Me parece maravilloso que las autoridades en Estados Unidos estén considerando revisar las cuentas de redes sociales de quienes solicitan una visa para entrar al país ya sea como turista, estudiante o para un permiso de trabajo. En algunos de estos mensajes, potenciales agresores podrían revelar palabras o frases que disparen las alarmas y pongan a las autoridades en acción para evitar masacres.
Actualmente, el pedir los datos de usuario en redes sociales es requisito en el formulario que deben llenar los ciudadanos de la Comunidad Europea cuando piden permiso para entrar a territorio de Estados Unidos. El documento, conocido como ESTA, indica como “opcional”, el revelar el nombre de usuario en las redes.
Aunque el riesgo puede estar tanto en adultos como en jóvenes, son ellos quienes con más frecuencia hacen de las redes sociales una parte indiscutible de su día. De hecho creo no equivocarme al decir que, antes de decir “buenos días” tras levantarse, extienden la mano para ver si en sus dispositivos móviles les aguarda algún mensaje.
Algunos dudan que sea correcto pedir los datos del usuario en redes sociales bajo el argumento de que es una “violación a la privacidad”, pero hay que reconocer que el riesgo existe y que ninguna precaución está de más si logramos impedir incidentes como el doble atentado en el aeropuerto de Turquía, los ataques en París o en el aeropuerto de Bruselas.
Tristemente el terrorismo ha logrado sembrar miedo en el mundo debido probablemente a lo poco que hemos mirado los pequeños detalles. Además hagamos memoria, los autores de la masacre en San Bernardino, California a finales de 2015, habían escrito en Facebook mensajes que hubiesen podido alertar a las autoridades sobre su intención
En cualquier red social hay usuarios con problemas emocionales y psicológicos. Y basta uno que interprete de manera equivocada un mensaje, quien dimensione de más el contenido de algún video o que no sepa interpretar un tweet, para detonar a un potencial agresor.
El acceso fácil que algunos tienen a redes sociales, internet, youtube y otros medios de comunicación, puede ser la vía para que quienes carecen de estabilidad emocional, valores sólidos, una guía familiar saludable e ideas claras, inicien agresiones sin sentido. Además, el fanatismo ha hecho presas a muchos jóvenes que dentro de su inmadurez podrían desarrollar pensamientos agresivos y de odio hacia culturas de occidente, escudados en una errónea interpretación de los conceptos de su religión o ideología politica.
Tengamos presente que grupos radicales y sus militantes también tienen cuentas en Twiter, Facebook e Instagram. En ellas difunden conceptos e imágenes que pueden alcanzar a millones en todo el mundo. En ninguna parte queremos más incidentes como el ataque al periódico satírico francés Charlie Ebdo, el fuego indiscriminado que abrieron militantes radicales contra asistentes a un concierto en París o como la masacre en el Centro Nocturno Pulse en Orlando.
La forma en la que utilizamos el lenguaje dice mucho de nuestra persona. En lo que decimos y escribimos proyectamos nuestras ideas. No en balde en algunos centros de trabajo en Estados Unidos ya es requisito proporcionar el nombre de usuario en redes sociales cuando se solicita un empleo. En otras el monitoreo de las redes sociales por parte de nuestro empleador es “opcional” pero creo que siempre debería ser preferido.
“A mí que me revisen”. No tendría inconveniente.
@LuciaCNavarro
www.lucianavarro.com