domingo 1  de  septiembre 2024
PERIODISTA COLOMBIANO

La doctrina del terror

MIAMI.- La gente se escandaliza y condena cuando los terroristas degüellan a los que los musulmanes llaman “infieles”, que sin lugar a dudas es un acto atroz, pero guardan silencio cuando en Guantánamo, Cuba, los Estados Unidos tienen una prisión donde se practican despreciables formas de tortura

Por RAÚL BENOIT

MIAMI.- @RaulBenoit

Lo asombroso no es que se haya revelado un secreto a voces. Lo que indigna es el silencio que por años mantuvieron los denominados gobiernos democráticos y sus dirigentes, algunos más preocupados por perder la visa para visitar al ratón Mickey que por denunciar la verdad. Otros porque les importa un bledo.

La indignación que me embarga es que, tras 5 años de investigaciones del Comité de Inteligencia del Senado de los Estados Unidos, reveló hace poco como primicia noticiosa, las brutales técnicas de torturas aplicadas a los sospechosos de pertenecer a Al Qaeda, quienes están detenidos (otros lo estuvieron por años), en prisiones prácticamente ilegales, sin derecho a ser juzgados en una corte penal internacional.

Esta historia de horror comenzó después del ataque a las Torres Gemelas en Nueva York en septiembre de 2001.

También reveló el comité senatorial, como gran descubrimiento, que el sistema de tortura, prohibido por la octava enmienda de la Constitución de este país, no logró detener el terrorismo. ¡Oh sorpresa! Asimismo se supo que muchos de los detenidos por años resultaron inocentes.

La indiferencia de la sociedad ante lo evidente, del uso de la tortura y la humillación humana para sacar información a la fuerza, es vergonzosa.

Hay doble moral: la gente se escandaliza y condena cuando los terroristas degüellan a los que los musulmanes llaman “infieles”, que sin lugar a dudas es un acto atroz, pero guardan silencio cuando en Guantánamo, Cuba, los Estados Unidos tienen una prisión donde se practican despreciables formas de tortura, el ahogamiento simulado o “submarino”, inyecciones de comida por vía rectal, privación del sueño, amenazas sexuales con palos y hasta simulacros de ejecución.

En muchos casos, la deliberada falta de contacto humano de los presos les provocó locura, paranoia, alucinaciones y autolesiones. Tiene que ser uno muy malvado e inhumano para hacerle esto a otro ser, aunque sea el peor del mundo.

Recuerdo una entrevista que le hice al pintor y escultor Fernando Botero en 2008, donde me reveló que, asqueado por las atrocidades de la prisión de Abu Ghraib, resolvió desahogar su rabia pintando una serie de cuadros basados en los actos humillantes a los prisioneros, infringidos por soldados estadounidenses. (You Tube: Raúl Benoit entrevista al pintor Fernando Botero).

Usar métodos de terror y degradación para lograr confesiones (a veces imposible de obtener porque eran inocentes), fue un error de los estadounidenses, quienes debieron dar ejemplo. No quiero que malinterpreten mi opinión. No favorezco al terrorismo, pero los países occidentales, que dicen respetar los Derechos Humanos y que condenan la violación de estos derechos fundamentales, no pueden caer en la misma bajeza de los terroristas.

Por otra parte, no es un secreto que la CIA y mercenarios al servicio del gobierno americano, fomentaron comandos que les llamaron de “operaciones especiales” y adiestraron a altos oficiales en la terrorífica Escuela de las Américas, quienes transfirieron su aprendizaje letal a soldados seleccionado para tal fin, en cuarteles militares de Latinoamérica y los cuales funcionan y funcionaban desde mediados de la década de los sesentas.

En Prohibido decir toda la verdad (Amazon), mi libro boicoteado y censurado en Colombia, doy nombres y detalles de cómo funcionaba esa compleja doctrina del terror.

Que no venga con el cuento el director de la CIA, John Brennan, diciendo que, después del 9-11, la Central de Inteligencia de los Estados Unidos “no estaba preparada” para poner en marcha un programa de detenciones e interrogatorios. Ellos son los maestros de la tortura e hicieron el trabajo que saben hacer. Además, es cínico que diga que “las técnicas de interrogatorio eran legales”. Valga subrayar, que fueron hechas en el gobierno de George Bush, no en el de Barack Obama.

Sé que es ingenuo e inútil, pero tengo que repetirlo: Los gobiernos, con su policía y su ejército, no pueden actuar igual o peor que los delincuentes porque de esa forma se vuelven más peligrosos que los criminales, porque representan el Estado.

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar