpliendo con los más altos estándares de calidad periodística para tratar de evitar las valoraciones personales en esas informaciones. En el caso venezolano, por ejemplo, para unos Nicolás Maduro es el presidente ilegítimo, mientras que otros opinan que fue elegido por el pueblo. Para unos hay presos políticos y para otros simplemente son políticos que están en la cárcel por incumplir con la ley. Ese es un gran dilema para el periodista, escoja la opción que escoja estará incluyendo su parte personal. Lo ideal, en estos casos, es que las valoraciones las hagan las fuentes, los entrevistados.
- ¿Peligra la existencia de la prensa tradicional como fuente informativa?
Definitivamente, la prensa, tal y como la conocemos hoy en día, puede estar viviendo su última etapa de gloria. Los medios de comunicación han de conseguir crear comunidad, para que sean los propios lectores los que paguen por los contenidos y de esa manera se pueda financiar. Porque, lamentablemente, las inversiones de publicidad se están destinando a otros lugares y no a los medios de comunicación convencionales.