La recaptura de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el viernes, no sólo se convirtió en titular de los principales diarios del mundo, sino que significó el cierre de una etapa que enturbiaba de alguna manera el desempeño de las autoridades mexicanas, a quienes el reconocido narcotraficante se les había escapado por segunda vez.
El hecho sorprendió por inesperado. La propia Armada de México detalló que en una acción de respuesta a una denuncia ciudadana que señalaba la presencia de hombres armados en un domicilio, fueron agredidos con disparos de armas de fuego desde el interior de la vivienda. El saldo: cinco agresores perdieron la vida, un soldado fue herido y seis personas fueron detenidas.
Definitivamente “El Chapo” cayó en esa redada. Aunque las primeras notas de prensa indicaban cautelosamente que las autoridades estaban cotejando información genética y fotográfica para corroborar al 100 por ciento que se trataba del buscado narcotraficante, la imagen de Guzmán Loera con las esposas en sus manos y sentado dentro de un auto con cara de frustración, recorrieron el mundo.
Ahora la polémica se centra en el futuro del narcotraficante. La DEA se declaró extremadamente satisfecha con el anuncio de la captura y felicitó al Gobierno mexicano por la operación. El senador republicano Marco Rubio pidió al presidente Barack Obama que solicite de manera inmediata la extradición a EEUU del notorio narco.
“No sólo está perseguido por delitos graves en Estados Unidos, sino que nosotros tenemos la capacidad para llevarlo ante la justicia”, y teniendo en cuenta que “ya se escapó de una prisión mexicana dos veces, no podemos desperdiciar esta tercera oportunidad”, afirmó Rubio.