sábado 9  de  noviembre 2024
RAQUEL REGALADO

Matanza en nuestras calles

El propósito fundamental del Gobierno es asegurar la seguridad de sus residentes, crear y hacer cumplir las leyes que protegen al público, y asegurar que aquellos que violan la ley rindan cuentas

Por EDUCACIÓN AL DÍA

La escena de los memoriales improvisados ​en la acera, con velas y osos de peluche, globos, juguetes y notas escritas a mano, se ha convertido en algo común.

Estos lugares, donde niños han sido asesinados, están comenzando a manchar nuestro paisaje diario. También es demasiado común ver a las madres llorando en la calle, exigiendo justicia para sus hijos.

El propósito fundamental del Gobierno es asegurar la seguridad de sus residentes, crear y hacer cumplir las leyes que protegen al público, y asegurar que aquellos que violan la ley rindan cuentas. Todo lo demás viene después.

Como madre y como miembro de la junta escolar, sé la importancia de la responsabilidad y su papel fundamental en la definición del carácter. Del mismo modo, como abogada sé que nada motiva como tener que rendir cuentas. No hay un concepto más comprendido universalmente que el de la causa y efecto, ni mejor maestro que las consecuencias.

Y, sin embargo, cuando hablamos del aumento de los crímenes violentos y los más de 60 menores de edad escolar que han sido víctimas de la violencia de las armas en el último año, tiramos el sentido común por la ventana.

Este fin de semana, mientras estábamos en la escena donde fue baleado King Carter, de 6 años de edad, se demandó poner fin a la violencia y rogamos a la comunidad que nos diera información acerca de los asesinos que dispararon.

Por desgracia, los ruegos desesperados y sin consuelo de los padres del joven King los hemos escuchado antes. Igual de triste son los innumerables padres y miembros de familias que hablaron acerca de sus propios hijos asesinados, reviviendo su agonía con el tiroteo que mató a King.

La semana pasada, La'Nard Wilcher, un menor de 16 años de edad, permaneció durante 12 horas en las vías del tren antes de que su cuerpo fuese descubierto.

Antes de eso, Eddie Harris, de 18 años, recibió un disparo en la calle a plena luz del día.

Hace semanas, Amiere Castro, 7 años, murió al igual que King Carter, por causa de una bala perdida en estos tiroteos que ahora son casi a diario.

Como líderes podemos pedir información anónima y programas para los niños en situación de riesgo, lo hacemos y lo seguiremos haciendo. Por eso la semana pasada estábamos en Tallahassee apoyando la propuesta de ley SB1314, la cual proporciona protección a las personas que den información a la Policía.

Pero mientras esperamos ayuda de Tallahassee, tenemos que tomar acción. Todos sabemos que una cantidad mayor de policías y la reinstitución de la unidad antipandilla, que se eliminó hace dos años, detendrán la sangre que se derrama en nuestras calles.

Todos sabemos que los recortes en el Departamento de Policía de Miami-Dade han dado lugar a la falta de vigilancia y patrullaje proactivo en algunos de nuestros barrios más problemáticos. La unidad que se dedica a las pandillas ha sido totalmente desmantelada. Una unidad encubierta antirrobos ha sido cerrada.

Causa y efecto. Se cosecha lo que se siembra.

Hay quien no quiere decir que la violencia se ha incrementado, algunos que quieren tapar el sol con un dedo y pretenden que lo que vemos en las noticias todos los días no tiene nada que ver con ellos. Pero eso es cobardía desfasada de liderazgo.  

La única manera de frenar la violencia que atenta contra la vida de nuestros jóvenes todas las semanas, la única manera de restablecer la confianza y tranquilidad del pueblo, la única manera de detener esta locura es volver a reconocer que la primera prioridad del Condado de Miami-Dade es la seguridad pública.

Es demasiado tarde para King Carter, Eddie Harris y Amiere Castro.

Hoy les pido ayuda, vamos a dejar de añadir nombres a la lista de jóvenes asesinados. Vamos a exigir que se acabe la violencia, que se apliquen las consecuencias para los criminales y a nuestros representantes electos, cuyas decisiones nos han llevado a esta matanza en nuestras calles. 

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