MIAMI.- Finalmente abrieron los restaurantes en Hialeah, una semana después del resto de negocios no esenciales de la ciudad y con 10 días de diferencia a la apertura de los locales de la mayoría de las ciudades de Miami-Dade, tras aparentemente sobrepasar lo peor de la pandemia de coronavirus.
DIARIO LAS AMERICAS visitó varios restaurantes de la municipalidad para conversar con los dueños sobre el impacto de la pandemia en sus negocios, teniendo en cuenta que solo en abril, en Miami-Dade, el desempleo ascendió un 11.9%, mientras en Florida se perdieron más de un millón de puestos de trabajo, y hoy se habla de cifras superiores al 20%.
Jorge Herrera, propietario de un pequeño restaurante de comida nicaragüense, llamado Fritanga Coquito, explicó que, durante el cierre por la pandemia, los ingresos de su negocio cayeron hasta el 30%. En estos dos meses solo podía ofrecer comida para llevar a un lugar, cuyo punto fuerte es que la clientela suele pasar un rato familiar, compartiendo entre paisanos", y ahora, dadas las medidas de distancia física no es posible.
A pesar de la escasa facturación, Herrera hizo un gran esfuerzo y mantuvo a todos sus empleados. “Se lo debía”, explicó. “Al comienzo de este proyecto, ellos me ayudaron mucho. Tenían largas jornadas de trabajo. Ahora me tocó a mí ayudarles, durante la crisis. Sabía que iba a perder mucho dinero y que me cargaría de deudas, pero no tuve corazón para despedirles”.
Reapertura
A pesar de la pandemia, los negocios de la ciudad estaban deseosos de reabrir. Las ventas eran mínimas y las deudas se incrementaban. Por eso han visto como un alivio la reapertura.
“La situación para el gremio es verdaderamente crítica. Las autoridades crearon un protocolo de reapertura bastante estricto que hay que cumplir. Y exigen determinados gastos en un período con pocos ingresos y muchas deudas. Incluso, los precios de la mayoría de los géneros que necesitamos han subido. Nosotros no podemos trasladar esas subidas a los clientes, porque sabemos que también lo están pasando mal. En fin, en vez de minimizar los gastos, en negocios que están practicante quebrados los hemos aumentado”, explicó Herrera.
“Abrir es una parte de la solución. El problema al que nos enfrentamos es que, si en una casa donde trabajaban cinco personas ahora trabajan dos y no hay suficiente comida en la mesa, no pueden salir a gastar como antes. Es menester estimular esos proyectos que pararon por la crisis para que regresen. La solución pasa por restaurar la economía. En EEUU hay 26 millones de parados, eso no es un secreto para nadie”, argumentó.
Saldremos de esta
Por otra parte, Omar González, dueño de la Giraldilla, uno de los restaurantes que opera dentro de la Casa de los Jugos de Hialeah, afirmó que ha perdido la mitad de sus empleados. “Como no podíamos atender a nadie en las mesas y todo el servicio era a través de una ventanilla, no pudimos mantener a todo el personal. En abril la facturación del restaurante fue solo el 15% de los ingresos que hacíamos antes de la pandemia”, sostuvo.
El empresario reconoció que solicitó las ayudas federal, estatal y municipal pero no recibió nada. “Solo me llegaron los $1.200 personales del paquete federal”.
Para pagar a los trabajadores, “nos hemos endeudado, pero ahora estamos tratando de salir a flote de la mejor forma que podemos”, dijo cargado de optimismo.
A la pregunta de si ha recibido algún tipo de apoyo de las autoridades locales, respondió: “Durante la preparación para la reapertura del 27 de mayo, nos visitaron empleados de la Ciudad y nos explicaron las nuevas exigencias”.
Según González, lo importante es que han reabierto y “vamos a brindar el mejor servicio, como en estos últimos ocho años. Y aunque nuestros proveedores nos han subido el precio de las carnes, nosotros no lo vamos a hacer con nuestros clientes. Así es Hialeah”, concluyó.
“La prioridad es que los negocios abran con seguridad. Les vamos apoyar en todo, dándoles las facilidades para que puedan volver al mercado lo mejor posible", puntualizó Carlos Hernández, alcalde de Hialeah.
Luego añadió: "Estamos abriendo, pero sabemos que muchos de ellos están en una situación muy delicada. La crisis los ha llevado prácticamente a sobrevivir. Por ello, estamos permitiendo que saquen terrazas en aquellas áreas que sean seguras para los clientes. No tienen que pedir ninguna autorización de la ciudad. La idea es tengan más opciones para gestionar sus negocios”.
Y concluyó: “Vamos a seguir apoyando a los pequeños negocios de Hialeah como hemos hecho hasta ahora, buscando dinero federal para aliviar el pago de los alquileres”.
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